ejercicios


En este capítulo, el foco de nuestra atención será el párrafo, y, por tanto, nos centraremos en las operaciones implicadas en su construcción.

Los párrafos se consideran unidades significativas dentro del escrito. Reconocerlos no entraña dificultad alguna, pues de inician con letra mayúscula y terminan con punto y aparte.

Los escritores usan el párrafo para ayudar al lector a captar las ideas y su organización. Un nuevo párrafo indica que algo ha terminado y otra cosa está comenzando: viene una nueva idea, se pasa de una generalización a los ejemplos, del cuerpo de un ensayo a la conclusión, se ha cambiado de escenario, hay un cambio en la perspectiva temporal, se introduce un nuevo enfoque.

Los párrafos cumplen diversas funciones: hay párrafos que introducen, otros ayudan a conectar una parte del escrito con otra, hay párrafos que concluyen. Pero su función esencial y más común es servir de soporte para desarrollar las ideas principales del texto.

Suele pensarse que, por constituir una unidad significativa, cada párrafo debería contener sólo una idea principal ("un párrafo para cada idea y una idea en cada párrafo"). Cuando ello ocurre, existe coincidencia entre la organización subyacente y la estructuración de superficie.

Muchos párrafos se ajustan a esta norma. Pero existen también numerosas excepciones: un párrafo con dos ideas principales, un párrafo de transición sin idea principal, un párrafo que enuncia una idea principal seguido de un párrafo que la ilustra con ejemplos, una serie de párrafos cortos que expresan en conjunto una sola idea, etc. En verdad, es el escritor quien decide qué estructura dar a los párrafos de acuerdo con sus objetivos, la importancia relativa que asigne a determinados contenidos, el tipo de lector a quien se dirige, etc.

En cuanto a la extensión, los párrafos pueden ser muy variables: los hay brevísimos, formados por una oración; muy extensos, que abarcan varias páginas; los hay formados por dos, tres, cuatro, etc. El criterio principal para la separación en párrafos suele ser el de una mayor claridad expositiva; pero tiene sentido pensar también en un criterio visual, que aconseja no utilizar párrafos muy breves (menos de 5 líneas) ni párrafos muy extensos (más de 25 líneas), o un criterio basado en el interés del lector o, que aconseja -por ejemplo- párrafos más cortos en textos de contenido árido, como son los manuales de estudio, o párrafos más largos en los textos narrativos, que suelen captar y mantener la atención con mayor facilidad.

No todas las ideas contenidas en un texto tienen el mismo grado de importancia. Cualquier lector, si se empeña en ello, puede darse cuenta que hay ideas más relevantes que otras.

En el ámbito pedagógico se habla de ideas principales, de ideas subordinadas o secundarias y de detalles para referirse a la distinta jerarquía que se les otorga a las ideas en el texto.

La idea principal o superordinada es la de más alta jerarquía textual: aporta la información que quien escribe considera fundamental o importante con respecto a un tema determinado. Puede explicitarse mediante una oración, la llamada oración temática o requerir ser inferida, pues se halla implícita.

Las ideas secundarias o subordinadas son las encargadas de desarrollar la idea principal. Pueden, en este sentido, cumplir muy diversas funciones. Por ejemplo:

Los detalles introducen información que se considera de menor importancia.

Examinemos ahora un par de párrafos y veamos, a modo de ilustración, cómo se jerarquiza la información y cómo se desarrolla la idea principal.

(1) El luto en las diferentes culturas

En las diversas culturas el luto se representa con distintos colores: en América y Europa se le asocia con el negro; en China se identifica con el blanco, pues esto indica felicidad y prosperidad en la próxima vida; los gitanos se enlutan de rojo para simbolizar vida física y energía , negando así la muerte; los musulmanes van de blanco a los funerales, pues piensan que quienes fueron buenos en vida toman la forma de aves blancas.


(2) Atracción amorosa

Resulta difícil explicar que la atracción mutua entre un hombre y una mujer, algo que parece tan natural e íntimo, sea debido a un fenómeno químico. Es como reprobar el romanticismo de un plumazo. Lo cierto es que cuando por ejemplo una pareja experimenta un flechazo, dos hormonas, los andrógenos masculinos y los estrógenos femeninos, han entrado en acción. Sustancias químicas en definitiva. Sin ellas los pensamientos amorosos y las fantasías sexuales no tendrían color ni sabor.

La escritura de un texto extenso -informe, monografía, artículo, relato- constituye una tarea compleja que requiere el dominio de una serie de habilidades textuales y discursivas. Ser capaz de construir un párrafo es una de estas habilidades.

Como un medio de prepararte para enfrentar luego tareas de mayor complejidad, te proponemos aquí varios ejercicios que te ayudarán a tomar conciencia y familiarizarte con las operaciones implicadas en la construcción de un párrafo, esto es, la operación de especificación por medio de la cual se genera y selecciona información para desarrollar el tema y la operación de organización, que apunta a conectar y ordenar la información de modo coherente. La información que te hemos proporcionado acerca de la estructura de los párrafos te será de ayuda.