Confesiones
de Escritores Escritores Latinoamericanos Los reportajes de The Paris Review El Ateneo, 1996, Buenos Aires |
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La idea es conocer algo más sobre Literatura. Sólo eso. Ingresar con un palmo de narices al mundo de las ideas, de las letras, de la belleza del lenguaje. Los entrevistados son todos latinoamericanos y la calidad de ellos es variable. Me refiero a que en ningún caso es posible comparar a un Cabrera Infante con un Borges. O a un García Márquez con un Puig. Quizás en este libro sea posible darse cuenta de cierto rasgo peculiar, que llega a ser interesante en la construcción de un canon para la distinción entre un escritor bueno y uno excelente o genial. Y es lo siguiente: las entrevistas más deliciosas, interesantes y profundas son (extrañamente) las realizadas a los escritores cuya obra es más deliciosa, interesante y profunda, es decir, Borges, Cortázar, Neruda, García Márquez y Fuentes.
La primera entrevista está hecha al autor de La invención de Morel, Bioy Casares, el inseparable amigo de Borges. En mi opinión, es poco lo verdaderamente rescatable de ella, apenas algún recuerdo de sus primeros años de vida (que parece sacado del primer tomo de En Busca del Tiempo Perdido) o el afán que tenía junto a su amigo por las películas de gángsters y las novelas policiales en las cuales incursionaron escribiendo ambos bajo el nombre de Bustos Domeq.
La entrevista a Borges es lejos la mejor. Llego a preguntarme hasta dónde un periodista tiene el control para hacer brillar a su entrevistado o si éste, en virtud de su propia locuacidad y conocimiento, le conduce de alguna manera misteriosa hacia otros horizontes abriendo nuevas e insospechadas rutas a lo largo de la conversación. Borges, como mero dato accesorio, menciona una larga nómina de autores para ir enriqueciendo la charla, pero sin la jactancia del erudito sino con la convicción y cordialidad de querer ser bien entendido. Entre los más de treinta autores citados por el autor de Ficciones recordaré a Wilde, Dickens, Bernard Shaw, De Quincey, Twain, Kafka, Chesterton, Stevenson, James, Swift y T.S. Eliot, entre otros. Claramente, es apreciable su afición a la literatura inglesa. No hay que desconocer, eso sí, que puede hablar sobre otros hombres de la Literatura con una audacia y amplitud de mente impresionante. Por ejemplo, señala que "en el caso de Kafka, sabemos muy poco. Sólo sabemos que estaba muy insatisfecho con su propia obra. Por supuesto, cuando le dijo a su amigo Max Brod que quería que sus manuscritos fueran quemados, como lo hizo Virgilio, sabía que su amigo no lo haría. Si un hombre quiere destruir su propia obra, la arroja al fuego, y eso es todo". Con respecto a su propia obra, el escritor argentino se explaya confiadamente, habla sobre la elección del nombre de los personajes, el uso de la metáfora, su método de trabajo, sus anécdotas, los barrios de Buenos Aires, cómo llegó a escribir cuentos luego de cierto accidente, etc. Aparte de un gran escritor, Borges, deja la sensación de haber sido un gran conversador. Por último, quisiera citar una frase suya refiriéndose a aquella interrogante tan manoseada en torno al oficio de la escritura y que es ¿por qué escribe?: Borges responde: "Si no escribo siento... bien, una especie de remordimiento, ¿no?"
Cabrera Infante, el tercero de la nómina, es mucho más interesante que Bioy Casares. Acaso por su profundo conocimiento de los humoristas ingleses, de lo cómico y de la parodia, tema en el que se extiende como si nadara plácidamente en una piscina. El problema surge cuando el periodista indaga con exceso sobre la política y el cine. Esto, no sólo ocurre con este escritor cubano, sino también, lamentablemente, con García Márquez, Puig y Fuentes.
En el caso de Cortázar el asunto nuevamente vuela un poco más alto. Es posible ahondar acerca de sus opiniones sobre el cuento y la técnica; lo vemos, por ejemplo, hablando muy bien de Poe: "sé que tiene aspectos que han envejecido mucho -señala -, aspectos exagerados, pero eso no significa nada comparado con su genio". El autor de Todos los Fuegos el Fuego explica también cómo nace la idea de sus cuentos -su origen primigenio y apremiante-, cómo los personajes adquieren vida propia a lo largo de las páginas, aseverando sobre éstos: "nunca sé lo que van a decir cuando estoy escribiendo un diálogo. Realmente es cosa de ellos. Yo simplemente mecanografío lo que ellos dicen". Sobre los cuentos en sí, afirma que el relato ya está hecho en alguna parte dentro de él, cosa que instantáneamente recuerda lo dicho por Donoso alguna vez sobre que los textos pareciera que estuvieran en el mismísimo ADN (por supuesto, una metáfora). Julio Cortázar es, digámoslo de una vez, uno de los grandes cuentistas de este siglo, y, sin duda, su afición al jazz, su viaje a París tras el golpe militar en Argentina, resultan interesantes en la medida de cómo afectaron el desarrollo de su obra. Ahora bien, en el caso de la literatura, sabemos que Cortázar la consideraba un juego, "pero un juego en que uno puede jugarse la vida. Se puede hacer cualquier cosa, todo, por ese juego".
Otra de las pláticas interesantes es aquella con el mexicano Carlos Fuentes, autor de La Muerte de Artemio Cruz y Cambio de Piel, cuya influencia de Joyce y Faulkner se hace evidente en el transcurso de sus páginas. Fuentes es acaso el escritor mexicano más grande de los últimos tiempos y resulta, por eso, enriquecedor conocer algo más de sus opiniones. En este sentido, la forma en que diferencia a escritores norteamericanos y latinoamericanos se hace decidora: "los últimos deben cargar con exigencias sociales", señala tajante y en seguida rememora una frase de Neruda: "los escritores latinoamericanos llevan a la rastra un cuerpo pesado, el cuerpo de su pueblo, de su pasado, de su historia nacional". Sobre la Literatura afirma que no "puede contentarse con ser una máscara o un espejo de la realidad. Creo que la Literatura crea la realidad o no es literatura". Por supuesto, todo esto entra en el plano de la discusión. Un botón para muestra: leer El Novelista y sus Personajes de Mauriac.
Del creador de Cien Años de Soledad, diré sólo un par de cosas, pues creo que la entrevista no fue todo lo buena que podría haber sido. En primer lugar, diré que nuevamente abunda sobre el tema del cine. No afirmo que no sea interesante, pero va más allá de lo que al oficio de escritor atañe, a mi entender. Una causa de este exceso (si es que se me permite llamarlo así) es que las entrevistas fueron casi en su totalidad hechas por norteamericanos y ha sido una constante que los escritores de Estados Unidos se interesen por el cine de alguna u otra forma, ahí tenemos a Faulkner y Hemingway, por nombrar dos casos destacados. Pero, bien, en lo que respecta a García Márquez me quedaré con el gran papel que le confiere a la disciplina para la consecución de un libro que valga la pena y, en segundo término, la siguiente cita: "cualquiera puede escribir cualquier cosa, siempre que sea creíble".
Brevemente, me extenderé sobre las últimas cuatro entrevistas. La de Neruda se realizó justo antes de que Neruda renunciara a la carrera presidencial a favor de Allende, en ella se menciona su viaje a la India, su actividad política y, obviamente, la Literatura. Sobre sus diferencias de opinión con Borges, señala: "Si él piensa como un dinosaurio, eso no tiene nada que ver con mis ideas. Él no comprende nada de lo que está ocurriendo en el mundo contemporáneo, y cree que yo tampoco comprendo. Por lo tanto, estamos de acuerdo". Y, sin embargo, es capaz de reconocer su genialidad como escritor: "Antes de Borges, teníamos muy pocos escritores que pudieran soportar una comparación con los escritores europeos".
La entrevista al autor de La Ciudad y Los Perros es relativamente pobre. Política y literatura, aparte de la mención de una anécdota velada sobre una pelea con García Márquez, rigen la escena. Nada más.
Sobre Octavio Paz, poco tengo que decir. Quizá convenga sólo citarlo: "Escribir es una maldición y una bendición", dice el Nóbel mexicano.
De Puig, mucho cine nuevamente. Creo que se pudo haber hecho algo mejor.
En resumen, un libro que puede dar luces nuevas, sobre todo para quien desee conocer las secretas actividades y pensamientos que hay detrás de las obras de estos escritores, algunos buenos y otros excelentes.
Horacio Salgado Fernández
Psicología 1999
Crítica realizada gracias al aporte bibliográfico de la Editorial Andrés Bello.
©1999Difusión