Poemas de Marie Uguay

La gran ciudad metamorfosis se lanza esbelta
en la blancura yerta del invierno
o de sus rascacielos de vidrios magos
(Detrás de una ventana el respaldo relajado
de una silla de mimbre
evoca el trenzado feliz
de algún viaje a un país soleado)

sobre lo negro el abedul es una seña amorosa
un rio dividible y la espera
su blancura parece hendir una noche lúcida

De todos esos días y todas esas noches enfermas
no guardé el acoso de mi amor
no guardé sino esta monótona destrucción del cielo
sino el lento ahogarse de mis sentidos
Ya no reconozco mi cuerpo
He entrado a un universo torpe
habitada sólo por la trepidación de las calles

Existe sin embargo manzanas y naranjas
Cezanne que contenía en un sola mano
toda la fecunda amplitud de la tierra
el bello vigor de las frutas
no conozco todas las frutas de memoria
ni el calor benévolo de las frutas sobre
una sábana blanca

Pero algunos hospitales ya no dan abasto
algunas fábricas ya no dan abasto
una colas esperando en la heleda ya no dan abasto
unas playas convertidas en cienagas ya no dan abasto

Conocí gente que sufría hasta perder el aliento
tardan años en morir
mientras escuchan la voz de un violín o la de un
cuervo
o la de los arces en abril

Ya no acaban de alcanzar ríos que les corren dentro
que desfilan acarreando bancos de hielo
jirones de estaciones tantos sueños tienen

Pero las barreras las antecámaras ya no
tienen fin


Las torturas los cánceres ya no tienen fín
los hombres que luchan en las minas
en las cepas de su pueblo
que fusilan a quemarropa saltando de
furor
se dilatan
soñando color de naranja

Mujeres que una y otra vez cosen
hombres
y hombres que una y otra vez se sirven un trago

Sn embargo pese a las arrugas multiplicadas del mundo
pese a los exilios multiplicados
las heridas repetidas
en el cegarse de las piedras
tomo aún, preso en la trampa, el sonido de las olas
la paz de las naranjas

Suavemente Cezanne se reclama del sufirmiento de
suelo de su construcción
y todo el verano dinámico viene a maravillarme
viene suave perdidamente para heredarme sus
frutos

La ventana como la pantalla
donde existencias pasan
bajo la gestación de las nieves
o la reverberación del adormecimiento


Lienzo sin fondo de los chubascos
la ventana se calcó al revés de tu rostro
Tendida
es un aceite un dibujo una película
geometría de llanuras y temperatura
jardín
Vitrina
Todo el universo se quedó del otro lado de la mirada
La ventana atravesada
la pupila se olvida
esquirlas y quebraduras
nos hemos adentrado en la materia
en el azogue meollo del asunto
en la historia


Hemos probado al fin las cosas y los rostros.