Titulo: Algunos hitos de la Filosofia Colonial Chilena y Brasileña:
Un análisis comparativo de su trayectoria entre los siglos XVI
al XIX.
Autor :Alejandro Villalobos Claveria Publicado en: Cuadernos de Filosofia. vol 16 pags.313 -330, 1998. Facultad de Humanidades y Artes, Universidade de Concepción, Chile. |
ALGUNOS HITOS DE LA FILOSOFIA COLONIAL CHILENA Y BRASILEÑA:
Un análisis comparativo de su trayectoria entre los siglos XVI
al XIX.
(Versión Completa)
Tanto Chile como Brasil, reciben la herencia
colonizadora de los paises ibéricos, principalmente a través
de la tradicción cristiana católica y sus diferentes ordenes
religiosas que evangelizan los nativos y primeros habitantes de estas naciones.
En ambos casos, la tendencia filosófica predominante es de naturaleza
escolástica - tomista, sin embargo, su desarrollo posterior es diferente
en cada país. En Chile, al igual que los otros países de
habla castellana, se constituye una conciencia del hombre y de la sociedad
orientada por la tradicción filosófica occidental católica;
en cambio, en el Brasil con la expulsión de la Compañia de
Jesús esa labor no es concluida.
LA FILOSOFIA EN EL PERIODO COLONIAL:
Primer período de la Historia de la Filosofia
Para revisar la trayectoria de la actividad filosófica en ambos países, se ha establecido un criterio clasificatorio provisorio para este estudio. Este criterio de naturaleza temporal considera tres períodos principales de una historia de filosofia: el primero referido a la época colonial, el segundo, vinculado al proceso de independencia y formación de cada república, y por último, el tercero preocupado de caracterizar la época actual del quehacer filosófico en cada pais.
Por ahora, este análisis se refiere
a los dos primeros períodos ya citados de la historia de la filosofia
de cada pais, ya que, de algún modo, reflejan su herencia colonial
y su estrecha relación con la tradicción filosófica
occidental.
LA FILOSOFIA EN CHILE: “Escolástica de Indias”.
El comienzo del filosofar chileno se debe buscar en los grupos de raigambre europea que fueron poblando, poco a poco, un país de múltiples climas y de pocos habitantes. No existen antecedentes que los indígenas llegaron a desarrollar algún sistema filosófico, sino sólo una cosmologia y una mitologia a modo de explicación pre-filosófica de la realidad existencial de este hombre precolombino.
Tal vez, algunos elementos de la mentalidad indígena pueden haberse incorporando al ánimo de los primeros pensadores chilenos, sin embargo, la inspiración predominante procede del pensamiento occidental - cristiano - europeo. Esta situación permite llamar a este período de “Escolástica de Indias”, considerando el predominio que tuvo la escolástica desarrollada desde las Indias -América- por descendientes de indios.
En los primeros tiempos, la inspiración del cristianismo -en su afán evangelizador- “impone” su verdad al habitante indígena. Más aún, los primeros que llegan a Chile trayendo algún elemento filosófico son los religiosos españoles que pretenden preparar nuevos sacerdotes; es decir, solo tienen acceso a la Filosofia, las personas que buscan el camino religioso.
Las ordenes religiosas que desarrollaron alguna tarea filosófica, y también educativa, fueron: los dominicos, los franciscanos, los jesuitas, los agustinos y los mercedarios. En ocasiones, cada Orden tuvo sus propios lugares -colegios o universidades- en los cuales enseñaba, sus profesores y sus propios textos con su particular énfasis filosófico.
Un impulso importante para el desarrollo de la Filosofia en Chile fue la inauguración de la Universidad de San Felipe (1738), primera institución de educación superior chilena, que comenzó a impartir cursos en 1758. Antes de esta fecha, solo existia una filosofia administrada y orientada por el Clero, que divulgava una postura teológica - escolástica para la sociedad de esa época.
Hacia 1595, los primeros cursos de Filosofia dados en el país fueron dictados por las órdenes religiosas, principalmente por las congregaciones de Santo Domingo y la Compañia de Jesús. Su enseñanza se limitaba a la escolástica (ratio studiorum) y la filosofia de Aristóteles, con una finalidad pedagógica esencial: educar al futuro religioso. No era posible estudiar otras lineas de pensamiento, como la filosofia cartesiana, la nueva lógica de Bacon o los primeros filósofos modernos.
Dentro de este contexto, las obras filosóficas del tiempo colonial tienen una naturaleza aristótelica - tomista y claramente asumen una finalidad educativa -pedagógica. Tal vez, sea interesante decir que el autor filosófico más importante de este período fue Alfonso Briseño Arias (1587-1668), sacerdote franciscano, nacido en Santiago (Chile) y muerto en Caracas (Venezuela). Su obra más importante en 2 volúmenes, publicada en España en 1642, reune sus Controversias a las sentencias de Juan Duns Escoto.
Briseño ha sido considerado como
unos de los más relevantes expositores de la escuela escotista -
también fue conocido como el “Segundo Escoto” - y una de las mentes
filosóficas más poderosas de su tiempo en el nuevo mundo.
LA FILOSOFIA EN EL BRASIL: “Educación Jesuitica”.
La historia de la Filosofia en Brasil comienza con la llegada de los primeros jesuitas al país (1549). Su misión era evangelizar y educar a los nativos y sus primeros habitantes europeos. Al igual que las otras regiones de América, los nativos no tenian un sistema filosófico o alguna práctica reflexiva semejante a la filosofia. En sus distintos pueblos habia una interpretación mitológica del hombre y del mundo que organizaba su concepción de lo real y de la vida social.
Para cumplir su misión, los jesuitas utilizavan como principio orientador la “ratio studiorum” y las enseñanzas de la filosofia escolástica - tomista. Su ideal de formación era formar un hombre universal, humanista y cristiano. De ahi, en consecuencia, que este período histórico sea conocido como de educación cristiana o educación colonial o enseñanza jesuita.
Sin embargo, este ideal educativo orientado por esta concepción -a diferencia de lo ocurrido en las colonias españolas- no fue suficiente para determinar la formación de una tradición filosófica en el Brasil. En primer lugar, la orientación de Portugal en relación al Brasil era de absoluta dependencia y sumisión; por tanto, no habia posibilidad de masificar la educación y la preocupación filosófica. Un segunda razón, se refiere a la expulsión de los jesuitas del Brasil (1759), sin posibilidad que otra orden religiosa pudiera asumir la tarea de educar y formar una concepción filosófica del hombre y de la sociedad brasilera. Este último hecho se verifica en la absoluta carencia de universidades o instituciones dedicadas a la Filosofia en el Brasil colonial.
La Compañia de Jesús puede ser considerada como el baluarte de la Contra-Reforma y su fuerte espiritu teocéntrico no favorecio el conocimiento de las ciencias experimentales que comenzavan a surgir en la Europa moderna. De este modo, se facilito la aparición de un monopolio de pensamiento, de naturaleza exclusiva y dependiente de Portugal.
La cultura filosófica de entonces era simples comentarios de la escolática - aristótelica - tomista para formar al futuro religioso de la orden jesuita, él cual asistia a los conventos y centros religiosos de la época. Existian cursos de Letras, Filosofia y Teologia, desde la enseñanza primaria hasta la educación superior, com una duración aproximada de 10 años; sin embargo, no otorgaba diplomas por los estudios realizados. Las personas interesadas en alcanzar algún grado académico devian ir a la Universidad de Coimbra o a otra en Europa.
Un hecho interesante de la presencia de los jesuitas en el Brasil y su orientación filosófica fue la creación de las misiones jesuiticas al sur del país. En la región de Rio Grande do Sul (región sureña del Brasil), los padres jesuitas españoles fundaron una serie de conventos para catequizar a los indios guaranies que, posteriormente, dieron origen a los 7 pueblos de las misiones en los siglos XVII y XVIII (São Francisco de Borja, 1682; São Nicolau, São Luis Gonzaga e São Miguel Arcanjo, 1678; São Lourenço martir, 1690; São João Batista, 1698; e Santo Angelo, 1706).
La creación de las Misiones deben ser entendida dentro de una perspectiva de realización de la utopia orientada por la teologia cristiana, pero cuyas caracteristicas socio-culturales la transforma en una experiencia única en la historia occidental. Era una sociedad casi independiente del poder colonial, de natureza teocrática, gobernada por estos frailes. La autosuficiencia y la propiedad comunitaria de los bienes eran dos características económicas fundamentales de su existencia: no existia el derecho de propiedad privada y el comercio estava basado en el cambio de mercaderias, no existia el dinero como factor económico. Su organización social buscaba reflejar el ideal de la sociedad cristiana, sin clases sociales, bienes comunes, derechos y deberes para todos iguales, entre otras caracteristicas.
Con la explusión de los jesuitas,
consecuencia de las reformas del Marques de Pombal, no hay posibilidad
de generar una tradición filosófica o educativa para el pueblo
brasilero. Sólo adquiere una nueva perspectiva con la llegada del
Rey de Portugal al Brasil, Don João VI (1808), huyendo del avance
napoleónico.
BREVE ANALISIS COMPARATIVO INTERNACIONAL DEL PRIMER PERIODO: Semejanzas y diferencias.
Las anteriores consideraciones permite afirmar algunos resultados para este primer periodo de la presencia filosófica en estos paises. A pesar de su raíz común, la colonización europea, la trayectoria histórica fue diferente en cada país y del mismo modo sus consecuencias para la actividad filosófica. Por consiguiente, desde el punto de sus semejanzas y diferencias es posible señalar que:
a) Chile y Brasil reciben una colonización europea de países ibéricos, España y Portugal; sin embargo, sus procesos colonizadores fueron diferentes. En Chile, la colonización castellana fue determinante en la conformación de una sociedad y que es distinta de la brasileña; como también lo fue en su lengua y en la creación de su sistema socio-cultural.
b) Ambos países reciben una influencia de la tradición escolástica - aristotélica - tomista, labor desarrollada por distintas órdenes religiosas. En el territorio brasileño, perdomina la Compañia de Jesus; en cambio, en la colonia chilena -además de esta congregación- domina los frailes dominicanos en el ambiente cultural de la época.
c) La actividad filosófica esta estrechamente vinculada a la Teologia y cuya función pedagógica principal es evangelizar y educar al pueblo -indios, mestizos y europeos- para formar los futuros religiosos. La diferencia surge en cuanto a la concepción filosófica asumida por estas órdenes religiosas en cada país: La sociedad chilena, el indio y el mestizo, debia ser educado a la imagen del hombre español dentro de una concepción cristiana; lo cual no aconteció en el Brasil -excepto durante la presencia de los jesuitas- donde se pensava que el nativo era una mano de obra barata, esclava e abundante que devia estar al servicio del imperio.
d) La Ratio Studiorium era el núcleo de la educación de la época. En ambas sociedades coloniales, la forma y el contenido de la formación humana era otorgado desde una perspectiva medieval y teocéntrica; sin embargo, su labor educacional fue diferente en cada país. El quehacer filosófico chileno fue facilitado con la creación de universidades, imprensión de libros y la posibilidad de obtención de titulos y grados académicos; hechos que no ocurren en el Brasil colonia.
e) Expulsión de los jesuitas del dominio español-portugués
tuvo consecuencias distintas en cada sociedad colonial. En el Brasil, su
alejamiento significo el fin de un proceso civilizatorio y de la posibilidad
de formar una conciencia filosófica acerca del hombre y de la sociedad;
situación diferente en el caso chileno, porque su papel evangelizador
fue reemplazado por otras órdenes religiosas (dominicos y franciscanos).
LA FILOSOFIA EN LA INDEPENDENCIA Y FORMACION DE LA REPUBLICA:
Segundo período de la Historia de la Filosofia.
LA FILOSOFIA EN CHILE: “Conciencia filosófica nacional: autodidactas y profesionales”.
En Chile, las tendencias filosóficas en vísperas de la independencia se desenvolvieron sobre un fondo escolástico, herencia colonial y siempre vigente en la sociedad chilena. A principio de 1800, la primera mitad del siglo XIX, existio todo un cuerpo de ideas que dieron fundamento político y jurídico a los procesos de independencia del país. Además, del humanismo cristiano como fuente de inspiración en la construcción de la nación, surgen nuevas tendencias filosóficas que daran mayor sustento teórico a este proceso de formación nacional. Estas ideas estavan relacionadas, principalmente, a diversas corrientes del pensamiento francés y a los ideales de la revolución francesa.
Se destaca el aporte del pensamiento ilustrado europeo del silglo XVII. Las obras de J.J. Rousseau, Diderot y D´Alembert, Voltaire, Montesquieu y Condorcet, fueron algunas lecturas realizadas por los lideres intelectuales y políticos chilenos, son los casos de Juan Egaña, Martinez de Rozas, Camilo Henriquez, Bernando O´Higgins, entre otros. Un segundo factor que constribuye a la creación de un sentimiento de nacionalidad fue la llegada de diversos intelectuales hispanoamericanos: José Joaquin de Mora (español), Andrés Bello (venezolano), Domingo Faustino Sarmiento (argentino), Juan Bautista Alberti (argentina), etc.
Dentro de este ambiente intelectual, florece el proceso de independencia y la creación de la República de Chile, como también de sus principales instituciones nacionales: marco constitucional, sistema politico, poderes del estado, etc.
En este lapso se destacan dos figuras importantes para el futuro desarrollo de la filosofia chilena: Juan Egaña (1768-1836) y Andrés Bello (1781-1865). Egaña, trabaja en múltiples proyectos de gobierno, aportando bases filosóficas para la nueva nación que empezaba a modelarse, como fue el caso de la redacción de la constitución de 1831. Gracias a su influencia, se comienza a impartir filosofia en las instituciones de educación pública: lógica, cosmologia, filosofia del derecho y filosofia politica.
A partir de 1842, se introduce en el desarrollo del filosofar el pensamiento social y pragmático europeo, con la figura de Andrés Bello. Este pensador venezolano y primer rector de la Universidad de Chile (1842), fue el autor de mas de 200 trabajos que incluye desde textos, análisis, obras de teatro, critica literaria e incluso el código civil de Chile. Su obra mas importante fue “Filosofia del Entendimiento”, editada en forma póstuma (1881).
Bello comenzo su formación filosófica en Venezuela y la completó en Inglaterra, en donde se familiarizó con la filosofia del sentido común de Hamilton, con el utilitarismo de Bentrham y el pensamiento de Thomas Reid. En la América de su tiempo, Bello llega a ser el intelectual más destacado, un maestro de la Gramática y de la Lógica; pero nunca su estudio alcanzó una reflexión profunda y metafisica.
A pesar de la lucha por la independencia que interrumpieron durante un tiempo el avance cultural y educativo del país, la segunda mitad del siglo XIX puede ser considerada como una época anti-hispánica, que busca reemplazar y superar las corrientes escolásticas imperantes desde la colonia. La Universidad de Chile (1842) y el Instituto Nacional (1813), son los principales centros de reflexión filosófica, cuya tarea principal consiste en intentar abandonar actitudes escolástica y coloniales para buscar nuervas orientación filosóficas. Surge el interés por el positivismo, el liberalismo y el romanticismo.
Dentro de este ambiente es posible afirmar que uno de los filósofos chilenos más sistemático y riguroso del siglo XIX fue Jenaro Abásolo (1833-1884). Este autor, en sus diferentes trabajos intenta reflexionar filosoficamente desde América y para América.
En su primer trabajo publicado, “Dos palabras sobre América y su porvenir” (1861), expone su tesis de buscar un “camino original para América” y crear su propio destino. En otra obra, “Personnalité” (publicado en Bruselas, 1877), compuesta de dos volumenes, profundiza un poco mas sobre esta tesis. El primero -denominado de ‘La personalidad en si o la filosofia’- analiza a Leibniz, Kant, Hegel y Spinoza, con la esperanza de reflexionar acerca de la ética y el tema de Dios, cuya existencia intenta demostrar; el segundo -denominado de ‘La personalidad social o los genios’- se preocupa de la problemática ética y concluye con la necesidad de establecer una nación para toda la humanidad. En un tercer libro, tal vez, su obra mas importante, titulada ‘La personalidad política y la América del porvenir’ (publicada en 1907, en forma póstuma), busca establecer los fundamentos de una cultura superior para una América unida, lo cual no significó ignorar la perspectiva metafisica. Solo la metafísica es capaz de conocer el concepto de lo eterno y su rango epistemológico se ubica por encima de las ciencias particulares, dada su capacidad de reflexionar sobre lo eterno, lo cual no acontece con estas disciplinas cientificas.
“Pensar y creer bajo el dictamen de los europeos es abdicar a nuestro destino. Ninguna Iglesia, ninguna academia, ningún hombre del viejo mundo puede ejercer sobre América ese alto ministerio de iniciarla en una creencia, o de someterla a un dogma; y, si es justo que nos asimilemos a las enseñanzas de la Europa, esa asimilación debe ser activa y selectiva, creadora y varonil, a fin de hacer esas enseñanzas adecuadas a nuestro genio nacional y a nuestra misión en el mundo”.
Dentro de este ambiente intelectual, surge en 1870, las primeras manifestaciones del positivismo en Chile. En tales años, el espíritu chileno comienza a manifestar un interés científico, social y económico de su propia realidad, buscando interpretar la nación chilena y a delinear su identidad como pueblo.
El positivismo europeo, en su desarrollo naturalista evolucista, interesó en Chile a partir desde la concepción de Herbet Spencer, conformando una gran cantidad de seguidores como José Victorino Lastarria, Diego Barros Arana, Valentin Letelier, Francisco Bilbao, Jenaro Abásolo, los hermanos Lagarrigue Alessandri, entre otros intelectuales chilenos de esa época. Sin embargo, cabe señalar que este hecho fue facilitado con la llegada de profesores estranjeros al país.
Una vez consolidada la independencia, Chile emprendió la tarea de organizarse política e institucionalmente. Surgio la necesidad de ampliar el horizonte cultural y educativo, como también de buscar bases para fundar el futuro de la nación. Por esta razón, fueron contratados en forma sucesiva varios científicos europeos, porque era necesario un conocimiento científico del territorio y sus posibilidades de exploración económica. Paralelamente, había que mejorar el sistema educativo y ampliar el campo de la vida cultural de la sociedad chilena del momento.
La tendencia positivista tuvo amplia influencia en la cultura chilena y en el desarrollo de actitudes favorables a la ciencia, a la difusión del conocimiento científico y a la formación especializada de sus profesionales. Sin embargo, también manifestaron una postura crítica a la metafísica (‘filosofia general”) y contra la religión, en forma particular, contra la Iglesia Católica.
Uno de los principales pensadores positivista
fue Don Valentin Letelier, con obras sobre educación y filosofia
de la educación. Su pensamiento refleja la influencia de Comte y
de Spencer, en cuestiones sociales, políticas, científicas
y pedagógicas.
FILOSOFIA EN EL BRASIL: “Conciencia filosófica nacional: autodidactas y profesionales”.
De manera general, es posible afirmar que las reformas del Marques de Pombal y la llegada del Rey João VI no alteran significativamente la presencia de la Filosofia en el Brasil de entonces (1808). La declaración de independencia del país y creación de diversas instituciones culturales (curso de medicina en Rio de Janeiro y en Bahia, 1808; Academia Real Militar en Rio de Janeiro, 1810; Imprenta Real, 1808, Biblioteca Pública, 1810; entre otros ejemplos destacados) no favorecen la actividad filosófica nacional.
Un hecho interesante de mencionar en esta época fue la realización de “conferencias filosóficas”, por un pensador portugues, Silvestre Pinheiro Ferreira (1769-1846). Este personaje, miembro de la corte real, impartió durante los años 1811-1812, una serie de charlas que tuvieron lugar en el Colegio de São Joaquim de Rio de Janeiro, las cuales fueron posteriormente publicadas en forma de libro por la Imprenta Real: “Prelecções Philosophicas sobre a Theoria do discurso e da linguagem, a esthetica, a diceosyna e a cosmologia” (1813).
Con Silvestre Pinheiro Ferreira se introduce en el Brasil, el pensamiento alemán. En sus obras son citados los nombres de Kant, Fichte, Schelling e Hegel; sin embargo su opinión de ellos no es muy favorable para un pensar nacional, riguroso y sistemático. En su obra, “Noções elementares de Filosofia e suas aplicações às ciências morais e politicas” (1839), escribe:
“Ouvimos muitas vêzes os mais distintos filósofos da Alemanha, e entre êles os dois primeiros discípulos (de Kant) Fichte e Schelling, disputarem sôbre a inteligência de seu mestre e seu oráculo. Nem um só encontramos que não dissesse que êle só entendia Kant. Por este modo, o em que todos concordovam é que ninguém o entendia. O mesmo acontece aos citados Fichte, Schelling e ao famoso Hegel, que todos acabaram por abandonar Kant, e todos repudiaram duas ou três vezes os sistemas que antes haviam ensinado como chefes de escolas”.
Este hecho es significativo para el origen del pensamiento brasileño y su afán de “importar” ideas extranjeras a la realidad cultural del Brasil, sin un necesario proceso de asimilación y crítica filosófica, propia y auténtica para la sociedad brasileña. Proceso causante del primer movimiento filosófico del Brasil: el ecletismo.
El ecletismo surge por las necesidades socio-culturales del regimen imperial que lo obligan a buscar un sustento teórico y jurídico a su permanencia en el Brasil, principalmente en torno a la cuestión de elegir una nación repúblicana federalista o un estado monárquico constitucional. Esta actitud encuentra amplia resonancia en los círculos de poder de la sociedad brasileña de entonces, por que no entra en contradicción con otras corrientes de pensamiento, no amenaza el orden social y se acomoda al carácter pragmático del hombre brasileño.
Una segunda linea de pensamiento importante para la Filosofia, por sus consecuencias que conlleva para la vida cultural de esta nación es el positivismo. Para algunos autores (Pereira Barreto, Benjamin Constant Botelho de Magalhães, Raimundo Teixera Mendes, Miguel Lemos, entre otros), el positivismo es la única corriente capaz de sustituir otras doctrinas filosóficas - sociales y de dar un real ordenamiento a la nación brasileña. El positivismo como doctrina epistemológica se transforma en una religión y sus seguidores forma un “Apostolado Positivista de Brasil” (1877).
Por cierto, esta segunda corriente filosófica significa incorporar la tradicción francesa a la cultura nacional del país, sumándose a otras ya existentes, como fueron la portuguesa y la germánica. Este hecho, además de enriquecer la historia de las ideas del Brasil, contribuye a fortalecer la tendencia eclética como un paradigma del pensar del intelectual nacional, sea autodidacta o con alguna formación especializada en filosofia.
En este sentido, la filosofia en el Brasil
tiene siempre un sentido de utilidad, al servicio de algo, no es una tarea
especulativa, metafisica; sino una actividad pragmática que pretende
ordenar y orientar al pueblo brasileño. Tal vez, este hecho fue
causado por la falta de una tradicción filosófica auténtica
o por la carencia de universidades o centros de estudios dedicados a la
filosofia, por la falta de profesionales (y no de simples “filosofantes”)
o por su extraordinaria dependencia cultural de Portugal.
BREVE ANALISIS COMPARATIVO INTERNACIONAL DEL SEGUNDO PERIODO: Semejanzas y diferencias.
Las anteriores consideraciones brevemente enunciadas permite focalizar la atención en aspectos comunes de la actividad filosófica en ambos países, al mismo tiempo, destacar su ausencia o su diferencia.
a) La actividad filosófica presente en Chile y en el Brasil posee rasgos comunes a la cultura filosófica occidental, tanto en su lenguaje como en las temáticas examinadas. Existe influencia de autores estranjeros que son leídos y discutidos en estos países, sin embargo, su influencia socio - cultural es diferente en cada caso. A nivel social, esta influencia puede ser encontrada en los procesos de independencia y formación nacional, donde la incorporación de tales ideas ocurre de forma distinta en cada pais; es decir, la filosofia en la vida nacional chilena tiene una estrecha vinculación com los procesos de independencia y formación de una conciencia nacional; hecho histórico que no se evidencia en el caso brasileño.
b) La actividad filosófica como práctica social surge de manera diferenciada en estos paises. En Chile, junto con la inquietud filosófica se crean instituciones dedicadas a su estudio y práctica; en cambio, gran parte de los siglos XVIII y XIX no se fundan centros de educación superior dedicadas al cultivo de la filosofia: el territorio brasileño no hay universidades, ni centro filosóficos; las personas que tienen inquietudes filosóficas deben viajar a Europa o asistir a algún centro académico de naturaleza jurídica o seminario religioso.
c) Surgimiento de una tradicción filosófica puede ser la nota distintiva en ambos países. La herencia escolástica se constituye en un fuerte reducto del pensamiento católico en la sociedad chilena, cuyo espacio será compartido por otras corrientes teóricas; pero su importancia es aún mayor, cuando asume como paradigma determinante en la validación y asimilación de las nuevas doctrinas filosóficas que llega a Chile. Este hecho es una ausencia lamentable para el Brasil y una diferencia radical para el posterior desarrollo de la Filosofia.
d) Tanto en Chile como en Brasil, el positivismo es la principal corriente que se manifesta con toda su intensidad en la vida cultural de estas naciones, sin embargo sus efectos son diferenciados. En Chile, predomina la tendencia epistemológica que enfatiza la creación de conocimientos y la manipulación de la realidad, es la configuración de una razón instrumental al servicio de la nación y de la sociedad chilena; en el caso de Brasil, el positivismo predominante fue de inspiración doctrinal-ideológica y sus cultivadores la asumen como una religión para la sociedad brasileña.
e) Presencia y actualidad de la Filosofia en ambas naciones. La actividad filosófica -heredera de tales condicionantes- ejercida tanto dentro de los centros académicos como fuera de ellos, tiene matrices peculiares en su práctica y en su contenido. De modo general, el pensamiento filosófico chileno se caracteriza por su estrecha vinculación con la tradicción cristiana occidental y con su humanismo católico y sus diferentes matices; existe una poderosa corriente de reflexión asociada a las universidades católicas que se muestra en sus textos y publicaciones, como también, en la formación de profesores de Filosofia y teológos que son requeridos por la sociedad chilena en los distintos establecimientos de educación y centros culturales. Para el Brasil, la presencia de la práctica filosófica no es del todo clara y reconocida socialmente dada su deficiente trayectoria histórica y la carencia de una tradicción filosófica, como también, por la dificultad de su sociedad multicultural y desarrollo socio-cultural desigual que no favorecen la formación de una conciencia filosófica nacional.
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