church02.jpg (7010 bytes) National Post - Canadá / 10 de junio de 1999

La teoría de un sacerdote canadiense podría levantar el papel de las mujeres católicas

¿ Era mujer el discípulo sin nombre del evangelio de Lucas ?

María Jiménez

 

El discípulo sin nombre en el evangelio de Lucas, que los historiadores han creído por mucho tiempo que era un hombre -tal vez Pedro o Lucas- podría ser en realidad una mujer, dice un estudioso de las antiguas escrituras quien utilizó un desteñido ícono dorado para ilustrar su interpretación.

Su teoría contiene implicaciones respecto al papel de la mujer en la Iglesia Católica Romana y ha generado expectación entre los académicos y los fieles.

" Esto confirma el hecho de que las escrituras son historias sagradas y vivas que continúan hablandonos hoy", dice el Padre Tom Rosica, quien posee un título avanzado en sagradas escrituras del Instituto Biblico Pontificio de Roma. "Esto brinda una apertura a las mujeres para el ministerio y la iglesia".

La investigación de grado del Padre Rosica se centró en lo que el llama una "joya" de la literatura, la historia en el evangelio de Lucas de los dos discípulos en su camino a Emaus, un pueblo en las afueras de Jerusalen.

Los discípulos, uno de los cuales es Cleopas, están decepcionados y asustados por eventos recientes en Jerusalén. Tres días antes el Mesías había muerto en la cruz.

Ellos se encuentran con un extraño en el camino, quien interpreta las escrituras para ellos y "les abre los ojos". Luego comparten la cena con él y sólo se dan cuenta que era el Mesías después d que desaparece repentinamente. "¿No ardían nuestros corazones mientras nos hablaba en el camino?" se dicen uno al otro los discípulos.

Desde fines del siglo primero, se han efectuado intentos para identificar al compañero de Cleofás como Pedro o Lucas mismo. Pero la investigación del Padre Rosica revela que Pedro estaba en Jerusalén en ese momento y que Lucas aparentemente nunca visitó Tierra Santa.

"Yo sugiero que el discípulo sin nombre era la esposa de Cleofás y que la pareja puede haber residido en la aldea de Emaús", dice el Padre Rosica, quien es el director ejecutivo del Centro Newman de la Misión Católica en la Universidad de Toronto y es el capellán católico de la universidad.

La hermana Marie Paul, una iconógrafa reconocida a nivel mundial que vive en Israel, en principio declinó la petición de pintar un ícono de los dos discípulos, porque su interpretación era una ruptura radical con la interpretación tradicional de las escrituras. Pero después de reflexionar durante tres meses, la monja de clausura Benedictina, que vive en la cima del Monte de los Olivos en Jerusalén, aceptó. Ocho meses después, finalizó la pintura religiosa sagrada, una representación clásica del evenagelio, realizada en madera de cedro sobre la que oró antes de pintar. El ícono muestra dos escenas: una mujer con túnica roja y faja blanca , su esposo y Jesús en el camino a Emaús, con las montañas de Jerusalén como fondo; y los tres compartiendo una comida juntos en Emaús con un atardecer dorado como telón de fondo.

continúa

National Post - June 10, 1999
Canadian priest's theory could enhance Catholic women's role
Was Gospel of Luke's unnamed disciple a female?
Marina Jimenez

The unnamed disciple in the Gospel of Luke who historians have long believed was a man -- either Peter or Luke -- could in fact be a woman, says a scholar of ancient scripture who commissioned a shimmering gold icon to illustrate his interpretation.
His theory has implications for the role of women in the Roman Catholic Church, and has generated excitement among academics and the faithful.
"This confirms the fact that scriptures are living, sacred stories and continue to speak today," says Father Tom Rosica, who has an advanced degree in sacred scripture from the Pontifical Biblical Institute in Rome. "This gives an opening to women for ministry and women in the church."
Father Rosica's graduate research focused on what he calls a "gem" of literature, the story in Luke's gospel of two disciples on the road home to Emmaus, a village outside Jerusalem.
The disciples, one of whom is Cleopas, are disappointed and frightened at recent events in Jerusalem. Three days earlier, the Messiah had died on the cross.
They are met on the road by a stranger, who interprets the scriptures for them and "opens their eyes." They later share supper with him, and only realize after he suddenly disappears that the stranger is the Messiah: "Were not our hearts burning within us while he was talking to us on the road?" the disciples say to each other.
Since the time of the late first century, attempts have been made to identify Cleopas' companion as Peter, or Luke himself. But Father Rosica's research reveals that Peter was in Jerusalem at the time, and that Luke likely never visited the Holy Land.
"I suggest that the unnamed disciple is the wife of Cleopas, and that the couple may have been residents of the village of Emmaus," says Father Rosica, who is executive director of the Newman Centre Catholic Mission at the University of Toronto, and the university's Catholic chaplain.
Sister Marie Paul, a world-renowned iconographer who lives in Israel, at first turned down his request to paint an icon of the two disciples, because his interpretation was a radical departure from the traditional understanding of scripture. But after reflecting for three months, the cloistered Benedictine nun, who lives on top of the Mount of Olives in Jerusalem, agreed. Eight months later, she finished the sacred religious painting, a classical depiction of the gospel, done on cedar wood that she prayed over before painting. The icon portrays two scenes: a woman in a red robe and white scarf, her husband, and Jesus on the road to Emmaus, with the mountains of Jerusalem in the background; and the trio sharing a meal together in Emmaus against the backdrop of a golden sunset.