Con el Teatro Concepción lleno de público - casi 1200 personas- se presentó el pasado 15 de mayo el montaje santiaguino "Te conté que el Pancho me dejó", con motivo de la celebración del Aniversario 80 de la Universidad de Concepción.
Como el acceso era sólo con invitaciones y la obra "era de Santiago", no faltaron interesados en asistir al recinto, pues la función "tenía que ser buena". Y con exactamente 15 minutos de atraso se abrió el telón.
Hablando de una forma técnica y desde un punto de vista crítico
respecto al argumento de la ‘performance’ presenciada, su contenido es desde un
comienzo nulo y no existe un hilo conductor real que mantenga la tensión durante sus dos
horas exactas de duración; no tiene una estructura dramática definida, pudiendo terminar
el show en cualquier minuto sin notar la diferencia.
Todo esto, porque sencillamente se trata más de un sketch humorístico que de una obra de teatro o comedia.
No se puede negar que entretiene, engancha con la gente desde el primer minuto y es protagonizado por actores conocidos como Soledad Pérez, Míriam Pérez, Patricio Erazo y Patricia Irribarra, que logran crear personajes definidos y claros dentro de su trabajo.
Se intenta narrar la historia de tres antiguas amigas de colegio, que después de bastante tiempo deciden reunirse y hablar sobre sus vidas. Toda la situación transcurre en un pub y en este largo recorrido por sus experiencias pasadas y presentes se dedican a beber, criticarse y burlarse las unas de las otras, más que a ser el apoyo de la compañera en problemas, hasta el punto de terminar totalmente borrachas.
El lenguaje utilizado es además "ad hoc" con la situación: bastante directo, coloquial, garabateado, etc.
Por supuesto están marcados
tres estereotipos clásicos: la solterona que todavía busca un hombre pero nunca lo
encuentra; la hueca, tonta y más encima ingenua; y la abnegada mujer de su casa dedicada
por completo a su familia que descubre que el marido, en este caso el Pancho, la engaña y
la va a dejar por otra mujer mucho más joven que ella.
Sin embargo y a pesar del buen desempeño actoral de los personajes que dan vida a esta
humorada, la presencia de la Irribarra es clave en la buena recepción que el público
tiene de ella. Prácticamente ella es el show, se aprovecha excesivamente de sus propios
defectos y atributos paras hacer reír hasta el final a todo el mundo. Bailó, cantó y
habló con el público, escapando en todo momento a la temática supuestamente real de la
obra.
Incluso, si hubiera estado ella sola en el escenario, podría haber existido una respuesta igual de positiva por parte de los asistentes.
Esta muestra artística, que ya se había presentado en Concepción en forma independiente, se suma a los innumerables trabajos que demuestran que no todo lo que viene de la capital es de buena calidad.
En fin, una muy mala obra de teatro, sin argumento, con una pseudo crítica implícita pero carente de peso, que se sostiene sólo en la experiencia y buena actuación de quienes trabajan en ella, convirtiéndola un muy entretenido, cómico y jocoso sketch.
por la Negra Ester
