Los Pensadores Clásicos y el Desarrollo Económico.

 

    Los primeros padres de la Ciencia Económica, no eludieron el concepto de Desarrollo como superficialmente han sostenido algunos ensayistas.

   

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Adam Smith

John Stuart Mill, Adam Smith, Jean Jacques Rousseau, Karl Marx, Malthus, A.C. Pigou, y tantos otros iniciadores de los fundamentos clásicos de nuestra ciencia, todos -de diversas maneras y estilos- aludieron al problema que significaba contrastar las teorías y conceptualizaciones científicas de la economía (necesidades múltiples y recursos limitados) con la evidencia empírica que mostraba el contraste comparativo de clases sociales muy acomodadas versus muy pobres; comunas llenas de progresos materiales versus otras cargadas de una ruralidad pesada y desvalida; posiciones comparativas en poder y riquezas entre diversos Estados-Nación; y con la enorme riqueza empírica que ilustraban los datos y sensaciones (mucho de la estadística e información de la época resultaba fragmentaria) provocados por el estadio tecnológico y productivo de la industria avanzada de una Inglaterra (maquinismo industrial) o de una Francia (industria de la seda y del cristal) versus los esbozos rudimentarios y rezagados de industrialización tardía en una Alemania (Prusia) o en una Rusia zarista.

    Muy al contrario de lo que seudo-aprendices de la denominada vertiente de "reformas neoliberales" en América Latina de los años 80 y comienzos de los 90 sostuvieron o insinuaron, a clásicos como el escocés Adam Smith sí le interesó pensar, elaborar y estudiar sobre, por ejemplo el rol que un Estado activo debía asumir en las sociedades de su época (1723 - 1790) para asegurar una mejor performance de los mercados eficientes y competivivos. Los que hemos de verdad leído los Principios de Economía Política de Adam Smith, sabemos que el postulado de un Estado limitado y acotado en tamaño, pero musculoso y dotado de energías y fortalezas, era parte del instrumental conceptual del padre de la economía moderna. Y por ende, y a título ilustrativo, ya allí se generaba una concepción de Desarrollo específica: los mercados de concurrencia competitiva de oferentes y demandantes, operando en el contexto de un Estado cautelador de reglas del juego impersonales, y decidido corrector de externalidades negativas (ej. acción anti-monopolios).

    Véase el caso más conocido de Marx y de algunos de sus seguidores en la etapa clásica. Los conceptos de plusvalía (relación capital-trabajo; valor-trabajo), de alienación y explotación, de clases sociales evolucionando en sus roles históricamente, etc., nos indicaban ya tempranamente, que los temas de relaciones de producción y de intercambio estaban muy inter-relacionados con la gran problemática de la equidad y de la justicia redistributiva. Aún más, a los académicos aquí presentes de la VIII Región les interesaría tal vez saber, que Karl Marx escribió varios papers económicos muy "modernos" analizando por ej: la incidencia productiva y factorial que tenía en regiones agrícolas de Francia, distintas combinaciones del impuesto que gravaba entonces la producción y comercialización del vino francés. Esos papers no tienen nada que envidiarle a análisis de incidencia conceptual-empírica, hechas un siglo después por neoclásicos como Musgrave (Harvard), Harberger o el mismo Milton Friedmann, con iguales o similares conclusiones en ese campo de la problemática económica. En Jean Jacques Rousseau vemos la idea fuerza de "contrato social", que en el plano de los arreglos colectivos de la Economía Política de las Naciones, insinúa con fuerza el valor de la cooperación, de los entendimientos colectivos, de los consensos, y de ciertos equilibrios básicos en la sociedad, como factores o instrumentos esenciales de la armonía ciudadana. ¿No es ése precisamente un elemento estratégico, de lo que caracterizaría (en parte) el vector de elemento ganadores en las estrategias de desarrollo económico-social de ciertas naciones (los Estados Unidos de Roosevelt y Kennedy, el arreglo del poder comunal equilibrado de la Suiza moderna; ciertos períodos de acuerdo social amplio en Inglaterra, España y Francia, etc, etc.)

   

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Jean Jacques Rousseau

Sin embargo, es verdad, los principales economistas y pensadores de la Escuela Clásica centraron sus esfuerzos en una tarea titánica para las épocas en que les tocó vivir: comprehender el mundo, acercarse a la realidad, a partir del diseño científico de grandes visiones analíticas que les ayudaran a entender las implicancias del fenómeno de la escasez. Y es por ello, que centraron el grueso de sus aparatos teóricos y visiones aplicadas en el campo de la asignación de recursos: entre sectores productivos; entre el campo y la ciudad; entre distintas industrias y organizaciones productivas; entre diversos grupos (y características) de consumidores atomísticos.

    Debemos entender sus concepciones y aplicaciones en el contexto de lo que vivieron: el grueso de las sociedades de la época luchando contra enormes limitaciones de recursos, contra el hambre, la peste, la escasez de tecnologías. Es decir, con naciones situadas muy por debajo (y adentro) de la posibilidad productiva y de consumo que tendrían (más tarde) sus fronteras económicas de producción. La clave dominante consistía entonces, en la epopéyica tarea de asignar recursos escacísimos entre opciones (limitadas).

    Empero, lo interesante es constatar de una lectura desapasionada de la mayor parte de sus obras, cómo la historia juega con los seres humanos, con las ciencias y con los políticos, puesto que después de un largo recorrido de experimentación político-económico social durante la primera y segunda mitad del siglo XX, hoy se nos dice por el Banco Mundial y el BID, por la Cepal y OECD y otras, que -en verdad- toda la temática envuelta en la manera como cada sociedad logra eficiencia asignativa en el uso de sus recursos, en su focalización eficaz, está (de nuevo) en el corazón de las buenas estrategias de desarrollo acelerado....

    Países como Chile, con un producto interno bruto de 4.900 US$ por habitante al año, con una fuerza de trabajo activa de sólo 5.800.000 de personas, con limitaciones en su acceso y disponibilidad de tecnología moderna y de frontera, con restricciones de capital financiero y otros, debe aplicar -qué duda cabe- esta máxima de la asignación eficiente de sus recursos con la máxima aplicación. ¡En éso se ha estado esforzando el país durante parte de los ochenta, y toda la década de los noventa!

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