Versiones Modernas del Concepto de Desarrollo

  

     Trasladando nuestra visión a tiempos más modernos, es interesante resumir en las palabras de algunas de las macro-concepciones sobre Desarrollo que surgieron a partir de la década de 1940-50, en parte asociadas al tema de reconstrucción de la Europa de post-guerra. Esa mirada recorre de verdad, espacios fascinantes, que en aras del tiempo deberé omitir acá.

    Creo que una síntesis fidedigna de los enfoques de estrategias de crecimiento y de desarrollo social, pasaron durante 1940-1970 en sus facetas más dominantes por 2 ejes generales: las de modelos o concepciones que enfatizaron las bondades y ventajas de la denominada "industrialización substitutiva" (o desarrollo "hacia adentro"), y, las de experimentos de reformas macro-sociales que pusieron el foco en los cambios de la estructura de servicios sociales claves (universalización de la salud y educación) y acceso a centros de poder críticos (participación popular organizada desde arriba; reformas agrarias; redistribución de activos productivos).

    En el caso que ahora nos interesa enfocar, el de la experiencia Latino Americana y de Chile en especial, no debe mirarse a estos ejes dominantes como sustitutos entre sí, ya que en algunas experiencias de países, ellos se entrecruzaron y mezclaron.

    concep3.jpg (9267 bytes)El modelo de desarrollo hacia adentro, que algunos han asociado a la Escuela Cepalina de los cincuenta, sesenta y parte de los setenta, centró sus énfasis en el tema de las supuestas ventajas que una "industrialización acelerada" (y por ende, forzada) sobre la base de reducir importaciones, sustituyendo comercio exterior por actividades locales, iba a tener en -fases sucesivas- tanto sobre la tasa de crecimiento nacional, como sobre el proceso dinámico de creación de empleos productivos, y por esa vía, sobre la distribución factorial de los ingresos.

    A pesar de haber contribuido inicial y parcialmente a compensar ciertas inestabilidades externas (shocks externos) generadas por el ciclo económico internacional (tesis Prebish sobre términos de intercambio para países productores de commodities), el modelo de desarrollo proteccionista, fue cavando su propia debilidad, al gravar indirecta, pero poderosamente dos elementos cruciales para todo proceso de desarrollo: la estabilidad doméstica (precios e inflación y poder de compra salarial), y, el acceso a nuevas tecnologías y a mayor grado de competencia que normalmente proporciona (en cambio) el crecimiento que se centra en el desarrollo exportador (rebajas arancelarias; variadas formas de globalización). Hacia la década de los setenta (u ochenta, a más tardar), ya eran decenas los países que se tensionaban con formas insospechadas de desequilibrios macroeconómicos y sectoriales, producto del fracaso de la mencionada estrategia de "industrialización forzada y hacia adentro". El estancamiento, las crisis de balanza de pagos, el conflicto social, y el retraso en las organizaciones de producción, terminaron creando pocos y malos empleos.wpeA.jpg (4944 bytes)

    La otra gran "cara" del desarrollo económico-social, estuvo más bien enfocada en la macro temática político-redistributiva. Me refiero a los grandes experimentos de Juan e Isabel Perón en la Argentina, de un Velasco Alvarado en Perú, de Joao Goulart en Brasil, del General Torrijos en Venezuela, y tantos otros en Panamá y países del Caribe. También, por qué rehuirlo, a ciertas facetas (y no a su concepción global) de la Revolución en Libertad (reforma agraria masiva, y, participación popular urbana, y del "Socialismo con vino tinto y empanadas" de 1964-69 y 1970-73 (redistribución de activos y fuerte aceleración de políticas sociales nuevas).

    Podríamos, a riesgo de caer en una fuerte simplificación de los asuntos históricos efectivos, caracterizar estas experiencias como las de "los planificadores sociales" que imbuídos por políticos y economistas con fortísimo approach sociológico para mirar el mundo, intentaron toda clase de políticas públicas que rompieran los "monopolios del poder", y masificaran en cortos tiempos, el acceso a puntos neurálgicos básicos, del esquema económico (tierras agrícolas; hospitales públicos; empleos fiscales; industrias de primera necesidad, etc), a las clases medias y al mundo obrero (proletariado) de ciudades y regiones enteras. El enfoque fue el de enfatizar la equidad social; la redistribución acelerada de los frutos del crecimiento; el status y las oportunidades políticas efectivas del mundo sindical y popular organizado por vía del sistema partidista.

    Si bien, no pueden desconocerse muchos avances que en algunas áreas y experiencias concretas se obtuvieron (dignificación campesina; mejoras en índices de escolaridad y accesos a la salud pública; asociación cooperativista, auto-gestión y ejidos; promoción de la afiliación sindical obrera, etc., etc.) y que pueden correlacionarse al concepto más universal de Desarrollo económico-social que andamos persiguiendo. Pero, en gran parte de esos enfoques falló (a no muy largo andar) la coherencia e integración básica entre las necesidades de distribución y los requisitos del crecimiento. Caricaturesca, pero no arbitrariamente, podríamos afirmar ahora (miradas las cosas ex-post) que se trizó, olvidó o perdió el enlace entre el mundo de lo micro-social (por cierto, sociológicamente fascinante) y el mundo de las restricciones reales de lo macro-financiero. Fue el tiempo donde los presupuestos fiscales explotaban por trimestre, y la revolución de las demandas socio-productivas corrían veloces y alejadas de las respuestas concretas y efectivas que podía darle el sistema político de aquellas épocas. No en vano, entonces, fue que varios de esos experimentos devinieron, sea en autoritarismos cada vez más dictatoriales (Velasco Alvarado, el General Torrijos, etc.etc.), o bien, en francas dictaduras inspiradas por el movimiento pendular y reactivo (casos de Argentina, Chile y Uruguay, en los setenta).

    En dos palabras, los elementos que he esbozado en estas pocas líneas audaces, sobre la compleja Latino América de la segunda mitad de siglo, mostraron superposiciones y tensiones entre el tema del crecimiento económico per se, las estrategias de generación de empleos, la redistribución, la equidad social, y los resultados político-institucionales. Hay allí toda una gama de factores que debemos confrontar y analizar, para intentar acercar nuestra propia conceptualización del proceso de Desarrollo.

    En consecuencia, e intentando sintetizar una dscusión llena de complejidades, me parece que cientistas sociales y hacedores de políticas públicas (entre los que me cuento hasta Marzo del 2000) estarían más confortables con una definición de Desarrollo, que inscrita en una visión humanista, contenga dinamismo, perspectiva y equilibrio. Dinamismo, porque como hemos explicado el tema del Crecimiento Económico (su aceleración, su desaceleración, su estancamiento, sus ciclos) constituye una característica central del tema del Desarrollo. El Crecimiento Económico constituye una condición necesaria -aunque no suficiente- para los logros del Desarrollo. Por su propia naturaleza, el factor de Crecimiento envuelve un elemento dinámico (cambiante en el tiempo).

    Segundo, que envuelva una Perspectiva, en el sentido de una Visión del país generada por sus ciudadanos a través del sistema político. No puede hablarse del desarrollo de un pueblo, sin inscribir ese proceso dentro de una visión histórico-cultural. No sería necesariamente lo mismo el concepto socio-cultural de Desarrollo visto hoy día desde la ciudad de Miami, que visto desde Sao Paulo (Brasil), Buenos Aires (Argentina), Kuala Lumpur (Malasia), o Concepción (Chile). Hay factores históricos, de costumbres, de tradiciones, de valores culturales diversos (valorables en su diversidad), de trayectorias étnicas y de lenguajes, que hacen diferencias para cada una de las comunidades locales y nacionales aludidas. Estamos por ende, aludiendo aquí al complejísimo crisol cultural-social que plasma, por vía del sistema político de cada cual, prioridades distintas en las escalas de metas (siempre cambiantes) a perseguir en el crucial campo de los Intangibles de cada sociedad. Por ejemplo, ¿cuántos espacios para la cultura y las artes?; ¿qué promoción a la institución de la familia?; ¿qué valorización para el tema medio-ambiental en sus aspectos más de frontera?. En este punto, señalo una fuerte diferencia con aquellos pensadores (normalmente adscritos a una tecnocracia muy economicista) que se abstraen completamente del tema de Visión y de Perspectiva, y simplemente igualan Desarrollo con Crecimiento Económico bajo una concepción universal, a mi modesto juicio, guiada por la "facilidad estadístico-contable" más que por un juicio científico riguroso. Demás está decir, como veremos en la última sección, que dicha visión tecnocrática ha ido encontrándose con desagradables sorpresas, en el plano político y social, a lo largo de numerosos episodios de la historia humana.

    El concepto de Desarrollo debe, por ende, también estar imbuido de factores de Equilibrio, dewpeB.jpg (4174 bytes) balance, de mediación, de sustentación armónica entre prioridades multi-facéticas. La historia de la humanidad está graduada de malas experiencias polarizantes. Recordemos, sólo para ilustrar rápidamente el justo hecho, la experiencia de modernización y crecimiento acelerado bajo Reza Pahlevi (el ex-Shá de Irán) en los años 1941 - 1979 y, que con el patrón de un modelo de "occidentalización" fuerte en lo económico-tecnológico, fue al fracaso político más estrepitoso al aplicarse en una sociedad autoritaria y cerrada en lo político, y tradicionalista-fundamentalista en los planos social y religioso. A pesar de una inmensa cantidad de recursos naturales valiosos (reservas petroleras y de gas), Irán continúa ocupando sólo el lugar N°68 en la escala del ingreso per cápita (a poder de compra paridad) elaborada por el Banco Mundial, y peor aún, la ubicación N° 78 en la escala del INDICE DE DESARROLLO HUMANO DEL PNUD, Naciones Unidas.

    Recordemos también los experimentos revolucionarios de la Cuba de los sesenta, setenta y ochentas, y del Chile 1970-73, con sus énfasis casi exclusivamente redistributivistas de la propiedad de los medios de producción y sus trágicos olvidos de los temas de la eficiencia y de la necesidad de crecimiento de la base material de dichos países. Enfasis pendular (Irán, Cuba, etc.)... fracaso secular, podría ser el corolario de aquellos episodios.

 

Pero, volvamos al meollo de nuestro intento:

    En resumen, me parece adecuado concebir el Desarrollo como: un proceso dinámico, inscrito en una visión cultural de país, donde se persigue un equilibrio virtuoso. ¿Qué se persigue en el proceso?. Se persigue igualar las oportunidades, avanzar en la base productiva, y abrir todos los espacios necesarios para la felicidad individual y colectiva.

    Esta definición envuelve crecimiento y equidad, sin duda. Pero a su vez, comprende muchísimo más, en la temática de fondo. Envuelve no sólo la medición comparativa de los índices de distribución de los resultados del crecimiento mismo (distribución del ingreso nacional, o distribución del consumo de las personas), sino que la cantidad, calidad y variedad de los espacios materiales y culturales que se abren para los ciudadanos y, para sus agrupaciones sociales como seres libres y asociativos, en su búsqueda de realización, de felicidad. A mi juicio, no es posible apartar el concepto de Desarrollo Económico Social del concepto de Bienestar (felicidad) de los ciudadanos de la Nación.

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