LOS ORIGENES DE LA VIDA. |
Introducción.
A pesar de los grandes progresos realizados en
todas las disciplinas involucradas en el origen de la vida, existen todavía
muchas incógnitas que debemos resolver.
El comprender el origen y la composición de las
cosas que nos rodean nos lleva a pensar el origen de nuestra existencia. Eso
tratará de desarrollar en el presente informe pero no desde la perspectiva religiosa
v/s evolución sino que desde un enfoque distinto como la vida
desarrollada en pequeños microorganismos como en el espacio claro que guiada de
la mano de las teorías mencionadas anteriormente.
El autor.
Objetivos.
Conocer sobre los origines de la vida y de todas
aquellas teorías basadas en este tema las cuales aun no podemos asimilar en su
totalidad, ya que solo quedan a la credulidad de las personas.-
Demostrar que todas las hipótesis pueden ser verídicas, por que cada una de ellas posee algo que las hace ser posible en la
practica y teoría.-
Los orígenes de la vida.
Muchos científicos piensan que si se dan algunas condiciones,
la vida surge espontáneamente por la transformación de lo inanimado en
animado, aunque todo ello está aún en estado de hipótesis, y tal vez nunca lo
llegaremos a aclarar, por la imposibilidad física de ello. Para los creyentes,
no vale la pena tratar de descubrir lo que constituye los misterios del Creador.
Durante los últimos decenios el nuevo conocimiento ha
permitido descubrir en los procesos de la vida, pudiendo establecerse un
continuo que va desde la simplicidad de un organismo unicelular hasta lo más
complejo: los mamíferos, incluyendo al hombre. Se ha podido establecer que los
procesos vitales son básicamente comunes, como son comunes las reglas que los
rigen y los mecanismos de cómo la vida pasa de una generación a otra. Se ha
llegado incluso a interferir en las leyes que rigen la genética traspasando
información vital de un organismo a otro, aún cuando éstos sean de distinta
especie. Pero una pregunta fundamental queda por resolver: ¿cómo se inició la
vida? y ¿ cómo ésta pudo por primera vez replicarse para pasar la
información de una generación a otra? Para algunos éstas son preguntas
metafísica de las que tal vez jamás el hombre pueda encontrar una respuesta.
Para otros, es sólo un milagro cuyo secreto pertenece a la Divinidad. Pero el
científico no se queda tranquilo y quiere seguir investigando cómo y por qué
se inició la vida o cuáles fueron los caminos que siguió el Creador.
Las teorías son muchas y cada vez se agregan nuevas en la
medida que nuevos conocimientos ponen objeciones a las anteriores. Hace cuarenta
años atrás, Stanley Miller, en ese entonces un estudiante graduado de 23 años
de edad, sostuvo que en las condiciones primitivas de la tierra, la vida había
nacido espontáneamente y que cada vez que se dieran las mismas condiciones,
ésta volverá a aparecer. Con esta hipótesis en mente reprodujo en un matraz
sellado las condiciones de la atmósfera que se creía habían prevalecido en la
Tierra hace 4.500 millones de años. Dentro del matraz encerró una mezcla de
metano, hidrógeno, amoniaco y vapor de agua. Durante varios días el joven
investigador sometió la mezcla a descargas eléctricas que simulaban los rayos
de los tiempos primitivos y todo lo sometió a rayos ultravioletas semejantes a
los que viajaban a la Tierra desde el Sol. Para gran alegría del investigador,
una semana después los gases del interior del matraz aparecían teñidos de un
color rojizo y la mezcla era rica en compuestos orgánicos y aminoácidos.
Miller publicó sus resultados en un modesto trabajo en Science, describiendo su
hallazgo en dos páginas. La noticia conmovió al mundo científico, ya que
parecía haber demostrado como a partir de lo inerte se podía llegar a lo
animado, a lo viviente.
El enigma parecía haberse dilucidado: la Tierra, al enfriarse
y contraerse, había inyectado los gases primitivos y el vapor de agua. Al
condensarse éste, dio nacimiento a los océanos. Las reacciones químicas
iniciales constituirían las primeras piezas del puzzle de lo viviente.
Argumento ideal de acuerdo al cual la Tierra y su entorno serían los únicos
responsables de las manifestaciones de la vida, en la que la evolución
química, que precede a la biológica, va de lo elemental más simple hasta los
cuerpos más complejos.
Walter Gilvert, un biólogo molecular de Harvard, se
entusiasmó con la idea y llegó a concebir un "Mundo RNA Primitivo".
De acuerdo a sus elucubraciones, los primeros organismos no eran otra cosa que
moléculas de RNA que se replicaban a sí mismas. En la medida en que fueron
evolucionando, aprendieron a sintetizar, lo que les permitió que se replicaran
más rápido y al mismo tiempo se formaran lípidos que contribuyeron a formar
la pared de las células. Finalmente, los "organismos RNA" dieron
origen al DNA, que actualmente rige la vida y su realización.
Aún cuando en los textos aparece esta descripción como la
aceptada para explicar el origen de la vida, en la actualidad ella ha sido
seriamente objetada.
Por otra parte, cuando el RNA se logra sintetizar puede
replicarse, pero con una gran ayuda del investigador, ésta es una molécula
inepta, especialmente cuando se compara con las proteínas. Los experimentos que
simulan las primeras etapas de este "Mundo de RNA Primitivo", no
logran que éste se replique y por lo tanto no constituyen un escenario
plausible para explicar el origen de la vida.
Para complicar más las cosas, hallazgos recientes sugieren
que la vida surgió en un ambiente mucho menos acogedor que lo que Miller trató
de reproducir en su matraz de vidrio. La atmósfera primordial parece no haber
contenido metano ni tampoco amonio, como Miller asumió, y por lo tanto era
mucho más difícil que se sintetizaran complejos orgánicos en esas
condiciones. Más aún, los estudios de los cráteres de la Luna indican que
durante ese período la Tierra fue continuamente bombardeada por meteoritos y
cometas, que seguramente destruyeron cualquier posibilidad de vida. Según
Christopher Mc Kay, científico del Ames Research Center de NASA, parece que la
vida no surgió en una "poza de agua tibia", sino en una hirviente
tempestad, lo que hace aún más difícil explicarse su origen, al menos como
Miller se había imaginado.
Más y nuevas teorías.
Para poderse explicar entonces cómo comenzó la vida, hay que
aceptar que en un comienzo existió una molécula orgánica que fue capaz de
replicarse. Pueden teóricamente formarse moléculas orgánicas, pero si no se
replican, el proceso termina con ellas. Por esa razón es que parecía tan
interesante el concepto del "Mundo de RNA Primitivo". Pero ya hemos
visto que esta molécula no es fácil que se haya replicado en las condiciones
prebióticas de la Tierra.
Otros investigadores, sin especificar las reacciones químicas
primitivas, teorizan que la vida se habría iniciado en el fondo de los
océanos, en las emanaciones hidrotermales, qué corresponden a los gueiseres calientes de los fondos oceánicos. Quienes sostienen esta teoría afirman que
en esas condiciones estarían disponibles la energía y los nutrientes
necesarios para llegar a formar la materia animada. De hecho, en esas
condiciones aparentemente inhóspitas han sido descritas numerosas criaturas
vivientes, entre las que se han descrito las archaebacterias, que pueden
sobrevivir hasta 120 grados Celsius, sin ambiente de oxígeno y aprovechando las
emanaciones sulfurosas, que precisamente serían las condiciones que
prevalecerían en esa época en la Tierra. Con todo, aún cuando estos hechos
son ciertos, ello no es una demostración de que en esos lugares se haya
iniciado la vida y, más aún queda la incógnita de cómo se habría iniciado.
No habiendo argumentos demostrables, muchos científicos se
permiten hacer volar su imaginación. Es así como algunos afirman que si se da
suficiente tiempo, aún eventos aparentemente milagrosos pueden ser posibles,
como por ejemplo que emerja espontáneamente un organismo unicelular de la
mezcla al azar de diversas reacciones químicas. Fred Hoyle, afirma que dada la
enorme complejidad de los organismos celulares, esto le parece absurdo. Es más
probable, dice, que un tornado azote al patio de mi casa y que de los trastos
que allí hay aparezca un Jet 747.
Tal vez la última teoría y la más probable a los ojos de
los investigadores es la que ha emitido un abogado alemán que especula acerca
del Génesis como un hobby.
Él propone que la vida habría comenzado en un film gomoso de
pirita de hierro: "el oro de los tontos". Se trata de Gunter
Wachtershauser, abogado especializado en los conflictos de patentes. Antes de
ser abogado, obtuvo un doctorado en química orgánica. Según él la vida
habría tenido lugar por primera vez en la superficie de un sólido. Para él,
este sólido sería la pirita, un mineral constituido por una molécula de
hierro y dos de azufre. Este mineral ofrece la posibilidad de una superficie con
carga, donde los cuerpos orgánicos simples pueden adherirse. La formación
continua de pirita, a partir de hierro y azufre, también produce energía, la
forma de electrones, lo que induciría a los compuestos orgánicos a reaccionar
y a incrementar así su complejidad.
La primera célula, él dice, podría haber sido un grano de
pirita incluido en una membrana de compuestos orgánicos. La célula podría
reproducirse si el grano de pirita crece y se quiebra en dos. Un grupo de
investigadores de la Universidad de Rogensburg en Alemania ya han agregado
algunas razones para sostener esta hipótesis que considera a la pirita como una
batería. Con todo, el mismo Wachtershauser afirma que su teoría no pasa de ser
una simple especulación
La vida viene del espacio.
Esta teoría, si bien no explica el origen de la vida,
transporta el problema de su inicio fuera del planeta Tierra. Juan Oro, de la
Universidad de Houston, fue el primero que en 1960 habló de esta posibilidad.
La idea ha recibido cada vez mayor refuerzo en la medida que los astrónomos han
detectado por los análisis espectrales, la presencia de compuestos orgánicos
en el espacio. También se han encontrado aminoácidos en los meteoritos
llamados condritos carbonosos, que constituyen el 5% de todos los meteoritos que
chocan con la Tierra. Sin ir más lejos, los estudios de la cola del Cometa
Halley, que nos visitó hace ya más de diez años, sugieren que sería rica en
compuestos orgánicos. El satélite Iras, enviado a observar el ciclo desde
enero de 1983, ha detectado en las nebulosas interestelares verdaderos
yacimientos de cuerpos orgánicos sumamente complejos, como hidrocarburos
aromáticos policíclicos, integrados por decenas de átomos de carbono. Los
condritos que llegan a la Tierra también contienen hidrocarbonos, alcoholes y
otras sustancias grasas químicas que podrían haber formado las membranas de
las primitivas células. David Deamer, un bioquímico de la Universidad de
California, ha logrado producir membranas esféricas o vesículas, con
compuestos que obtuvo de un meteorito que cayó cerca de Murchison, Australia,
en 1969. Según él, estas vesículas podrían haber provisto un ambiente
adecuado para que los aminoácidos, los nucleótidos u otros compuestos
orgánicos iniciaran las transformaciones necesarias para dar comienzo a la
vida.
La hipótesis ganó credibilidad cuando se encontró
aminoácidos tanto sobre como debajo de la capa de arcilla depositada en el
periodo Terciario Cretáceo. Bada y Meixum Zhao, de San Diego, determinaron que
estos aminoácidos eran no biológicos y que sólo se habían encontrado
previamente en los meteoritos. Esta comunicación parecía afirmar la teoría de
que un impacto habla matado a los dinosaurios. De este modo, los impactos de
meteoritos podrían haber fertilizado la Tierra con compuestos orgánicos.
Maurette ha estado interesado en el estudio de los
micrometeoritos que obviamente son muy difíciles de encontrar ya que están
mezclados con la tierra de nuestro planeta. Él los ha estado buscando en dos
regiones que son las menos contaminadas del globo: en Groenlandia y en la
Antártica. Allí se han encontrado grandes cantidades de estas crionitas ricas
en fragmentos cósmicos. Al examinar estos micro meteoritos han encontrado que
una gran parte de ellos ha soportado bien el choque y han aterrizado intactos en
los hielos polares. Ha observado que estos minúsculos gránulos son
extremadamente porosos y contienen todo lo que hacía falta para fabricar
moléculas prebióticas. Podrían todos éstos, según Maurette, constituir el
laboratorio de la génesis de vida y podrían también haber llegado moléculas
orgánicas protegidas para iniciar la vida. Pero a pesar de todas estas teorías
también nos queda pensar…
... ¿Estaremos solos en el universo?
Pero lo antes señalado parece evidente que las moléculas
orgánicas están difundidas por el cosmos. Muchos científicos piensan que la
génesis no es milagrosa y que el comienzo de la vida puede ser un proceso
normal si se dan condiciones como se dieron en el planeta Tierra. Para ello se
requiere una estrella como nuestro Sol, y la formación de planetas alrededor de
ella, donde podría ser posible la vida. Sólo en la Vía Láctea existen más
de 400 mil millones de estrellas (soles) que iluminan el firmamento. No podemos
saber si alrededor de cada una de esas estrellas se han formado también
planetas. Lo probable es que así sea, pero no los podemos ver desde el momento
que no son soles y no se ven.
Durante los últimos años varios astrónomos han descrito la
probable existencia de planetas, que posteriormente no han podido ser
debidamente confirmados.
Sabemos que sólo diez planetas orbitan el Sol y que sólo dos
de ellos podrían haber ofrecido las condiciones para que surgiera la vida (como
nosotros lo conocemos): la Tierra y Marte. Ambos planetas parecen haber sido muy
semejantes durante los primeros cientos de millones de años.
Las observaciones de los canales de Marte sugieren que en
algún momento también el agua estuvo presente en ese planeta, lo que a su vez
sugiere que en algún tiempo también tuvo una atmósfera de dióxido de
carbono.
La nave Viking, que aterrizó en Marte en 1970, no encontró
trazas de vida en él, lo cual no quiere decir que no haya existido o que aún
no exista en forma de organismos unicelulares. Futuras expediciones pueden
darnos una respuesta, si se encontraran restos fósiles o incluso
microorganismos. Mc Kay, investigador de la NASA, ha encontrado microbios en el
fondo de los lagos de la Antártica, cuyas condiciones frígidas se parecen
mucho a las de Marte. También se han encontrado bacterias en rocas
sedimentarias y depósitos de petróleo a miles de metros de profundidad en la
Tierra. Todo ello parece indicar que si ha habido vida en Marte, bien
pudiéramos comprobarlo. Si el hallazgo es positivo significarla que la vida
surge corno un proceso normal cuando se dan las condiciones adecuadas. Si las
condiciones se dieron en la Tierra, y si las estrellas tienen planetas
orbitándolas, podrían haberse dado o estarse dando estas condiciones en los
miles de millones de sistemas planetarios, en los miles de millones de galaxias
en el Universo.
¿Qué importante sería saber que no estamos solos en el
Universo?. Por la menos podría darnos una tranquilidad saber que si nosotros
destruimos nuestro planeta y hacemos la vida en él imposible, por la menos en
otra parte continua la maravilla de la vida y no se sumirá el Universo en un
silencio sepulcral y eterno.
El descubrimiento de un planeta fuera del sistema solar.
Recientemente un equipo de tres astrónomos ingleses, Andrew
Lynes, Matthew Bailes y Setman Shehar, acaba de publicar en Nature (julio 1991)
que ha encontrado un objeto entre 10 y 15 veces el tamaño de la Tierra
orbitando alrededor de una estrella muy especial (púlsar), ubicada a una
distancia de 25.000 años-luz.
Otros astrónomos como David Black, director del Lunar and
Planetary Institute de Houston, creen que esta anomalía puede deberse a muchas
otras causas. Sin embargo, él también cree que lo más probable es que sea
debida a la presencia de un planeta que orbita la estrella.
Conclusión.
Como podemos ver, las teorías acerca de el
origen de la vida abundan y se suceden una tras otra. Es obvio que es algo que
inquieta a los científicos y a todos los que quieren saber de dónde venimos y
por qué estamos aquí.
Sin embargo, lo probable es que tendremos que
seguir sólo con especulaciones o arranques imaginativos muy difíciles de
demostrar en base a los acontecimientos actuales. Para los creyentes, el
problema es más fácil y creen que no vale la pena perder el tiempo en
especulaciones que nunca llegarán a aclarar.
Bibliografía.
- "Origen de la vida sobre la tierra", Aleksand L., ed. Tecnos.
- "Los orígenes de la vida’’, Leslie E., Alianza editorial
- "La vida en el universo’’, monográfico de investigación y Ciencia.
- www.altavista.com (buscador en español).