Antonio Briz Gómez (1995: 103) hace un interesante estudio de la atenuación, resaltando su condición de categoría pragmática: "La atenuación en la conversación coloquial. Una categoría pragmática".
El autor considera que la atenuación debe ser estudiada, fundamentalmente, en el ámbito de la conversación. Puesto que los recursos de atenuación no son exclusivamente semánticos sino, prioritariamente, pragmáticos deben ser considerados:

Estrategias conversacionales que regulan la relación interpersonal y social entre los participantes de la enunciación (Briz, 1995: 103).

Contrapone la estrategia de la atenuación a la de la intensificación y advierte que para propiciarla, el hablante se sirve de las más variados recursos. De este modo, los recursos de atenuación pueden ser tanto léxicos como morfológicos, fonéticos o sintácticos, sin descartar "recursos fónicos de carácter suprasegmental como la entonación, la intensidad y el tono [de voz]." (Briz 1995: 106)
Esta amplia gama de recursos lleva al autor a establecer una primera distinción según el tipo de modificación que ejercen. Distingue entre atenuación por modificación interna, que se consigue, por ejemplo, por medio de los diminutivos, y atenuación por modificación externa, lograda, por ejemplo, por medio de una lítote o de fórmulas estereotipadas como perdón.
Briz entiende la atenuación como una estrategia de la cortesía por medio de la cual el hablante minora sus propias cualidades o bien los defectos del interlocutor. Una vez caracterizada, distingue entre:
a) atenuación pragmática performativa y
b) atenuación semántica.
Aquí nos referiremos exclusivamente a la primera.
Por medio de la atenuación pragmática se atenúa la fuerza ilocutiva de los actos de habla. Esto puede lograrse, en primer lugar:

a) por modificación del verbo performativo:
- Quisiera-querría que vinierais a mis bodas de plata
- Quiero invitarle a mi boda
- Si quieres que te dé mi opinión, no vayas.
- Pásame la sal ¿quieres?
- ¿Te molesta que me siente?; No te importa que me siente ¿verdad?
- ¿Me haces el favor de poner el libro allí?
(Briz, 1995: 110 - 1)

Antes de seguir adelante, detengámonos a observar estos ejemplos tomados del español peninsular. Mi competencia como hablante chilena y la opinión de algunos conciudadanos me permiten afirmar que en nuestro país estos enunciados no son debidamente atenuados. A ellos corresponderían enunciados como los siguientes:
- ¿Sabes? vamos a celebrar nuestras bodas de plata y me encantaría que fueras.
- Me gustaría invitarlo a mi matrimonio.
Es necesaria una explicación previa a la formulación de la invitación. El verbo querer en presente es demasiado directo. Si se lo utiliza ha de ser en condicional.
- Oye, yo no tengo por qué meterme pero te aconsejaría, por tu propio bien, que no fueras.
La excusa por la intromisión ha de ser explícita. El imperativo final resulta chocante. El enunciado que propone Briz no nos parece atenuado e incluso, por el contrario, resulta "mal educado".
- Perdona, me podrías pasar la sal; te molesto con la sal; me pasas la sal, por fa.
Las excusas por las molestias que presuntamente se va a causar al interlocutor suelen preceder a la petición.
-¿Te importaría si me siento un ratito/un minuto?; ¿me puedo sentar?
Lo esperable, es, por lo demás, que sea el anfitrión quien invite a sentarse al visitante. Si no lo hace, el silencio es signo suficiente para que el visitante entienda que no debe sentarse y que su visita debe ser breve.
-Te pido un favor, ¿pon este libro allíii?; por favor, puedes poner este libro allí; te importaría poner el libro allí.
En cierta ocasión le dije en Valencia al hombre que traía el gas: señor, ¿puedo pedirle un favor? y él dejó en evidencia lo retórica de mi pregunta en su respuesta: poder, puedes pedirme los que quieras.
En términos generales, estos ejemplos revelan que el hablante chileno le deja a su interlocutor una mayor libertad de acción que el español. Más adelante postularemos esto como un rasgo diferencial fundamental entre las actitudes del hablante chileno y del hablante español.
La atenuación pragmática performativa puede también lograrse:

b) por la acción de por sí atenuadora del verbo performativo (pensar, creer, imaginar, parecer) (Briz, 1995: 111).

La atenuación pragmática puede también operar por "modificación al margen" (Briz, 1995: 111). En este caso se recurre a fórmulas estereotipadas, modismos, locuciones, etc.:

- Siento darte la paliza a estas horas, pero es que necesito que me traigas los apuntes de lengua del martes.
- A decir verdad, no me había dado cuenta.
- Déjame, por favor.
- Oye, ven.
Con otras fórmulas: si no me engaño; puede que me equivoque, pero; por lo que dicen; según cuentan; etc. (Briz, 1995: 111).

Un tercer tipo de atenuación pragmática se consigue por medio de la "elipsis de la conclusión" (Briz, 1995: 112).
En el siguiente ejemplo, la conclusión elidida corresponde a una petición: ¿tú tendrás tabaco rubio por ahí, por casualidad? (Briz, 1995: 112).
Notemos que a esta expresión habría correspondido en Chile la aún más atenuada: ¿no tendrías tabaco rubio por ahí, por casualidad? El uso del condicional es mucho más recurrente en Chile que en España. Muy probablemente se habría elidido el pronombre , quedando así difuminada la alusión directa al interlocutor. Por último, es habitual en Chile introducir una pregunta por medio del adverbio de negación no. Con esto se le ofrece explicitamente al interlocutor la posibilidad de dar una respuesta no preferida. El hablante que pregunta: ¿no te tomarías un cafecito?, está "dispuesto" a recibir por respuesta una negativa. Hay que observar también que el diminutivo de la pregunta anterior es un atenuante con un valor afectivo. Aun no está en discución el tamaño del café que se tomarán los interlocutores. El diminutivo en cafecito implica: un café en un tiempo breve. Aquí, nuevamente, se prepara el terreno para que el invitado responda: ya, pero rapidito porque tengo que hacer.
Respecto de la atenuación por elipsis de conclusión nos dice Briz:

Algunas de las llamadas estructuras suspendidas, características del registro coloquial, tienen una explicación desde la categoría pragmática de la atenuación. No en vano éstas constituyen un ejemplo magnífico de elisión estratégica de la conclusión (Briz, 1995: 113).

En el capítulo III. 4., analizaremos algunos ejemplos de la atenuación en el castellano de Chile. Retomaremos, en esa ocasión, el estudio de Briz que aquí sintetizamos.