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Foro abierto

El profesor Don David Stitchkin Branover, que fuera el segundo Rector de la Universidad de Concepción entre los años 1956 y 1962, procuró dar un decisivo impulso a esa Casa de Estudios,

Foro
desarrollando una reestructuración académica de muy largo alcance que le permitiese contribuir eficazmente en la solución de los graves problemas de la educación superior de la época y haciendo una transformación física importante de la entonces llamada "Ciudad Universitaria". Esta transformación, además de ampliar el espacio y las edificaciones, debía devolver al conjunto la unidad y la coherencia perdidas por la agregación de algunos edificios construidos en los últimos años de la rectoría de don Enrique Molina.

El Rector Stitchkin propuso encargar el estudio de la ampliación de la ciudad universitaria al arquitecto y urbanista señor Emilio Duhart Harosteguy, profesional de mucho prestigio en la época, que se había destacado por su trabajo en el Plan de la Región interurbana de Concepción y por el proyecto de la Ciudad Nueva de Huachipato (actual sector Higueras). El trabajo encargado consistía en formular una propuesta de nueva ordenación de espacios y construcción de edificios universitarios, revisando el Plan Regulador del Campus de 1931 del arquitecto austríaco Karl Brünner, que había servido hasta entonces, para ordenar la disposición de construcciones y espacios en el sector antiguo del campus.

La propuesta de reordenación física del barrio universitario concebida por el arquitecto Duhart en 1957, coincidió plenamente con el sentido y propósito del plan de reestructuración académica desarrollado paralelamente por la rectoría del profesor Stitchkin con la asesoría de expertos extranjeros. Dicha reestructuración académica proponía romper la autarquía de las facultades existentes, para generar un nuevo tipo de universidad "una universidad integrada", capaz de desarrollar plena y coordinadamente las funciones de docencia, investigación y extensión en los principales campos del conocimiento.

Por eso, en vez de una serie de edificios dispuestos a la manera de casas independientes que comparten una urbanización en un barrio dotado de ciertos equipamientos (como era el barrio universitario hasta entonces: escuelas autónomas ubicadas en edificios cercanos y parecidos, cada una con sus propios alumnos), interpretando el sentido de la reforma académica propuesta, el arquitecto Duhart planteó una serie de sectores de actividades afines relacionados por cetros o espacios funcionales articuladores vinculantes de una vida universitaria muchísimo más rica, variada e integrada, desde el momento en que los estudiantes de las diversas carreras cursarían sus asignaturas iniciales en Institutos Centrales de Ciencias básicas. Se trataba de un concepto novedoso que daba un nuevo sentido al barrio universitario transformándolo propiamente en un campus. De estos centros articuladores vinculantes, el Foro Abierto, era el "protagonista principal".

El Foro Abierto constituyó el elemento central y de mayor fuerza y significado simbólico en la propuesta del arquitecto Duhart: un elemento articulador de toda la composición arquitectónica del nuevo Plan Regulador, ubicado precisamente al pie del Campanil propuesto por Brünner, en el corazón del conjunto. Por eso era el espacio público más importante de la Universidad, simbolizando entonces y simbolizando aún para la presente transformación, a la comunidad universitaria plenamente integrada, reunida en torno a la discusión de ideas, la conmemoración de sucesos y ña expresión artística, al mismo tiempo que una apertura a la comunidad ciudadana, que podía encontrar allí donde el campanil lo señala, la oportunidad de recibir cultura.

Compuesto por tres plaza "la plaza hundida, la plaza a nivel y la plaza elevada", el Foro simboliza el pasado, el presente y el futuro, extendiendo éste bajo la mirada de los fundadores representados por el monumento creado por el escultor don Samuel Román. La plaza elevada o terraza sobre la galería del Foro, a la que se sube desde la avenida central y desde la que se baja a la gradería, no sólo se alinea como los ejes de las remotas ciudades de la antigüedad, siguiendo de oriente a poniente la marcha del sol, sino que representa un umbral: un umbral al que hay que subir cuando se llega por el eje norte a sur, desde la universidad vieja que se emplaza entre el Arco de Medicina y el Campanil, para mirar al futuro, hacia la Universidad nueva que se extiende más allá.

Se trata de un mágico mecanismo arquitectónico, que habría funcionado bien y mantenido su notable valor plástico, simbólico y funcional, si con las siguientes intervenciones arquitectónicas hechas sobre el Campus y por las circunstancias políticas y sociales de la época, no se hubiesen alterado de manera significativa su funcionalidad y sentido. Lo cierto es que cuando durante la rectoría de don Ignacio González Ginouvés se cambió el emplazamiento de la Biblioteca Central originalmente propuesto a un costado del Foro en el lugar que ocupa el actual edificio de la dirección de Tecnologías e Información, se le restó un componente de vitalidad y centralidad esenciales. Por otra parte, las tristes circunstancias que en un momento dividieron profundamente al país y a la universidad y el período de restricciones siguiente, limitaron el deseo y la oportunidad del acto de la reunión concebido por Duhart.