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Arco de Medicina

Durante el año 1946, en la rectoría de don Enrique Molina Garmendia, la Universidad llamó a un concurso nacional de arquitectura para desarrollar el proyecto del edificio de Medicina. 

Arco de Medicina

Se trataba de una iniciativa muy importante y emblemática, no sólo por su función académica trascendente y sus dimensiones significativas, sino porque conforme al Plan Regulador del Campus elaborado por el urbanista austríaco Karl Brünner vigente a la fecha, este edificio debía constituirse en la cara de la Universidad, ocupando un emplazamiento estratégico en el encuentro de la Avenida Roosevelt y la calle Janequeo y conformando, al mismo tiempo, una puerta simbólica para el recinto.
Jurado en Octubre de 1946, el concurso premió el proyecto de los arquitectos Edmundo Buddemberg Martínez y Gabriela González de Léniz, que se distinguía claramente entre los proyectos presentados, por su claro planteamiento funcional y sus elevados méritos arquitectónicos y plásticos.

Desarrollado como un volumen de forma curvada que define una plataforma exterior de acceso en la concavidad de su fachada, el edificio de Medicina forma un arco elegante en el que un pórtico de columnas monumentales se alinea a cada lado de un vacío que, como una puerta simbólica, configura el acceso formal y simbólico al recinto abierto que es el Campus Universitario.

El edificio Arco de Medicina, como pronto comenzó a llamársele, está constituido por volúmenes funcionalmente independientes que tienen sus propios accesos por el interior del Campus, pero que se articulan con un tercer volumen en forma de puente, que no sólo define la puerta, sino acoge el mural alegórico realizado en relieve por el escultor de nacionalidad argentina Mario Ormezzano, sujeto de innumerables fotografías.

La columna que tanto caracteriza al edificio Arco de Medicina, corresponde a lo que técnicamente se denomina "arquitectura fascista", aludiendo al recurso formal presente en una serie de grandes edificios construidos por Muzzolini en la Italia de los años 30. Naturalmente no tiene un sentido político, ya que se trata sólo de un recurso formal muy utilizado por la arquitectura de los años cuarenta y cincuenta, que encontramos en muchos edificios de esa época: La Estación de Ferrocarriles y el edificio de los Tribunales en nuestra ciudad; la Escuela de Derecho de la Universidad de Chile y la Escuela Militar en Santiago, entre otros.

En verdad se trata de un magnífico edificio, muy bien resuelto volumétrica y plásticamente y en el que las palmeras Fenix que se ubican a cada lado de la puerta resultan, con los jardines, un adecuado complemento de su expresión.