Historia 1919-1929

En 1919, de una ambiciosa iniciativa de la comunidad penquista, activamente respaldada por todo el sur del país, nace la Universidad de Concepción. Desde su creación esta Casa de Estudios Superiores se impuso la tarea de crear un museo de plástica nacional. A partir de entonces sus autoridades comenzaron a adquirir obras pictóricas. Las pinturas, que en un principio se habían destinado a servir de alhaja en las oficinas principales, eran adquiridas en las exposiciones itinerantes que llegaban a la ciudad o bien, se obtenían mediante premios de adquisición en los concursos patrocinados por diferentes instituciones, entre las que también se contaba la propia Universidad.

En 1929, con ocasión de un nuevo aniversario de la Institución, don Enrique Molina Garmendia, rector de aquel entonces, propone la idea de que la Universidad cuente con un museo y galería de arte, por considerarlo pertinente al desarrollo del espíritu y la cultura. Así se siembran los cimientos de lo que hoy constituye la Casa del Arte y la Pinacoteca, atendiendo al propósito que tuvieron sus fundadores: la difusión de los valores estéticos como parte integral del Alma Mater.

Historia 1957-1960


Así, la primera etapa, en la gestación de este enorme proyecto podría considerarse concluida en 1957. Es en enero de 1958, bajo la rectoría de David Stitchkin Branover, que la Universidad de Concepción adquiere, con la asesoría de Tole Peralta (primer director de la Pinacoteca), una importantísima colección de pintura chilena. Se integra así, al patrimonio universitario la colección de Julio Vásquez Cortés. La presencia de esta importante colección –tanto en cantidad como en calidad- impulsó el proyecto de formar una Pinacoteca Universitaria, ya que entonces la Universidad no contaba con un recinto para su exhibición permanente.

Emplazamiento físico de la Pinacoteca. Dos hechos de incidencia directa en la construcción del edificio (Casa del Arte) marcarán y definirán el espacio que albergará a la futura Pinacoteca de la Universidad. Primero que en mayo de 1960, la ciudad de Concepción es afectada por fuertes terremotos que causan la destrucción del antiguo Teatro Concepción y dañan seriamente algunas edificaciones del Barrio Universitario. Entre los edificios más afectados se encuentra la Escuela Dental, hecho que determinará que el emplazamiento de la Casa del Arte se haya dado en su actual ubicación. Y segundo, que al año siguiente, en 1961, el patrimonio artístico universitario es exhibido en Buenos Aires con gran éxito. Los elogiosos comentarios por parte del público y la crítica, sirven para impulsar, definitivamente, la construcción de un edificio apropiado para su custodia y exhibición. Ese mismo año, el rector Stitchkin y el directorio de la Universidad destinan para la construcción de la Casa del Arte el sitio de la destruida Escuela Dental.

 

 

Una casa...un mural

Con posterioridad a la aprobación de la idea, se incorpora en la empresa el Gobierno de México que, al igual que otros países, vino en auxilio de la zona devastada. Al embajador mexicano le entusiasmó la idea de canalizar la ayuda de su país, a través del proyecto de la Casa del Arte, lo que motivó también la participación del embajador en la cooperación financiera y obsequio de un mural que sería creado por algún destacado artista mexicano, el que hoy se ubica en el Hall central de la Pinacoteca. La obra intitulada “Presencia de América Latina”, fue pintada por el artista mexicano Jorge González Camarena (1908-1980), quien contó con la ayuda de los chilenos Albino Echeverría y Eugenio Brito. El mural, que posee una superficie de 250 m2, es la concreción del obsequio que el Gobierno Mexicano hizo a la Universidad de Concepción, con motivo del terremoto de 1960.     

Así, en septiembre de 1965, se comienza la construcción del edificio Casa del Arte, que alberga a la Pinacoteca de la Universidad de Concepción, en cuyo Hall se encuentra el Mural “Presencia de América Latina”, obra del artista mexicano Jorge González Camarena y de sus colaboradores Salvador Almaraz, Manuel Guillén, Javier Arévalo, también mexicanos y de los chilenos Albino Echeverría y Eugenio Brito.

A partir de entonces la Casa del Arte, cuyas instalaciones dan cabida además, a la Dirección de Extensión de la Universidad y al Departamento de Artes Plásticas, se transforma en uno de los símbolos de la Universidad, junto al Arco de la Escuela de Medicina y al Campanil.