El camino
al éxito en innovación no es para nada fácil:
de 100 proyectos, el 85% falla en los
primeros 6 meses; y un 95% lo hace en los siguientes 6 meses.
Para
el común de la gente puede parecer que para producir una
innovación sólo basta una buena idea. Pero no es suficiente.
Y así lo airman expertos en el tema, como el investigador
de la Universidad Adolfo Ibáñez y fundador de Designing
Better Future, Carlos Osorio, quien la semana pasada vino a la Universidad
para impartir una conferencia y un taller sobre innovación,
invitado por el departamento de Ingeniería Industrial.
En su exposición, el doctor en Tecnología, Gestión
y Estrategia compartió con académicos y estudiantes,
los principales resultados de una investigación publicada
en Harvard Bussines Review en relación a dinámicas
en torno a cómo se aborda el proceso de innovación
en una serie de empresas globales.
La motivación de este estudio, como explicó, fue determinar
los factores que conducen al éxito en la innovación,
considerando que ésta encierra un cambio no trivial.
De acuerdo a datos entregados por el académico, el camino
al éxito en innovación no es para nada fácil:
de 100 proyectos, el 85% falla
en los primeros 6 meses; y un 95% lo hace en los siguientes 6 meses.
Hay una alta tasa de fracaso, error y falla.
Por eso, aseguró, en el proceso innovativo fallar es
un resultado que se busca y mientras más temprano se
produzca mejor, porque como explicó- el fallo tiene
importancia en las decisiones, es decir, en los cambios que se deben
introducir al proyecto.
De acuerdo a la investigación existen 46 decisiones que abarcan
las áreas de ingeniería, marketing y diseño
y que -afirmó- hacen la diferencia entre el éxito
y el fracaso.
Un punto importante en la innovación, explicó, es
su origen: una buena idea versus una respuesta a un problema o una
necesidad de mercado. Las buenas ideas no son sinónimo de
que el proyecto llegará a su fin, porque-dijo- se produce
un sesgo en el que, en general, se tiende a dar una probabilidad
de éxito superior al real. Por otro lado, la respuesta a
un problema o una necesidad supone un reto para el que se crean
y buscan un gran número de ideas alternativas que desemboquen
en la mejor solución.
Osorio también insistió en el valor de la construcción
continua de prototipos en cada etapa de evaluación de una
innovación, señalando que un éxito cuesta
igual que un fracaso y que por tanto, no vale la pena ahorrar
en el desarrollo de pruebas en las etapas tempranas del proceso.
El consejo es seguir el proceso de innovación sin saltarse
etapas, a fin de gestionar en cada etapa los riesgos, las ambigüedades