Investigadoras
del Laboratorio de
Bioingeniería
obtienen patentes
Un procedimiento para el tratamiento
de efluentes de la industria pesquera y
un método para envasado de salmón
fueron los procesos patentados por las
académicas de Ingeniería Química.
Después de un largo período
de tramitaciones, las investigadoras del Grupo de Bioingeniería
del departamento de
Ingeniería Química lograron
patentar, este año, dos procesos
desarrollados a partir de
sendos proyectos Fondef: un
procedimiento para el tratamiento
de efluentes residuales
en tres etapas (una anaeróbica
y dos aeróbicas) y un
método para producir porciones
sobreenfriadas de filetes
de salmón -listos para cocinarenvasados
en atmósfera modificada.
El primero es resultado del
proyecto Fondef Tratamiento
de los efluentes y recuperación
de material orgánico de
los efluentes líquidos de la industria
procesadora de pescado
(trabajo que también obtuvo
apoyo a través de un proyecto
Pnud-Onudi). "Eran los años
del boom de la actividad en la
zona y la contaminación que
producía era bastante notoria", señala Estrella Aspé. El
proyecto planteó una solución
para el tratamiento de los residuos
líquidos industriales producidos
en la etapa de descarga
de pescados, proceso que
fue probado en una planta piloto
instalada en la Pesquera
Camanchaca (en Tomé). "Los
resultados fueron excelentes y
en base a eso hicimos esta patente", agrega.
La solicitud de patente se presentó
en abril de 1999 y fue registrada
finalmente en agosto.
La segunda patente –solicitada
en 2004 y registrada en julio-
está vinculada al proyecto
Manejo y calidad del salmón
fresco durante las faenas de
cosecha, proceso, transporte
y distribución.
La iniciativa, en el área de preservación
de alimentos, también
respaldada por Fondef,
buscaba aumentar la vida útil
del salmón, generando condiciones óptimas en la conservación
de la calidad del producto. "Se requería que mantuviera
condiciones similares a las
de la carne fresca", explica la
académica. "El salmón a baja
temperatura, entre 0 y 1 grados,
dura 12 días. Con este
proceso (un sistema de atmósfera
controlada) duplicamos
ese período a 24 días".
Para las académicas éste ha
sido un logro importante en el
desarrollo de sus investigaciones. "Desde la primera patente –hay dos anteriores- fue un
desafío y lo hemos sorteado
con éxito…nos da mucha satisfacción,
pero aún está pendiente
el licenciamiento. Hasta
la fecha, por diversas razones,
no hemos superado esa etapa. Ésa es la siguiente meta".
En esto, reconocen, han tenido
un apoyo permanente de la
dirección de Investigación que
las ha asesorado en todas las
etapas del proceso, tanto en la
elaboración de las patentes,
como en las respuestas a las
observaciones a Inapi.
Las investigadoras han desarrollado
una productiva trayectoria
de investigación desde
mediados de los 80. Ahora,
al grupo se ha incorporado la
joven investigadora Katherina
Fernández, con quien se
ha agregado una nueva línea
de trabajo al Laboratorio de
Bioingeniería: la obtención de
compuestos bioactivos, que ya
cuenta con proyectos en marcha.