Las radios universitarias tienen
la gran ventaja de contar con
proveedores de contenidos de
primer nivel. En las casas de
estudios están los científicos,
investigadores, artistas, estudiantes
y académicos que se
ubican en un lugar de avanzada
de la sociedad. Sin embargo, ¿las emisoras aprovechan esos
contenidos? ¿Tienen la capacidad
para hacerlo? ¿Cuentan
con los formatos más adecuados
para presentarlos a las audiencias?
Estas preguntas acompañaron
a un grupo de nueve directivos
radiales que se reunieron
recientemente en Valdivia
para poner en marcha la red
de radioemisoras universitarias
de Chile. Aunque parezca
increíble el primer punto de la
agenda era conocer lo que hacía
cada radio.
En nuestro país, 15 universidades
del Consejo de Rectores
poseen radioemisoras. Todas
ellas tienen distintos énfasis
programáticos, algunas más
musicales de estilo selecto,
otras más informativas, otras
más populares y comerciales.
Algunas cuentan con equipos
humanos profesionales y en
cantidad suficiente, pero otras
tienen escasez de personal y
retrasos tecnológicos. Si bien
esta variedad podría atentar
contra la realización de producciones
conjuntas, en Valdivia
se acordó tener cada semana
un informativo con noticias universitarias
y se asumió el compromiso
de elaborar un programa
dedicado a las culturas
originarias y dar vida a un Archivo
Sonoro Nacional que
rescate las principales grabaciones
que poseen las radios
universitarias.
Lo anterior constituye un
avance. Sin embargo, a mi juicio,
no es suficiente para responder
las preguntas iniciales.
Las radioemisoras universitarias
deben a ir a la par con el
desarrollo que tienen las propias
casas de estudios a las
que pertenecen. Para ello se
requiere más y mejor gestión,
avances en tecnología, equipos
humanos de excelencia, más
alianzas entre las radios universitarias
-y con otras instituciones-
y mayor compromiso con
los proveedores de contenidos.
En este escenario de ideas y
posibilidades nos encontramos
en Radio Universidad de
Concepción. Afortunadamente
nuestra emisora cuenta con
una colaboración permanente
de académicos e investigadores.
Con muchos de ellos soñamos
con pasar de un modelo
de recibir programas elaborados
por las grandes cadenas
de Europa y Estados Unidos a
uno en que nosotros enviemos
programas al hemisferio norte.
Si logramos lo anterior, con
mayor razón debiéramos ser
capaces de aumentar nuestros
aportes programáticos hacia la
comunidad más inmediata. Es
hora de que las emisoras se
desarrollen y respondan a las
expectativas de una sociedad
que necesita cada vez más de
medios de comunicación serios,
responsables y con vocación
pública. Ahí debe estar
nuestra radio y las radios universitarias
chilenas.
Gilberto Morales Colipe
Académico departamento de
Comunicación Social