Alejandro Poblete Villarroel El exalumno que diseñó
la Fénix Dos
Ni la NASA ni especialistas
extranjeros fueron los que diseñaron
la jaula en que uno a
uno fueron rescatados los 33
mineros atrapados de la mina
San José, en Copiapó. Fue el
talento y la creatividad de un
chileno, ex alumno de la Universidad
de Concepción quien,
sin que nadie se lo pidiera y sin
recibir pago alguno, esbozó los
trazos del estrecho aparato que
permitió la salida de los
trabajadores atrapados
durante setenta
días.
El ingeniero de ejecución
mecánico Alejandro
Poblete Villarroel
(casado, tres hijos, un
nieto)estuvo en el homenaje
que se le rindió
en La Moneda a los
33 mineros rescatados
de la mina San José.Lo hizo como parte del
equipo de rescate en
compañía de sus compañeros de la división
El Teniente, donde trabajó
por tres décadas
hasta el 2006, cuando
se acogió a un plan
de retiro y se convirtió
-de inmediato- en asesor
en temas mineros.
Inmediatamente después conversó
con Panorama, haciendo
notar que no le gusta la ciudad
grande y bullente, que prefiere
la tranquilidad de Rancagua
donde vive.
Su figura y su tarea ha pasado
inadvertida, en abierta contraposición
con toda la mediatización
del caso, tanto en Chile
como en el resto del mundo. Lo
tiene claro y no se inmuta. Sólo
se declara satisfecho, más aún
mientras estuvo ahí en la boca
del orificio durante las 48 horas
del rescate, no tuvo conciencia
que esas imágenes daban
vuelta al mundo y se ha sorprendido
después al verse en
filmaciones y fotografías.
-¿Cómo es que se involucra
en el rescate?
El 2 de septiembre de este año
en un diario observé el primer
diseño de la cápsula que se
construiría en Asmar. Lo estudié,
analicé y dudé que funcionara
bien. Le vi varios detalles
que podrían poner en riesgo
el rescate. El principal de todo
que quedara trancada. Tengo
experiencia en la construcción
de jaulas, en piques verticales, y en base a ella la cuestioné.
¿Qué hizo entonces?
Hice otro diseño. Trabajé en mi
casa.. de noche, ayudado por
mi esposa. Lo hice en torno a
un tubo de cartón (tipo toalla
Nova), con una brocheta para
construir pilares y que si se
quedaba atrapada por el efecto
de las rocas que pudiera liberarse
a los mineros por otra
jaula. Hice un plano de ingeniería
básico y se lo envió a mis
colegas de Codelco, específicamente
a Manuel Montecinos,
jefe de operaciones de rescate
¿Le contestaron?
No sólo me contestaron sino
que tras ver el plano, me mandaron
a buscar a la mina. Partí
el 11 de septiembre, día en que
el segundo de mis hijos que
vive en Concepción cumplía 33
años. A propósito de coincidencias
y de la numerología. En la
mina se discutió el diseño que
presenté y lo aceptaron. Me designaron
responsable del diseño
en forma oficial.
¿Vivió una vorágine?
Sucede que el 21 de septiembre
se instala el plan C de la
Enap y el ingeniero a cargo indica
que esa máquina perfora
a tal velocidad que en 15 días
podrán estar en el refugio. El
22 volamos a Talcahuano con
Cristián Barra, Manuel Montecinos
y René Aguilar. En reunión
con el director de ASMAR, ingenieros
navales, proyectistas,
se analizó el criterio de diseño,
se establecieron las reglas del
juego y se determinó que fuera
mi diseño, y no otro, el que se
construyera. Las condiciones
de la jaula debían estar acordes
a la perforación, características
del suelo y a la inmensa
profundidad.
¿Quedó con algún defecto?
El 5 de octubre volví a la mina
y efectivamente salió con defectos
en el sistema de cierre,
yo había diseñado unas orejas
con pasadores, pero en definitiva
duplicamos en seguridad
todos los detalles. El desprendimiento
del módulo superior
del inferior y especialmente
que se construyera en el fondo
de la mina un relleno del piso,
que hicieron los propios mineros
con el material acumulado,
una cama falsa de 2.5 metros,
para evitar que ella se quedara
atascada.
¿Era complejo?
Complejísimo. Porque había
que transitar por metros de orificio
encamisado o blindado;
luego estaba el pique descubierto
a roca viva y los últimos
metros eran un pique inclinado
que chocaría abajo con una
galería que no daba el alto. Yo
tengo el recuerdo de la cantidad
de veces que revisamos todos
los detalles para que nada
fallara.
Puedo imaginar su sensación
cuando todo terminó.
Emoción , lágrimas, alivio, felicidad
de observar a las familias.
Durante años yo luché
contra una enfermedad congénita
de mi hija menor y no tuve éxito. Ella murió a los 22 años,
hace cuatro. (Se nota que el dolor
está vivo). Entonces ayudar
a salvar vidas y con éxito, es
una especie de terapia.
¿Cómo fue su vida como exalumno
de la Universidad?
Soy de Chillán, estudié en la
Escuela México y en el Seminario.
En 1969 ingresé a Ingeniería
de Ejecución. Fueron años
de efervescencia política. Allá
conocí a mi señora Rosa Delgado,
estudiante de Biología
Marina en la UC y me dediqué a
sacar mi carrera. Recuerdo, por
ejemplo, un curso de proyectos
que dictaba el profesor Ernesto
Viscaya Vives y tengo todavía
buenos amigos de entonces.
También fue en la Universidad
donde se dio la
posibilidad de trabajar
en Codelco,
pues llegaban a
ella a buscar profesionales
o a invitarlos
a concursar.
Recuerdo que
yo tomé el toro por
las astas y cuando
me informaron que
había un concurso
partí a Rancagua
a postular y quedé.
Ingresé a la división
en 1974.
Tras el rescate ¿habrá mayor
interés en
las carreras relacionadas
con la
minería?
Creo que falta estímulo
y promoción
a las carreras ligadas a la minería
lo que resulta paradojal en
un país minero como el nuestro.
Me tocó conversar ahora
con profesionales jóvenes que
no sabían que la mina El Teniente
de Rancagua era subterránea.
Hay que incorporar más
conocimiento sobre la importancia
de la minería. También a
la luz de esta experiencia se ve
que hay falta de profesionales
ligados al tema de la seguridad
minera, de la fortificación geomecánica
que tendría que ser
una especialidad de la Ingeniería
Civil en Minas.
¿Supe que es un inventor
nato?
Perdí la cuenta de mis inventos
desde que era niño. Es algo que
me gustaba. Armar, desarmar,
darle otra utilidad a algo específico,
por ejemplo, una radio
con diodo de germanio; un reloj
a cuerda con un switch para
que el mismo reloj prendiera un
ventilador; un cohete con pólvora,
una lámpara giratoria y
cuando niño calculé el ángulo
de inclinación de la tierra.