En noviembre de 1957 la Universidad
de Concepción contrató
a la destacada artista
Violeta Parra Sandoval (1917-
1967), para crear el Museo
Nacional del Arte Folclórico Chileno y hacerse cargo del
departamento de Investigaciones
Folclóricas. Su paso por
nuestra ciudad, en la cual residió
por un tiempo junto a dos de
sus hijos, Carmen Luisa y Ángel,
prácticamente se ha borrado
de la memoria universitaria
y ciudadana en general,
sólo quedando el recuerdo en
las personas que la conocieron,
especialmente en los que
entablaron una profunda amistad
con ella.
Violeta Parra en ese momento
ya era una artista reconocida.
Sus discos sencillos Qué pena
siente el alma y Casamiento de
Negros habían alcanzado gran
popularidad, con lo cual en 1955
recibe el premio a Mejor Folclorista
del año, viajando invitada
al V Festival Mundial de la Juventud
y los Estudiantes, en
Varsovia, también realizando
presentaciones en París y grabaciones
en Londres.
En 1956 volverá a París a realizar
nuevas grabaciones que
formaran su primer disco larga
duración Guitare et chant:
Chants et Danses du Chili.
En Concepción entabló relación
con todo el mundo cultural y político
de la época, generándose
una influencia recíproca. Estos
años son los de la presencia
en la ciudad de Santos Chávez,
Gonzalo Rojas, Osvaldo Cáceres,
Tole Peralta, Julio Escámez
y Daniel Belmar, entre
otros creadores destacados
del período. Algunos de ellos
formaron parte de su grupo de
amigos cercanos, por ejemplo,
Escámez diseñó la carátula de
su disco La Cueca de 1957.
Para su estada la Universidad
le facilitó una residencia, bajo
la primera rectoría de David
Stitchkin (1956-1962), reconocido
por su fomento a las artes.
Esta estuvo ubicada en el primer
piso de una vivienda anexa
a la, entonces, Academia Libre
de Bellas Artes, dirigida por
Tole Peralta, en la intersección
de calles Víctor Lamas y Caupolicán.
Hoy ambos edificios
desaparecidos.
Violeta no sólo se dedicó a formar
este Museo, del cual se
conservan escasas piezas en
el Museo Pedro del Río Zañartu
ubicado en el Fundo Hualpén,
sino también recorrió gran
parte de nuestra zona campesina
investigando canciones y recibiendo la influencia de toda
la música y el arte rural.
También fue invitada a dictar
una charla en la IV Escuela Internacional
de Verano realizada
en 1958, siendo además
entrevistada por la radio de la
Universidad, donde incluso
cantó un adelanto de una obra
en proceso, que llegaría a ser
una de sus obras cumbres, el
tema para ballet El Gavilán.
En algún momento esperamos
poder financiar una investigación
detallada de todo su paso,
obra e influencia en la ciudad y
nuestra Universidad.
Carlos Inostroza Hernández
Arquitecto, máster en Restauraci6n
y Patrimonio, doctor (c) Historia
del Arte y Gestión Cultural