Claudio Santander, presidente de empresas Masvida Un hombre de negocios que forjó
el éxito con precisión de cirujano
“Entré a la UdeC
en la época del
Propedéutico, y a
Medicina con uno de
los buenos puntajes.
Una vez graduado
ingresé como
profesor, alcanzando
el grado de titular a
los 40 años. Éramos
el grupo que nos
decían los `súper
ocho´”.
A pesar de sus 62 años, piensa,
habla y expone sus ideas
a la velocidad de un Fórmula
Uno. Al escuchar al doctor
Claudio Santander, me recuerdo
del libro “El vendedor más
grande del mundo” de Og Mandino.
Pronuncia la palabra éxito
con autoridad y cómo no, si
ha construido un verdadero imperio
de la salud desde Concepción,
creando una de las
isapres más reconocidas del
mercado, Masvida, y acaba de
echar a andar uno de sus proyectos
más ambiciosos: la Clínica
Universitaria de Concepción.
Su despacho está plagado de
certificados y diplomas de sus
especialidades, donde destaca
el de cirujano cardio-torácico
del Instituto Nacional de
Cardiología de México y el más
reciente: un MBA de la Universidad
de Chile. “No he parado
de estudiar y reconozco que si
este año no hubiera estado el
terremoto, uno de mis planes
era hacer un MBA en recursos
humanos y liderazgo, aunque
creo que liderazgo no me
falta, porque es una cuestión
que aprendí solito” confidencia
el médico.
Santander se dio el tiempo para
defender a sus pares empresarios
quienes, a su juicio, “son
gallos que están siempre creando
que no lo hacen sólo para
generar riqueza ni acumular
como las ardillas. Generalmente
andan al dos por tres, con las
lucas prestadas, tienen proyectos
por la capacidad económica
que tienen y la que les falta, es
decir, siempre andan buscando
más recursos porque las ideas
los superan”. Además, el doctor
Santander cuenta sus aficiones
tuerca, cómo creó Masvida y
cuál es la razón de esta hiperactividad
creativa y emprendedora.
¿Usted cree que nació o se
hizo líder?
“Creo que las circunstancias
me lo dieron por la especialidad
que escogí. Dentro de la medicina
puedes elegir entre medicina
interna o cirugía. Cuando
uno elige cirugía, tienes mucho
más inmediatez en tu carrera,
porque los resultados
son o no son, de toma de decisiones
sobre la marcha. En
el caso de la cirugía cardiaca,
es crítico. Te juegas al paciente en el pabellón de operaciones
y si las cosas no salieron,
el paciente no sale. Entonces,
uno empieza a desarrollar una
mentalidad exitista, porque es
la manera que el paciente salga
vivo. Esa mentalidad se te pone
en el chip y en consecuencia,
cuando tú logras motivar a un
cirujano cardiaco que dirija una
empresa, no me cabe la menor
duda que va ser exitosa”.
Y entonces cómo se explica
el nacimiento de Masvida…
“La verdad es que nunca soñé
estar haciendo lo que hago hoy
día. Mi norte era ser un gran
cirujano cardiaco, seguir formando
equipos con un grupo
selecto de profesionales con
reconocimiento y prestigio internacional.
Llegué a ser profesor
titular de la facultad de Medicina
a los 40 años, éramos
del grupo que llamaban los “súper
ocho” porque yo era uno de
los 8 profesores titulares, lo que
selló mi carrera porque llegué
al techo demasiado rápido.
Masvida fue una empresa que
habíamos formado en el hospital
en la Unidad de Tórax y nació
en la mentalidad de un grupo
de médicos, porque este
bichito de crear lo tuvimos
siempre. Y cuando creamos
este hijo se lo entregamos a
otro grupo, porque fuimos muy
generosos. Recorrí todo el sur
para convencer a los colegas
de Valdivia, Temuco y Puerto
Montt, que querían hacer cada
uno su propia isapre”.
¿Cuál fue la motivación de
crear esta empresa?
“Nosotros hacíamos el análisis
de nuestros colegas que cuando se enfermaban terminaban
en la sala común y para pasar
a pensionado, tenían que recurrir
a la gratuidad del hospital.
Lo que era un contrasentido,
porque estábamos todo el día
y dábamos sanación y cuando
nos enfermábamos nosotros
no teníamos nada. Entonces
dije ‘esta cuestión no puede ser
y tiene que mejorar’. Y las primeras
isapres que llegaron a la
zona tuvieron un trato muy áspero y hostil con los
médicos”.
Y sus expectativas
al ingresar a la
Universidad, me
imagino que eran
muy altas…
“Para serte franco,
la primera
expectativa es
que con suerte
uno saliera
de la carrera
con
el título.
Yo fui
siempre
bien
inquietoy cuando estudiaba Medicina,
yo era mecánico. Una de las fases
de mi vida que fue muy hermosa,
que destaco y que me
dio muchas herramientas para
tener autonomía. Siempre me
cargó pedirles plata a mis papás
y no soportaba vivir de una
mesada. La frase ‘que me den’
es una frase que me producía
urticaria. Entonces con un amigo,
que fue mi compañero y mi
socio, el Dr. Luis Zapata, arreglábamos
autos en la calle y
en ese entonces los autos de
nuestros profesores de la Universidad.
Fuimos autodidactas
totales. Cuando terminábamos
las prácticas, en vez de andar
en trifulcas estudiantiles y en
las peñas, nos íbamos a trabajar
toda la noche en un boliche
en Lorenzo Arenas. En los talleres
nos ayudaban otros mecánicos
y los vendedores de
repuestos, los representantes
de las marcas de los autos
nos pasaban los catálogos que
eran secretos. Recibimos tanta
ayuda, que nos transformamos
en rebuenos mecánicos, teníamos
tanto prestigio que nuestra
clientela eran todos los médicos.
Y cuando nos recibimos
se nos presentó la disyuntiva
si seguíamos como médicos o
mecánicos”.
Me imagino que este emprendimiento
permanente se los
inculcaba a sus estudiantes.
“Eso me encantaba. Yo hacía
las clases a capella, me gustaba
el pizarrón, llevar una radiografía
de un paciente que estaba
hospitalizado, o sea, casos
reales y hacía un análisis estratégico.
Cuando hacíamos la
discusión de un caso clínico, no
era otra cosa que una estrategia
de una empresa, son iguales.
En esta empresa ideamos
una cosa que se ve en el hospital,
que es la reunión anátomo
clínica, que se hace cuando
fallece un paciente. Cuando
tenemos un fracaso de un negocio
que no haya resultado
hacemos un análisis estratégico
y somos una empresa que
estamos centrados en el éxito.
Nos gusta hacer las cosas bien,
pero cuando no han salido bien
somos bien catárticos. Hay muchas
cosas que hemos copiado
de la actividad clínica a la actividad
empresarial”.