El Día de Europa (9 de mayo)
recuerda la famosa declaración
del ministro de Relaciones Exteriores
francés, Robert Schuman,
quien en 1950 invita a
Francia y Alemania, a poner en
común la producción del acero y
el carbón. A ellos se unen otros
4 países dando nacimiento a la
primera comunidad europea: la
Comunidad del Acero y el Carbón
(Ceca).
Sólo una acción mancomunada
de los dos grandes de la energía
en Europa, junto a otros estados
más pequeños, podría sentar las
bases políticas para la paz europea.
Schuman dijo: “Europa
no se hará de una vez ni en una
obra de conjunto: se hará gracias
a realizaciones concretas,
que creen en primer lugar una
solidaridad de hecho”.
A 60 años de esa declaración,
la Europa unida ha sido el fruto
del esfuerzo de cada uno de los
estados y ciudadanos que la
componen. Paso a paso los europeos
han ido afianzando los
lazos hasta crear lo que es hoy
la UE.
La crisis económica griega ha
puesto a prueba los cimientos y
valores en los cuales se basa la
UE: la “solidaridad de hecho” de
la que habló Schuman. Por primera
vez en su historia y en los
11 años de la eurozona, los europeos
han debido ir en rescate
de uno de los suyos: un plan de
ayuda sin precedente para la UE
fue aprobado por la Comisión
Europea, el FMI y el Banco Central
Europeo.
Por su parte, los griegos deberán
someterse a un draconiano
plan de ajuste con el fin de disminuir
su déficit fiscal y evitar la
quiebra.
El riesgo de contagio a otros
países de la zona euro (como
España, Irlanda, Portugal e Italia)
hacía más urgente este plan.
Las dudas de Angela Merkel y
la distancia de Nicolas Sarkozy
pusieron en riesgo mayor a las
economías europeas. Intereses
electorales y nacionales, al parecer,
primaron en las primeras
semanas del debate.
Ante esto uno se pregunta: ¿cuál
es el verdadero interés nacional?¿es totalmente opuesto al
interés de Europa? Si bien es difícil
explicarle al electorado alemán la necesidad de que sus recursos vayan en apoyo de la
deteriorada economía griega,
debe crearse conciencia de que
el destino de los europeos está
más unido que nunca.
La actual crisis debe llevar a los
estados europeos no a la desafección
de la UE, sino todo lo
contrario. Deben avanzar en la
coordinación de sus políticas fiscales
más aún cuando sus economías
se encuentran tan indiscutiblemente
unidas.
La disciplina fiscal es base importante
para la estabilidad económica
y ésta, a su vez, para
la credibilidad del modelo europeo.
No es la primera crisis que
vive la UE, pero constituye una
prueba de fuego de la puesta
en práctica de los valores que la
fundan. Estos son los momentos
en que se ven los verdaderos líderes.
Paulina Astroza
Directora Programa Estudios Europeos