Rodrigo Rivas, neurólogo, jefe de la UTAC de la Clínica Alemana de Temuco
“Los profesionales de la salud
de la UdeC son muy
respetados en el mundo laboral”
La Universidad de
Concepción ha
estado presente
en mi vida desde
siempre. Además
cuando uno
proyecta seguir
una carrera
siempre
piensa en la
UdeC.
Tiene sólo 31 años y facha
de cantante romántico.
Con esa misma amabilidad
y una sonrisa que no borra
al meditar y medir una a una
sus respuestas, este joven
médico con especialidad en
neurología, ya ha concretado
parte de su promisoria carrera,
con un cargo que quizás
uno podría esperarlo de
alguien con marcada trayectoria,
entendida en años de
ejercicio de la profesión: actualmente
es jefe de la Unidad
de Tratamientos de Ataque
Cerebrovascular de la
Clínica Alemana de Temuco,
tema que lo apasiona y a
la vez lo preocupa, afirmando
que “la cantidad de accidentes
cerebrovasculares ya
casi ha igualado a los infartos
al corazón”. Oriundo de Concepción
como se define, Rodrigo
Rivas Sanhueza está
casado con su colega de especialidad,
Cecilia Klapp, y
estuvo de paso en su ciudad
natal con motivo del Primer
Congreso de Enfermería Médico-
quirúrgico del Sur, donde
expuso su presentación
Enfoque multidisciplinario
en el manejo del paciente y
aprovechó de darse un tiempo
para rememorar su paso
por la Universidad y sus vínculos
que lo atan más allá de
lo académico.
¿Cuándo comienza tu relación
con la Universidad de
Concepción?
La Universidad de Concepción
ha estado presente en
mi vida desde siempre, desde
muy pequeño porque mi
padre (Bernabé Rivas, decano
de Ciencias Químicas)
ha sido académico gran parte
de su vida en esta Universidad.
¿Cómo ves posicionada
a la UdeC a sus 90 años y
particularmente en el ámbito
de la salud?
Creo que la UdeC ha marcado
una tradición en la educación
superior del país y eso
yo lo pude comprobar cuando
estuve haciendo mi especialidad
en la U. de Chile. Los
profesionales egresados de
nuestra Universidad y particularmente
los del área de
la salud son muy respetados
en el mundo laboral. De hecho,
yo recibí una formación
de excelencia, con muy buenos
profesores.
Me imagino que por tu juventud
están frescos tus
tiempos de estudiante…
Sí, yo egresé en el 2002 y
luego con “una beca papá”
pude hacer mi especialidad
de Neurología en la Universidad
de Chile. Esa es una
de las mejores etapas de mi
vida, la de estudiante.
¿Cuál crees que fue el sello
de la UdeC para desempeñarte
en tu profesión?
Siempre en la Universidad
y en la Facultad, existía ese
diálogo que no se da en las
universidades privadas, que
se sostiene entre estudiantes
de diferentes estratos so-cioeconómicos, lo que sin
duda me ayudó mucho después
cuando uno se ve enfrentado,
por ejemplo, a la
salud pública, aunque también
en el ámbito privado que
tiene sus bemoles. Esa capacidad
de relacionarte con
gente diversa es propia de la
UdeC.
¿Esperas algún día tener
un mayor vínculo con la
UdeC?
Mi vínculo está con la UdeC
desde toda la vida. Uno siempre
espera poder volver a lo
que es el alma mater, pero
por ahora estoy empezando
con un cargo importante
en Temuco y no tengo para
cuándo volver a Concepción.
Sin embargo, siempre está
latente esa necesidad de seguir
especializándose y poder
entregar esos conocimientos
e investigación, pero
aún queda mucho camino
por recorrer.