La vida suele ser una feroz, y al mismo tiempo, dulce aventura.
Entre la dulzuras de la aventura de la vida está el volver a los
sitios donde hemos sido felices y reencontrarnos con personas
que fueron importantes y a los que recordamos por siempre.
Ese fue el espíritu que primó en el gran encuentro de exalumnos
Vuelve a vivir la Universidad que con motivo de los 90 años
del plantel convocó en Concepción a unos 1.300 profesionales
venidos desde distintos puntos del país. Algunos llegaron desde
Alemania, Australia y Estados Unidos.
El hermoso barrio sirvió de escenario a estos encuentros. En
cada facultad primero y luego en el Foro y en la gran carpa instalada
en el corazón del barrio hubo abrazos, gritos, recuerdos
y canto, mucho canto. El Coro del Reencuentro reforzado por
quienes vinieron de distintos lugares no se cansó nunca de cantar.
La noche del viernes, en tanto, fue el turno de la Orquesta
Sinfónica de la Universidad que ofreció un concierto en la Casa
del Deporte, con un repertorio de música de películas. En tren
o caminando el Barrio esos días adquirió la impronta del recuerdo,
de los días felices o no tanto, de lo que fuimos, quisimos ser
y terminamos siendo. Fue la infinita nostalgia del tiempo que no
es. Porque uno es como propone el escritor mexicano Sergio
Pitol “los libros que ha leído, la pintura que ha visto, la música
escuchada y olvidada, las calles recorridas. Uno es su niñez, su
familia, unos cuantos amigos, algunos amores, bastantes fastidios.
Uno es una suma mermada por infinitas restas” Y entre
las sumas está la Universidad.
Desde Chillán, donde residen
llegaron Sonia Rubio Benavente,
pedagoga en francés,
de la promoción 1960 y su marido
el ingeniero químico de la
promoción del 55, Renán Arriagada. “Me costó encontrar a mis
compañeras”-dice Sonia-mientras
que Renán explica que toda
su vida estudiantil y laboral transcurrió
en el plantel como alumno
primero y académico después.
Ahora es un nieto quien se apresta
a ingresar como alumno. La
hija de ambos Silvia Arriagada
es médico fisiatra del Hospital
Regional y su marido Roberto
Verdugo, ingeniero civil mecánico de la Celulosa Arauco. Todos
vivieron emociones conjuntas “Es una alegría estar aquí, plagado
de recuerdos hermosos”.
Elena Díaz Islas casi no requiere
presentación en Concepción.
Formó a generaciones de estudiantes.
Profesora de castellano
de la promoción 1950. “Me considero
vinculada a la Universidad
desde siempre. Fue aquí donde
dimensioné el valor de la cultura como parte de la formación profesional a través de las labores
de extensión, conciertos, exposiciones,
presentaciones de libros.
Tengo sensaciones encontradas.
En todo caso el recibimiento en la
facultad fue estupendo”.
Elena no estuvo sola, sino con su
amiga Beatriz Figueroa, de su
misma promoción. En la cena de
gala fue invitada a cortar la torta
junto a las máximas autoridades
del plantel.
Cristian Fernández Lamas. Es
abogado de la promoción 1994.
Vive y ejerce en Concepción. “Se
pudiera pensar que para quienes
tenemos la Universidad cerca
este encuentro pudiera resultar poco atractivo. Sin embargo,
para mí ha sido igualmente convocante,
pues me ha permitido
el reencuentro con compañeros
que no veía hace mucho tiempo.
Destaco también la estupenda
organización”.
Guillermo Israel Villafañe. El
médico especializado en Cirugía
Plástica y que se desempeña en
la Clínica Santa María y el Hospital
Militar de Santiago, saludó en
el foro a todos los profesionales
de su facultad, quienes previamente
habían sido recibidos en
ella y habían escuchado una clase
magistral que les tenían preparada. “De los cinco hermanos,cuatro somos profesionales de
acá, entonces venir es una linda
experiencia, con muchos sentimientos
encontrados respecto a
todo lo que vivimos cuando fuimos
jóvenes y de cómo la Universidad
ha sido un sustento adecuado
para nuestro desempeño”.
Guillermo Silva Gundelach.
Abogado y ministro de la Corte
Suprema de Justicia estuvo
acompañado de su señora Sonia
Quilodrán, también abogada de
la Universidad y numerosos compañeros
de su promoción. “Un
encuentro emotivo, entretenido
y al que quise venir porque quería
evocar seis años claves de mi
vida en que fui alumno. La recepción
en la Facultad estuvo estupenda
con un auditorio repleto y
con una clase dictada por el ex
presidente de la Corte Suprema,
Enrique Tapia Witting”, señala la
alta autoridad judicial.
Luis Hauenstein Dorn. Auditor
de la promoción 1974. Estudió y
trabaja como director del campus
de la U en Los Ángeles. Celebra
la iniciativa y cuenta el enorme
entusiasmo con el que trabajaron
allí para tener una representación
importante. Lo lograron con más
de cincuenta personas. “Una iniciativa
estupenda, emotiva y con
una gran respuesta”.
Andrea Zapata Aravena. Es
una joven auditora que estudió
en el plantel entre 1998 y 2002.
Se desempeña en el área tributaria
de Lan Chile. “Es un encuentro
gratificante. Yo me sigo
viendo con muchos compañeros
de mi curso, pero observar
aquí a personas que hace 50
años egresaron y que vuelven,
es motivante y nos indica a los
más jóvenes que podremos seguir
ligados a la Universidad todo
el tiempo que sea posible”.
Andrea Werner Oviedo. Es cirujano
dentista de la promoción
1986. Ella es otra que estuvo
junto a su familia, su marido el
ex decano Fernando Escobar y
sus padres ambos odontólogos
Helmuth Werner Y Gladys
Oviedo. Andrea es académica
de la Facultad y cuenta que
la recepción a los más de 200
exalumnos que vinieron fue
hermosa y preparada con mucho
cariño. Hubo un desayuno,
una presentación artística, música
y un video institucional.
Vinieron desde lejos
Adecuaron sus agendas y actividades
para estar presentes
en el encuentro de ex alumnos.
Música y teatro fueron constantes
en el tiempo de alumno
de la facultad de Medicina de César Saavedra Maldonado, desde 1958 a 1964, quien reside
en Frankfurt, Alemania.
Número puesto en el Coro de
la Universidad y artista permanente
de los machitunes de
aquella época. “Los ganamos
tres años seguidos” explica junto
a otros notables e histriónicos
exalumnos como Eladio
Abásolo ,Eduardo Caffarena,
Nelson Díaz, Zoila Monardes
y María Cristina Rojas. “Para
mí es importante venir, porque
cada vez que lo hago cada
cinco años, recibo lo que denomino
un tsunami de cariño. La
experiencia de este reencuentro
ha sido magnífica, partiendo
por la acogida que nos brindó la
Facultad por la mañana. Cuando
me llegó la invitación junto
a la nostalgia me dieron de inmediato
las ganas de venir.
Durante
su vida y ejercicio de lamedicina en Frankfurt se desempeñó
como jefe del Laboratorio
del Banco de Sangre de la
Cruz Roja Alemana y como profesor
de Inmunohematología
en la Escuela de Técnicos Laborantes
de la Universidad de
Frankfurt. ¿Fue difícil? Difícil
pero no insalvable. Me avalaba
mi formación en la Facultad de
la Universidad de Concepción,
lo que en el momento de revalidar
fue fundamental. Para trabajar
en Alemania se requieren
dos permisos uno a nivel Ministerio
de Educación y otro a nivel estatal. Entre los rankings que
los alemanes tenían de buenas
facultades de Medicina en
América Latina estaban las de
Cali, de Ouro Preto y la Concepción”.
Margarita Quiroga Contreras, llegó desde la hermosa
San Francisco, con sus suaves lomajes, sus cerros y sus
vistas privilegiadas a la bahía.
Precisamente su casa-cuentamira
al mar y al Golden Bridge,
el famoso puente colgante.
Es bioquímica de la Universidad
y se especializó en la UC.
Partió luego a una beca en la
Universidad de California, San
Francisco, donde se especializó
en Biología Molecular y Biotecnología.
La beca por un año
se prolongó por tres. Se quedó
trabajando en investigación en
Chiron, la poderosa transnacional
ahora comprada por Novartis.
En el momento que prepara
su retiro después de largos
años de trabajo, Margarita lo
resume “hice de mi profesión lo
que yo soñé: hacer una contribución
a la ciencia y a la medicina
en un tema hace treinta
años poco conocido y que hoy
es fundamental. El haber compartido
con científicos de primer
nivel, trabajado con ellos,
tuvo como base lo recibido en
la Universidad y en mi primera
formación en Chile. Aquí obtuve
yo las armas para proseguir.
En la empresa donde me
desempeño hay otros chilenos
que también dejan muy
bien puestos el nombre de
la Universidad: María Angélica
Medina, Patricio Riquelme,
Isabel Zaror y Ulrike
Heberlein”.
Carlos Osorio Wallace. Es ingeniero comercial
de la promoción
1992. Vive
desde 1998 en
Gold Coast,
Queesland,
Australia,
donde se desempeña en una industria
minera “Puedo estar a miles
de kilómetros de distancia
, pero mi ligazón con la
Universidad es muy fuerte,
porque mi familia también lo
es. Mis tíos Víctor Palacios
y Mirna Wallace son académicos.
Este ha sido un momento
feliz porque no sólo
me he encontrado con mis
compañeros sino también
con mis profesores”.
Carmen Quezada Rojas. Es enfermera de la promoción
1964-1968. Luego de
recibida trabajó en el Instituto
de Neurocirugía de
Santiago y en el Hospital
de Chuquicamata. Luego
con su marido de entonces,
médico y dos hijos muy pequeños
partieron y se instalaron
en Wiesbaden ,una
localidad a 40 kilómetros de
Frankfurt, famosa por una
gran guarnición militar norteamericana.
Por 33 años,
Carmen, se desempeñó como
enfermera de la Clínica
del Aeropuerto de Frankfurt,
el más grande Europa y uno
de los más grandes del mundo.
Como que la atención del hospital es sólo para las
30.000 personas que allí se
desempeñan. Trabajó en elárea prevención y administración
y control.
Separada,
reincidió con un italiano, que
la acompañó al reencuentro. Juntos tuvieron dos hijos
más. Carmen está orgullosa
de su sobrina. Monserrat
Quezada Larenas que
acaba de ganar el Premio
Universidad en Periodismo.
Con ello quiere graficar la
relación con el plantel que
parte con su madre secretaria
la vida entera del ex
decano de la facultad de Ingeniería
Gustavo Pavez; de
su hermana médico Marta
Eugenia Quezada; de su padre
que estudió Leyes. Su
experiencia de trabajo alemana
es según Margarita“delicada porque hay que
demostrar a cada instante
que sabes hacer las cosas,
algunas de las cuales
están allá, en el área
de la salud a cargo sólo de médicos
y no de enfermeras. Poco
a poco fui demostrando queyo sabía hacer esas cosas”.
El
idioma alemán lo aprendió “tengo
cierta facilidad a partir de
mis estudios en el Charles de
Gaulle desde donde salí hablando
francés”. “Volver a vivir
la Universidad ha sido para
mí y mi marido motivo de gran
emoción. Para mí volver a encontrarme
con el Dr. Juan Carlos
Gómez algo magnífico. Su
vida agrega está hecha en Alemania
y es difícil pensar en volver“tengo una linda casa con
jardín, perros. Y allá están mis
hijos. Lo que sí me gusta es venir
cada cierto tiempo”.