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  Nº 655 miércoles 18 de noviembre de 2009

 

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•CONTRIBUCIÓN ACADÉMICA

“Primero vinieron a buscar a los comunistas y no dije nada porque yo no era comunista. Luego vinieron por los judíos y no dije nada porque yo no era judío. Luego vinieron por los sindicalistas y no dije nada porque yo no era sindicalista. Luego vinieron por los católicos y no dije nada porque yo era protestante.

Luego vinieron por mí, pero, para entonces, ya no quedaba nadie que dijera nada”. El autor de este poema denominado “Cuando los nazis vinieron...” fue Martin Niemöller (1892-1984). Originalmente fue parte de un sermón de Semana Santa de 1946 en Kaiserslautern (Alemania). Niemöller fue encarcelado por los nazis entre 1937 y 1945. Wikipedia señala que esta cita es erróneamente atribuida al poeta y dramaturgo Berthold Brecht (1989-1956). Existen muchas versiones de esta cita.

Toby O’Ryan señala en Wikipedia que Niemöller y otros pastores ya estaban solos cuando fueron arrestados, pues las iglesias protestantes se habían rendido al gobierno nazi. Un mensaje de esta cita es que, incluso en situaciones extremas, no hay que mantener silencio, sino sumar personas para tratarde detener la persecución y la violencia.

Durante la dictadura militar en Chile (1973-1990) muchos más debimos habernos sumado con mayor coraje junto a los que protestaban. Ahora en Chile disfrutamos la democracia, la que puede ser perfeccionada para que sea socialmente más incluyente. Esa es tarea de todos.

Pero, a la democracia hay que cuidarla. Y en democracia la violencia no tiene ninguna justificación. Tampoco la violencia anarquista, que es aquélla promovida y practicada por individuos para-sociales, quienes reniegan de la sociedad en la que viven y quieren destruirla de cualquier manera. Una forma de violencia política es el atentado; el caso más extremo es el asesinato. A los violentistas no se les debe comprender, sino identificar, aislar y castigar con la legislación vigente.

En el último tiempo hemos sido espectadores que en el Campus Principal de nuestra universidad muchas protestas estudiantiles derivan en violencia, atentados a personas y bienes, inducidas por anarquistas, lo que incluye a los autodenominados “luchadores sociales”.

¿Quién gana con esa violencia? No ganan los estudiantes, pues pierden clases; tampoco gana nuestra Casa de Estudios, pues se paralizan las actividades docentes, administrativas y de investigación. En rigor, perdemos todos. Además, con esa violencia sigue afectándose la imagen de nuestra Universidad, ese bien intangible que tanto cuesta mantener. A nuestra Universidad deberían
llegar cada año más y mejores estudiantes. La violencia anarquista ahuyenta. No debemos ser espectadores de la violencia político-social. A los violentos anarquistas no se les debe comprender. No quiero que sea demasiado tarde para reclamar por los atentados al interior del Campus Principal.

¿Por qué debemos hacerlo, por qué debemos sumar gente, por qué debemos tener mayor coraje? Porque el objetivo es que no vuelvan a ocurrir más atentados. A la democracia universitaria también debemos cuidarla. No quiero que esa violencia me vuelva a tocar a mí, ni a ti, ni a nadie.

Dr. Hugo Arancibia,
profesor titular, departamento de
Oceanografía de la UdeC

 

 

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