Fue un gran reencuentro, un momento para mirar la historia, visualizar desafíos y reconocer a quienes, desde su desempeño profesional, han dejado en alto el nombre de la carrera de Ingeniería Civil Química.
El auditorio Salvador Gálvez acogió el 23 de octubre a los cerca de 180 invitados que concurrieron a la celebración de los 90 años de la especialidad heredera de la antigua Química Industrial, una de las 4 carreras fundadoras de nuestra casa de estudios. El profesor titular de la carrera y exalumno, Claudio Zaror, tuvo la responsabilidad de abrir la ceremonia, con un discurso en el que recordó los inicios de la especialidad en 1919.
“Han transcurrido noventa años desde que se inició la enseñanza universitaria de la ingeniería química en Chile, aquí, en esta ciudad. En una improvisada sala de una pequeña casita ubicada en Caupolicán 262, un lunes 17 de marzo de 1919, cerca de 20 alumnos de la naciente carrera de Ingeniería Química Industrial escucharon la primera clase de química general dictada por el profesor Salvador Gálvez. Dice la leyenda, que sus exposiciones teóricas sobre la química inorgánica fueron complementadas con pruebas experimentales realizadas en la cocina de dicha propiedad, utilizando tubos vacíos de aspirina, un anafe, ollas y otros elementos caseros”.
También se refirió a los desafíos que deben enfrentar los ingenieros químicos en la época actual:
“ (…)debemos perseverar en ser agentes activos del progreso, guiados por un irrenunciable sentido de responsabilidad social y profesionalismo, contribuyendo con nuestro esfuerzo a orientar la actividad productiva en una dirección de sustentabilidad, donde se armonice el desarrollo económico, con la equidad social y la preservación del medio ambiente”, afirmó.
En el acto, se hizo entrega de distinciones a 8 exalumnos que han destacado por una trayectoria profesional desde distintas perspectivas y de acuerdo a la votación de los propios egresados de la carrera.
Recibieron el reconocimiento el Profesor Emérito Roberto Melo, por su labor en docencia e investigación; José Parés, por su trayectoria en docencia y emprendimiento; Javier Alvarez, Enzo Marzullo y María Varela, por su capacidad emprendedora; Fernando Murillo y Jorge Catepillán, por su aporte a la ingeniería química, y Rodolfo Krause, por su exitosa carrera empresarial.
El acto contó también con las intervenciones, Erwin Carrasco y Rodolfo Krause.
El primero hizo un recorrido por la evolución de la ingeniería química en países como Francia, Inglaterra, Alemania, Estados Unidos, desde fines del siglo XIX, para luego abordar su desarrollo en América Latina y Chile. Krause, en tanto, hizo una intervención matizada de recuerdos y vivencias de su generación y en la que se refirió al valor del conocimiento como base para el desarrollo de las sociedades y los desafíos valóricos y formativos que impone un mundo en transformación constante. “El mundo cambia, qué duda cabe y lo único que puede salvarlo de nuestra depredación sin límites es que haya hombres éticamente formados y ocupen su intelecto en desarrollar nuevas tecnologías más eficientes y más amigables con el medioambiente y todos sus moradores”, dijo.
Por eso, llamó a los formadores a ser inspiradores e impulsores de “los continuos soñadores que copan sus aulas para que éstos se enamoren de su creatividad y puedan seguir trabajando airosa y recurrentemente frente a estos nuevos atisbos del mundo que se configura”.
Tras la ceremonia, se llevó a cabo una cena de camaradería, que congregó a más de 200 exalumnos
en el Hotel Sonesta.
Fue un gran reencuentro, un momento para mirar la historia, visualizar desafíos y reconocer a quienes, desde su desempeño profesional, han dejado en alto el nombre de la carrera de Ingeniería Civil Química.
También se refirió a los desafíos que deben enfrentar los ingenieros químicos en la época actual:
