Educación odontológica
está obligada al cambio
permantente
Es enfático al afirmar que las discusiones teóricas
no son útiles cuando se trata de la formación de
profesionales de alta responsabilidad. Por eso, el
decano de Odontología de la Universidad Complutense
de Madrid, Marino Sanz, se confiesa absolutamente
pragmático a la hora de definir un sistema
de enseñanza para los odontólogos. “He estudiado
a fondo las teorías de educación e investigado en
educación pedagógica aplicada a la odontología y
creo que las teorías educativas
no siempre son fáciles de plasmar
directamente a la realidad
cotidiana de la enseñanza”, señaló
en una conferencia que
ofreció para los docentes del área en la Universidad.
En Europa, dijo, a comienzos
de la década tuvieron mucho éxito los modelos educativos
más avanzados, pero ahora
-agregó- está claro que lo más válido es trabajar
con modelos híbridos. De ahí que se muestre contrario
al “fundamentalismo en educación” porque, a
su juicio, no ayudan en nada a la actividad formativa.
Para el especialista en el tema, las disquisiciones
teóricas o epistemológicas pueden ser un muy buen
ejercicio intelectual, pero que carecen de sentido “sobre todo cuando hablamos de profesiones sanitarias,
donde el resultado del proceso educativo
tiene que ser evaluado de manera tangible…no se
puede dilucidar teóricamente”.
Como señaló, los modelos de educación en odontología
están obligados a cambiar de manera permanente. “Precisamente por ser una profesión biomédica
los avances científicos y tecnológicos van a
tal ritmo que es imposible que nosotros desarrollemos
un proceso educativo razonable a no ser que
cambiemos radicalmente este proceso”, aseveró.
Sin precisar un modelo especifico, Sanz indicó que
la tendencia es poner en el centro del proceso al
estudiante, de manera que éstos logren mayor autonomía
en su aprendizaje. Esto significa potenciar
el uso de las tecnologías de la información y la comunicación,
estimular la resolución de problemas y
facilitar el acercamiento de los alumnos al método
científico desde el primer año. “Hay que cambiar el
modelo para que (ellos) tenga capacidad de de evaluar
la evidencia científica y que no sólo la reciban
tamizada por el profesor”.
Por otro lado, implica profundizar en la evaluación. “En los modelos clásicos lo que se usa son las evaluaciones
sumatorias, es decir, los exámenes y éstos
tienen poco componente de retroalimentación,
que es fundamental en la formación clínica”.
En su conferencia también abordó los avances en la
integración curricular en el área a través de la experiencia
de Europa, y de España en particular, para
luego tratar la forma que América Latina ha seguido
este proceso.