Experta habla sobre el bullying
“Hay que poner en alto el rol de los defensores”
A la hora de hablar de bullying, la académica del departamento de Sicología de la Universidad de Sevilla (España), María José Lera, se cuida mucho de magnificar el fenómeno. Ocurre, según ella, que la realidad aparece exagerada por lo que muestran los medios, sobre todo la televisión.
Pero es un tema de gran actualidad en colegios y liceos, como reconoció durante una conferencia que ofreció en el auditorio de la facultad de Educación, invitada por la carrera de Educación Parvularia.
Las primeras investigaciones sobre el bullying en el concierto europeo surgieron en los 80 y la doctora Lera lo ha estudiado desde fines de los ’90, cuando comienza a aparecer con más fuerza en España.
La especialista señala que el fenómeno hay que situarlo en el contexto de las relaciones y la convivencia entre iguales. Al respecto indica que, como señalan las investigaciones, a la gran mayoría de los niños les gusta ir al colegio y reconocen tener buenas relaciones con sus pares y pasarlo bien con ellos, lo mismo que los estudiantes de los institutos (el equivalente a los institutos en España).
Sin embargo, acota, los problemas de convivencia aparecen cuando hay conflictos no resueltos o mal resueltos. Esto plantea un desafío a los profesores que “además de educar tenemos que enseñar a resolver los conflictos de manera adecuada y aunque a nosotros no nos enseñaron, debemos hacerlo con las nuevas generaciones”.
Pero el bullying va más allá de un simple problema de convivencia. Está en el ámbito de un tipo de violencia “que se da cuando no hay conflicto o cuando en el conflicto uno siempre gana y uno siempre pierde”. Las cifras indican que un 6 a un 7% de los niños dice sufrir violencia en sus colegios.
La experta señala que en el bullying hay que distinguir que se trata de una acción permanente contra otro, de carácter intencional y en un contexto de diferencia de poder (físico, manejo de las situaciones, etc.). Estas agresiones pueden ser de tipo físico o verbal, indirecto (exclusión social, chismes malintencionados) y todas tienen un fuerte alcance sicológico, afirma la investigadora.
Los agresores son niños que normalmente son fuertes, poco brillantes académicamente y que usan la violencia como método para resolver los conflictos; mientras que la víctima tiene deficiencias en el ámbito de las conductas sociales (son poco populares), tienen problemas conductuales, internalizan problemas sicológicos y eso es aprovechado por el victimario. “El siempre va a elegir al que le pueda ganar, al que pueda anular…al que tiene menos recursos”, explica.
Para Lera, es importante que los educadores conozcan los roles implicados en la violencia intraescolar: están, por un lado, los agresores y su grupo de apoyo (dentro del que también existen relaciones agresor-víctima), la víctima y un grupo de “espectador ausente”, que no se involucra con ninguno y que con su pasividad contribuye a perpetuar “el triángulo dramático de la violencia”.
La solución es romper ese triángulo desde su propio centro, donde se ubican los “defensores”, que acompañan o ayudan a la víctima. “Son los que despiertan a los ausentes y si se hacen lo suficientemente fuertes pueden frenar a los agresores….porque si se les dice que no, ellos van a parar”.
El llamado de esta investigadora es a potenciar el rol de los defensores y promover su imitación. “En esto la escuela tiene mucho que hacer”, asegura.
Los defensores se pueden ver incluso en el jardín infantil: siempre hay en el parvulario pequeños que acusan a quienes pelean con otros y las tías no intervienen porque se ha hecho costumbre calificar estos conflictos “como cosas de niños”.
Al ignorar a estos pequeños, que tienen un nivel más alto de preocupación por los otros, lo que se hace es perder futuros defensores.
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