La universidad nos mostró un camino nuevo e innovador
Posee un currículum extenso propio de décadas de academia, investigación científica, liderazgo, administración y gestión universitaria, políticas públicas en educación superior, trabajos científicos publicados en prestigiosas revistas ,asesorías internacionales y en tratar de reunir lo mejor de las universidades privadas con las públicas, en una tarea esta última-advierte-muchas veces incomprendida en Chile.
Manuel Krauskopf Roger (67) es un bioquímico de la Universidad de Concepción, perteneciente a las primeras generaciones de esos profesionales . Doctor en Biología de la Universidad de Chile y posdoctorado del Medical Center de la Universidad de California, San Francisco, y del Roche Institute of Molecular Biology, Nutley, Nueva Jersey. Fue presidente de la Comisión Nacional de Investigación Científica y Tecnológica, Conicyt; asesor del ministerio de Educación, vicerrector académico y rector de la Universidad Andrés Bello y actualmente es vicepresidente de Investigación y Desarrollo para la Región Andina de Laureate Educacion Inc. Ha actuado como miembro del Comité de Evaluación Externa de la Universidad de Sao Paulo y de la Universidad Federal de Río de Janeiro, además de ser profesor invitado de la Harvard Graduate School of Education.
Es reconocido por sus trabajos pioneros para dilucidar los mecanismos celulares y moleculares que conforman el proceso de adaptación a los cambios del ambiente usando como modelo a peces. Es experto en epistemometría , la medición del proceso de creación de conocimiento para poder contar con indicadores de ciencia y tecnología. Viajero permanente hace poco tuvo oportunidad de conocer el lugar en la República Checa desde donde llegaron sus padres y abuelos.
Su currículum es agotador, ¿recuerda cómo empezó su formación?
No me olvido de nada. Soy lo que ha pasado por mi vida. En la Universidad a partir de 1959 viví un período en un plantel cuya historia expresa con tremenda claridad el rol protagónico y relevante en la construcción de la educación superior de alto nivel. Imposible olvidar que Alfredo Liptschutz fue el primer Premio Nacional de Ciencias. Él era profesor allá. Antes que en Santiago ya se hacía investigación de punta, se formaba un semillero que impregnaba la cultura nacional con conciencia pública de su aporte. Un profesor como Arsenio Morán, cuyo aporte a la ciencia chilena y a la formación de científicos fue tan relevante como el de Osvaldo Cory en Santiago. Juan Concha, gran profesor de Fisiología. Esa gente nos enseñaba a los alumnos de entonces. Nos mostraron un camino nuevo e innovador.
¿Por qué llega usted a Concepción y cómo vivió como estudiante?
Soy valdiviano, porque allá transcurrió mi niñez y juventud y entrar a la Universidad significaba dejar la ciudad de uno . Lo más cerca y de calidad era Concepción. Me encontré con una Universidad que era sitio de encuentro y crisol de juventudes de distintas latitudes, un conglomerado y un Campus único cuya relación con la ciudad era muy armoniosa.
¿Cómo parte el ejercicio de su profesión?
Retorné a Valdivia. La Universidad Austral creaba la facultad de Medicina y con Luis Burzio, compañero de Universidad, partimos para crear el Instituto de Bioquímica. Me fui luego a Estados Unidos y regresé a Valdivia para formar la Escuela de Graduados y el primer bachillerato en Ciencias. Fui director de Investigación y director del Instituto de Bioquímica de la Universidad Austral. Me enorgullece haber impulsado la investigación científica y las publicaciones relacionadas; soy catedrático uno de los cinco que formamos el Cenáculo.
¿Qué es la Laureate Education Inc?
Es un consorcio creado hace diez años con el objeto de tomar el concepto de globalización en la educación superior incorporando lo mejor del sistema tradicional y al mismo tiempo las experiencias en gestión y administración del sistema privado de universidades en el entendido que éstas llegaron para quedarse. Se trata que las universidades enfrenten bien , con eficiencia y eficacia los grados de complejidad que no habían internalizado, en tanto empresas. Por otra parte se quiere que los alumnos asuman como propia la internalización como un desafío para que mientras estudian tengan la experiencia de ese mundo global y la realidad del conocimiento sin fronteras.
¿Cuántas la forman?
40 universidades en el mundo repartidas por China, Australia, Malasia, Chipre, España, Francia, Colombia., Ecuador, Perú, con cerca de 500.000 estudiantes y sólidas alianzas con universidades como la de Liverpool que estuvo recién en Chile y la de California. Alguien dijo que las universidades son el cerebro de la sociedad y como tal deben adelantarse a los tiempos, en el entendido que la investigación científica es un bien público y que esta investigación la haga una universidad pública o privada da lo mismo.
¿Cuál sería una fórmula para los nuevos tiempos universitarios?
Las más prestigiosas universidades del mundo, las que aparecen primeros en los rankings mundiales son aquéllas dedicadas principalmente al posgrado, más que al pregrado. En Chile hay contingentes de científicos de muy buen nivel, pero el número de doctores es escaso aún 250-300 al año cuando deberíamos andar en 2.500.
¿Cómo es el panorama de la investigación en Chile?
Progresa. Nadie puede decir lo contrario. Pero hay desafíos pendientes y hay que enfrentarlos rápido, sin autocomplacencias. Muchos países están sobre nosotros en los doctorados. En Chile aún no tenemos las masas críticas de una educación superior avanzada para poder conversar y competir de igual a igual. Y la responsabilidad es compartida Estado, sociedad, universidades, todos los que podamos contribuir a través de políticas definidas y que son posibles. Basta mirar hacia fuera. Tenemos consumos internos buenos. Yo soy producto de mi época y mi circunstancia y “privatizarme” en esta materia en algún momento me hizo reflexionar, porque además soy judío y tengo un sentido de la trascendencia, del aporte que uno puede hacer. La Universidad debe internalizar los avances reales de la sociedad en que vivimos, anticipando luz para que esos avances se hagan de manera correcta, de crear atmósferas académicas adecuadas y de convertirse -en el caso de las privadas- en una alternativa de calidad indiscutible. Eso fue lo que hice con la Andrés Bello. Mostrar que un proyecto así puede ser útil para el sistema en su conjunto, sin distinciones.
¿Cómo evoca a la U.de Concepción?
Los mejores años de mi vida se desarrollaron allí. Estudié en una época de clara ebullición política, impregnada de grandes idealismos que enriquecieron a las generaciones que pasamos por allí. También era una época cultural intensa . La U. se adelantó a la globalización. Fui uno de los beneficiados con esa mirada anticipatoria y participé de un intercambio con la U.de Nueva York. Me tocó la suerte de irme junto a gente como Augusto Parra, Carlos Parra, Rubén Guarda. Y si se trata de recuerdos increíbles fui integrante de la comisión que invitó a Robert Kennedy a visitar la Universidad, con los resultados sabidos y conmigo de locutor en la Casa del Arte en un acto en que , por cierto nadie escuchaba a nadie. Eso sólo se podía vivir allá.
Mónica Silva Andrade
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