El sabor de las emociones
Las emociones son fenómenos sicofisiológicos que representan modos eficaces de adaptación a ciertos cambios de las demandas ambientales.
Sicológicamente, las emociones alteran la atención, hacen subir de rango ciertas conductas en la jerarquía de respuestas del individuo, y activan redes asociativas relevantes en la memoria.
Fisiológicamente, las emociones organizan rápidamente las respuestas de distintos órganos del cuerpo incluyendo expresiones faciales, músculos, voz, actividad del sistema nervioso autónomo, y sistema endocrino, con el propósito de establecer un medio interno óptimo para un comportamiento más efectivo.
Desde el punto de vista conductual, las emociones sirven para establecer nuestra posición con respecto a nuestro entorno, impulsándonos hacia ciertas personas, objetos, acciones, e ideas y alejándonos de otras.
Las emociones se viven no sólo en la mente o el espíritu, sino también en el cuerpo; también, las emociones se pueden modular y vivir de manera más adaptada y sana con sólo aprender a manejar mejor el cuerpo; como seres humanos las emociones nos acompañan desde que estamos en el vientre materno y en la medida que nos desarrollamos, nuestra experiencia y nuestra individualidad determinan la manifestación de nuestras emociones frente a diferentes estímulos.
En la actualidad existe evidencia científica de que las emociones provocan y curan enfermedades así como también, regulan nuestro comportamiento con los que nos rodean.
Pero existe otra mirada importante de considerar: el lenguaje y las expresiones, también influyen en nuestras emociones. Al respecto, recordemos los comentarios de la sicóloga Pilar Sordo, quien en seminarios anteriores ha hablado del amor de pareja; ella nos contaba que lamenta muchísimo, que los chilenos sean tan buenos para bajonear a las personas; si alguien dice que está feliz con su pareja y que la ama, la respuesta del chileno es: “aprovecha mientras te dure”, comentario que afecta la libre manifestación de la emoción del otro.
El otro concepto usado en el título de este seminario es el término “sabor”. Este concepto significa: la impresión que una cosa produce en el ánimo, o sensación que produce una sustancia en el gusto o impresión que deja alguna cosa, por ejemplo: “esa película que fui a ver, me dejó un sabor triste”.
En el mundo occidental el término sabor se utiliza para referirse a estados de ánimo, como también a rasgos de personalidad. Es común que se hable de momentos dulces o amargos así como también hablamos de personas dulces, agrias, insípidas y picantes. Esta asociación metafórica entre sabores, emociones e identidades funciona porque: determinados sabores producen determinadas emociones y porque determinadas emociones provocan determinados sabores.
Sabemos también, que existe una relación entre los órganos del cuerpo y las emociones; los órganos secretan y procesan determinados sabores, o sustancias de esos sabores.
A modo de ejemplo, algunos jugos gástricos son de naturaleza ácida, la bilis es amarga, el páncreas procesa el azúcar, los riñones regulan la sal.
Si las emociones se relacionan con los órganos y los órganos con los sabores del cuerpo, es lógico, que las emociones y los sabores estén en relación mutua, es decir, los unos son causa de los otros y viceversa.
Por lo tanto, aprovechemos positivamente los minutos, horas y años y optimicemos toda esa potencia divina que se nos ha entregado, para dejar fluir los pensamientos, la creatividad e iniciativa en todo aquello que favorezca nuestro crecimiento personal para alcanzar el equilibrio, felicidad y armonía que tanto anhelamos en nuestra vinculación con los de nuestra especie y el medio ambiente que nos rodea.
Eugenia Reyes
Departamento de Biología Celular
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