Es una ternera y fue bautizada como Victoria
En Chillán nace el primer clon de Chile
Victoria es el simbólico nombre de la primera ternera nacida en el país, reproducida a través de técnicas de clonación, y que es producto del arduo trabajo de dos años de un grupo de investigadores de la facultad de Medicina Veterinaria.
Este hito de la ciencia chilena se da en el marco de un proyecto cofinanciado por la Fundación para la Innovación Agraria (FIA) y que bajo el título Conservación de genofondos de especies animales silvestres nativas y endémicas en peligro de extinción, busca -mediante herramientas biotecnológicas como la crioconservación, el desarrollo de líneas celulares y la transferencia nuclear somática o clonación- establecer un banco de recursos genéticos de animales chilenos amenazados como el huemul, el gato güiña o el zorro chilote.
El director del proyecto, el doctor Fidel Ovidio Castro, explica que precisamente con el objetivo de “salvar” a estas especies amenazadas, se plantea el método de clonación, pero no podían hacerlo en las especies que están a punto de extinguirse, por lo que optaron por una especie doméstica, que además les permite otras aplicaciones, en el campo de la ganadería de alto valor y la medicina.
Y lo que parecía ciencia-ficción -como es la creación de nuevos individuos sexuados fuera del ámbito de la sexualidad, sin fusión de gametos- hoy es una realidad y Victoria, quien por estos días es la regalona y principal atracción de investigadores y estudiantes de nuestra casa de estudios, es el ejemplo vivo de un avance científico sin precedentes en Chile.
Más efectividad a menor costo
El método de reproducción, que se denomina Hand Made Cloning (HMC), consistió en eliminar el núcleo de un óvulo de vaca y sustituirlo por un núcleo de célula de vaca wagyú para implantarlo en una tercera vaca que sirvió como «vientre de alquiler».
La técnica es poco conocida a nivel mundial, pero ha resultado más efectiva por su alto porcentaje de éxito. Además, su aplicación es más barata, porque no requiere de equipos micromanipuladores que son costosos y sofisticados, lo que hace posible su utilización en cualquier laboratorio, incluso, con pocos recursos.
Así, en el contexto de un proyecto para salvar especies autóctonas amenazadas, no sólo nace Victoria, sino que se abre la puerta para una serie de avances que pueden revolucionar la ganadería chilena, e incluso, inaugurar el campo de las modificaciones genéticas biomédicas, un área en la que Chile aún está en pañales.
Al respecto el doctor José Cox precisa que ésta es la línea basal y sus proyecciones son inmensas, porque la clonación es el esquema con mayor potencial en términos de multiplicación de individuos de razas sobresalientes, capaz de producir genética ganadera de alto valor como Holstein y Wagyú, e incluso, rescatar otras perdidas como la Pirenaica.
“Los métodos convencionales de producción de embriones no constituyen una tecnología que vaya a generar un impacto significativo que no sea producir toros para la inseminación artificial. Pero a partir de este avance, de una simple biopsia de oreja, puedes producir miles de embriones y por extensión miles de ejemplares y todo con un máximo de protección del bienestar animal. Eso, sin duda, puede producir una revolución desde el punto de vista de la producción animal en Chile. Aquí no hay manipulación genética, no se trata de transgénicos, lo que significa cero barreras, tanto en nuestro país como en todo el mundo, para la comercialización de estos animales y los productos derivados de ellos”, explica.
“En todo caso aún falta -aclara Cox- y pese a que desde una perspectiva internacional tenemos los mejores resultados, quedan cosas por mejorar.” “Hay que gatear antes de correr. Nosotros estamos caminando”, complementa el doctor Castro.
En la medicina
Pero no sólo en la ganadería existe un enorme potencial, ya que la clonación también abre la posibilidad del uso de animales mayores como biofábricas de medicinas para los seres humanos. Ahí sí hay que hacer transgénesis, precisa Lleretny Rodríguez, y ése es precisamente el tema, ya que hoy en día la gran disyuntiva es que prácticamente no hay método de tener animales transgénicos de granja mediante otra técnica que no sea la clonación. Son inviables todos, económica y técnicamente. Entonces el hecho de haber desarrollado esta tecnología, permite en un futuro no muy lejano producir en un clon fármacos de alto valor agregado, como vacunas, insulina, u hormonas de crecimiento. “Esto abre el campo de las modificaciones genéticas biomédicas, que en Chile está en pañales”, puntualiza.
Pero estos investigadores aún ven más allá y creen que la cantidad de procesos biológicos que han ocurrido en la clonación y la transferencia de los embriones y particularmente lo que ellos llaman “apagado de genes”, abre un escenario que hasta este momento nunca se había estudiado y que se inserta en el ámbito más puro de la ciencia básica y que podría ayudar a entender otros proceso biológicos, como el envejecimiento celular o la pérdida de neuronas.
El equipo que logró esta hazaña está integrado por los doctores José Cox, Lleretny Rodríguez, Fidel Ovidio Castro y el estudiante de doctorado, Felipe Navarrete.
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