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  Nº 626 miércoles 25 de junio de 2008

 

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La música es un amor innato, poco racional y bello

Será un año para no olvidar para Alejandro Vera Aguilera (33,casado, dos hijos), académico e investigador del Instituto de Música de la Pontificia Universidad Católica. Recién le fue conferido el Premio de Excelencia Docente que otorga el plantel; mientras que en abril último su trabajo ¿Decadencia o Progreso? La música del siglo XVIII y el nacionalismo decimonónico ganó un evento internacional de primer nivel en México, sobre investigación musical, dotado de una suma importante en dólares.

Pedagogo en Música de la Universidad de Concepción, sus padres Pedro Vera y Patricia Aguilera son académicos de nuestra casa de estudios. Su esposa Marcela Maturana, una soprano, que también se dedica a la docencia, fue su compañera de curso. Ambos suelen cantarle a voces a sus pequeños en el hogar, en una experiencia que no la tiene cualquiera. Es cierto.

¿Motivos de sobra para estar satisfecho de su vocación?

Fundamentalmente por la claridad que tengo de saber que esto es lo mío, la docencia, la investigación, más que la composición o la ejecución. Porque puedo vivir, mantener a mi familia y sentirme contento. Evidentemente cuando uno dice que estudiará música los padres se sorprenden e inquietan, pero yo he podido seguir mi camino, dedicarme a esto .

¿Cómo es que por su sangre empezó a correr la música en lugar de las ciencias sociales u otras disciplinas?

No fue de tan niño, sino a los 12 años cuando en el Colegio Charles de Gaulle tuve clases de música y empecé a estudiar guitarra. Luego mi mamá trajo de Francia música y escucharla me resultó muy estimulante.

Tras sus estudios de Pedagogía en Música, ¿qué sucedió?

Estuve en la Universidad entre 1992 y 1996. Fue una buena formación, aunque nunca es suficiente. Es cierto que pueden haber establecimientos de mejor nivel en este ámbito; pero yo no me quejo porque la base está, es sólida y luego uno debe ampliar, seguir buscando. Siendo alumno formé parte de la Camerana Universitaria, un conjunto de música antigua.

¿Qué hizo posteriormente?

Fui a doctorarme en Musicología en la Universidad Autónoma de Madrid donde estuve hasta el 2002. Actualmente dirijo a alumnos del doctorado en el mismo plantel, lo que me hace viajar unas dos semanas al año a la capital española. Mi tesis doctoral sobre Música profana del siglo XVII obtuvo el premio “Emilio Pujol”. Fue el 22 de abril de 2002 que me avisaron y¿ por qué recuerdo la fecha con exactitud? El día antes me habían rechazado una propuesta que yo había hecho por un trabajo. Entonces lo tomé como una señal, porque soy supersticioso.

¿A qué se dedica en la UC?

Soy profesor jornada completa, con asignación de exclusividad. Hago Investigación Musical en pregrado y magíster; Musicología; Metodología de Investigación; Contrapunto, Composición y Notación. En el área investigación me dedico a la recuperación de la memoria histórica.

¿Por qué los jóvenes estudian música y cuál es el campo ocupacional?

Los motivos no han cambiado. Casi todos argumentan lo de siempre: es un amor innato, poco racional, pero que es bello y que sienten necesidad de dedicarse más a fondo. Hay más campo que antes. Por lo pronto la pedagogía, la academia, la crítica musical y el periodismo cultural. Leía que el New York Times tiene seis musicólogos jornada completa para dedicarse a la crítica musical.

La música sigue siendo el remanso en medio de una sociedad sobre exigida, demoledora por momentos, ¿es lo bueno que nos sucede, tanto que cientos de personas pasan enchufados en sus audífonos?

En los tiempos actuales ayuda a equilibrar un poco la balanza, le brinda a las personas una dimensión un poco más espiritual, menos materialista. Es y seguirá siendo una actividad fundamental en la vida de las personas. Estimula. Mueve los afectos, las emociones.

¿Musicalmente somos un país interesante?

Chile es un país de buenos músicos. Posee un conjunto de sonoridades que van cambiando del norte, al centro, al sur. Hay mixturas y áreas sumamente valiosas. Precisamente eso es lo apasionante, estudiar aquello que nos distinga. Estudio precisamente la música que llegó de España en el siglo XVIII, la manera como se mezcló con la cultura indígena.

A propósito, el Coro de Niños Huichilles de Chiloé ejecuta e interpreta esa mixtura, música de los colonizadores con la propia.

Es un buen ejemplo. Ahí se da un conjunto de sonoridades, pero totalmente distinto a todo lo que se puede oír o que está marcado por signo de la industria musical.

Hábleme de su música favorita. No sólo la que es motivo de estudio.

Jamiro Quai, un músico inglés de los 90. Escucho en general la radio, con música contemporánea de todo tipo.

Habiendo vivido en Francia, ¿qué tal esa música?

No demasiado, con excepción de Francis Cabrel.

¿Qué sensaciones, qué vasos comunicantes entre la escritura y la música?

Variados, múltiples, fundamentales en algunos casos y dignos de estudio, por supuesto.

¿Toca instrumento , compone y canta?

Sí, pero no en público. Soy concertista en guitarra clásica y quizás mi sueño frustrado sea actuar, cosa que hasta hoy no lo logro porque me provoca mucho pánico el público; menos el canto. Esto último sólo para mis hijos, especialmente la guagua de 8 meses. Finalmente también he compuesto, pero muy poco y no creo que sea muy valioso.

Mónica Silva Andrade

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