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  Nº 621 miércoles 16 de abril de 2008

 

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•INVESTIGACIÓN

Diversidad genética vegetal

El desconocimiento uno de los factores que, a juicio del investigador de la Universidad de Córdoba, Juan Bautista Alvarez, atentan contra la protección de la biodiversidad. “Uno de los mayores peligros que tenemos actualmente es que todo el mundo da por sabido que tenemos diversidad, pero no sabemos qué tenemos realmente”, dijo el académico en una conferencia que ofreció durante su visita a la facultad de Ciencias Forestales.

El biólogo, profesor titular del departamento de Genética de la Escuela Superior de Ingenieros Agrónomos y Montes de la universidad andaluza estuvo en Concepción para desarrollar actividades relacionadas con el proyecto DIUC Pautas para la generación, regeneración y gestión sustentable de Nothofagus glauca (roble blanco), que conduce el doctor Fernando Muñoz, y del que es colaborador.

La diversidad genética vegetal fue el tema que abordó en su exposición en la que dio cuenta de métodos para la evaluación de poblaciones y sistemas que hoy se utilizan para la conservación de los recursos vegetales, mostrando algunas experiencias desarrolladas por su grupo de trabajo en España, en relación al castaño y el pinsapo (un tipo de conífera propio de Andalucía).

El investigador advirtió los riesgos que suponen para la supervivencia la fragmentación o aislamiento de las poblaciones. “Cuando una población es pequeña o aislada tiene problemas de autofecundación …con lo cual sufren una pérdida de diversidad genética, que genera pérdida en la adaptabilidad, en la supervivencia y la reproducción”.

Como resultado, señaló, la población se hace cada vez menor, “hasta que llega un momento en que es tan pequeña que casi ha desaparecido”. En genética, como explicó el experto, el concepto de desaparición señala el momento en que los individuos que componen una especie son incapaces de generar nueva variabilidad genética; es decir, que “no hay que esperar a que se muera el último individuo…llega un punto en que el camino de vuelta ya no es posible”, indicó.

Por eso, en su opinión hay que tener claridad sobre cuál es el momento adecuado para evaluar “porque (para las poblaciones en riesgos de extinción) el tiempo no pasa en vano”. La vía de la recuperación, indicó, pasa por una buena evaluación, por el conocimiento de lo que existe dentro de los individuos de una misma especie y ayudando a hacer regeneraciones partir de material distinto para romper la uniformidad genética.



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