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nro 604 jueves 7 de junio de 2007

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  PERSPECTIVAS

En los últimos años, la academia ha insistido en la necesidad de promover una cultura preventiva frente a las catástrofes naturales, en el reconocimiento de que nuestro país debe enfrentar periódicamente –y cada vez con mayor frecuencia- eventos que dejan a su paso importantes efectos económicos y sociales.

Bajo esta premisa, adelantándose a la llegada del invierno y la eventual ocurrencia de inundaciones como las registradas en la temporada pasada, se sitúa el seminario Métodos modernos de previsión y mitigación de daños en crecidas e inundaciones: aplicaciones en la región del Bío Bío, organizado por el departamento de Ingenieria Civil con el patrocinio del Reino de los Países Bajos y Arcadis Geotecnia.

El encuentro contó con la asistencia de representantes de agrupaciones que han sufrido el problema de las inundaciones, personeros del sector público y académicos, y tuvo como invitados especiales a Ron Passchier, de Hydraulics Delft, Holanda (instituto independiente de estudios en recursos hídricos) y el consultor senior de Arcadis Geotécnica, Pablo Daud.

Justamente fue el carácter anticipatorio el que destacó el vicedecano Raúl Benavente al inaugurar la jornada, recordando que el año pasado se efectuó un seminario especial tras las inundaciones para analizar sus efectos y proyectar soluciones.

Benavente señaló que nuestra zona es propensa a las inundaciones por causas muy diversas, por lo que sus soluciones son complejas y demandan inversiones importantes. En opinión del académico, por esta complejidad la labor preventiva es un desafío relevante. Hay que conocer puntos críticos, entregar señales sobre lo que se debe hacer, evitar que se produzcan nuevos focos de inundaciones (como los que tienen que ver con las construcciones en los lechos de los ríos), señaló.

Llamó, además, la atención sobre los impactos que el cambio climático puede tener sobre estos temas, haciendo incluso más dramáticos, estos eventos.


Para el investigador de Delft Hydraulics (Holanda) Ron Passier, hoy más que nunca están dadas las condiciones para avanzar en la previsión. “Antes no era posible contar con la abundancia de datos meteorológicos que tenemos ( …) tenemos una invasión de satélites y radares en Europa; hay muchos datos disponibles para hacer la previsión, incluso con varios días de anticipación. Son datos que están disponibles y existen mundialmente (….) hay que aprovecharlos para las predicciones”, afirma.

Esa información, dice, es posible llevarla a sistemas de diversa complejidad, desde espacios comunitarios (con tecnología simple y bajo costo) a cuencas de gran magnitud, como el Nilo en Egipto.

En el nivel simple, Passier se refirió a sistemas usados en Honduras para cuencas pequeñas, donde la previsión sobre los niveles de lluvia se hace a través de tecnologías tradicionales como pluviómetros y medición de escalas de vientos, que es fácil de mantener y donde la alerta se realiza vía radios en pueblos pequeños. “El éxito –dijo-depende del interés de la gente y eso es un punto importante cuando hablamos de previsión”.

Al hablar de métodos más avanzados, presentó las bondades de FEWS, sistema de Alerta Temprana de Crecidas, en el que se combinan aspectos de observación y precisión, con una amplia gama de posibilidades como la transformación de datos, correlaciones, mapeo de inundaciones, series de tiempo y modelos de lluvia y crecidas y de embalses. Todo esto enfocado a distintas etapas, desde la detección, previsión, aviso y reacción, dependiendo de la evolución de los eventos.

En otro punto de su exposición, se refirió a la realidad de su país. Con un amplio porcentaje de su territorio bajo el nivel del mar, Holanda ha enfrentado las aguas con la construcción de diques que cada año aumentan su altura. Sin embargo hoy, dijo, ha habido un cambio de paradigma: en lugar de contener ríos, se trabaja en la construcción de infraestructura y medidas no estructurales que les permiten recuperar su espacio original.


Las inundaciones y crecidas de ríos en la ciudad han sido un tema recurrente en los estudios del departamento de Ingeniería Civil. En sus 35 años tiene un registro de 240 memorias de título en las áreas hidráulica y ambiental y de ellas 50 corresponden específicamente a inundaciones y crecidas (con especial interés en el Bío Bío y el Andalién).

Con estos antecedentes, el director del Departamento, José Vargas, puso de relieve la contribución que desde la unidad académica se ha hecho a la comprensión del tema en el ámbito regional. Y al igual que como se ha establecido en otros puntos del planeta, existe claridad que en esta área la solución a estos problemas requiere de respuestas multidisciplinarias. En este punto, el directivo resaltó el papel que juega la planificación territorial, un aspecto que se ha vuelto recurrente a la hora de analizar este tema.

Para ejemplificar el trabajo actual del Departamento en el área, Vargas mostró un estudio de Rodrigo Langdon, en desarrollo sobre el efecto del sistema Ralco-Pangue en las crecidas del río Bío Bío. En su exposición, el académico hizo un análisis de los antecedentes que dan sustento a la investigación, como hidrogramas históricos, datos geomorfológicos, datos climáticos y características de cauces que alimentan el sistema y que apuntan a explicar la influencia o no de la operación de las centrales sobre crecidas de los caudales aguas abajo.

El académico señaló que cualquier tipo de estudio y posibles soluciones al tema de las inundaciones o crecidas debe considerar el hecho de que los regímenes hidrológicos sufren alteraciones por cambios en el uso del suelo o del clima y de que es necesario calibrar y validar los métodos de estimación. Por otro lado, dijo, se hace imprescindible la gestión o manejo de cuencas. Todos esto, afirmó, requiere de mayor investigación “y las universidades lo pueden y deben hacer”.


El sector público estuvo representado por el director regional de Aguas, Ramón Daza, quien abordó el tema de la problemática de las crecidas e inundaciones en los ríos Andalién y Bío Bío. En su exposición, el directivo señaló que parte importante de los problemas se debe a la gestión que, dijo, es fragmentada, con competencias dispersas, ausencia de gestión de impacto ambiental a nivel de cuencas y dificultades para asumir los costos que significa enfrentar esta realidad.

Daza se refirió además al papel que cumple el organismo a su cargo ante la ocurrencia de eventos extremos y su responsabilidad en la realización de mediciones y la disponibilidad de información, de manera transparente, a todos quienes la demanden.

También presentó dos iniciativas en los que trabaja la dirección General de Aguas (DGA) para el manejo de emergencias: el proyecto de complementación de la red de monitoreo con estaciones DCP (satelitales) para el manejo de crecidas y el de monitoreo gráfico de variables hidrométricas.

Por su parte, el representante de la consultora en ingeniería y medio ambiente, Arcadis, Pablo Daud, mostró diversas experiencias que la empresa ha ejecutado en el control de inundaciones en los Países Bajos, así como un estudio de caso aplicado en New Orleans, tras el paso del huracán Katrina.

   

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