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nro 598 lunes 05 de marzo de 2007

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  PERSONAJE

Creo que estoy viviendo unos momentos muy interesantes como bióloga, ecóloga forestal.

En menos de 10 años Ingrid Aguayo Fuentealba, 34 años, -ingeniero forestal titulada en 1998- realizó el magíster en Ciencias Forestales, emigró a Canadá para doctorarse en la Universidad de Toronto, se casó con un norteamericano -historiador de Irán Medieval- y ganó un concurso de trabajo convocado por Colorado State Forest Service, de Estados Unidos.

Señala que una de sus fortalezas fue el dominio del inglés, idioma que aprendió cuando vivió con su familia en Estados Unidos, durante el tiempo que su papá realizó su doctorado en Iowa.

Universitaria de tomo y lomo, para ella y sus hermanos estudiar en la Universidad de Concepción no fue una opción. José Aguayo, padre de Ingrid, es el actual director del departamento de Matemática, de la facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas.

¿Te complicó tener un papá docente de la Universidad donde estudiaste?

Para nosotros era estudiar sí o sí en la Universidad de Concepción, justamente porque él es docente aquí, uno tiene ciertos beneficios. Lo que sí me complicó un poco fue por el lado de la matemática, porque además acá te conocen todos y uno tiene hartos “tíos” que están pendientes. Pero creo que mi hermano, que estudió Ingeniería Matemática, sufrió más esa parte. Yo me fui al área biológica.

¿Cómo fue tu etapa de estudiante de pregrado?

Tengo recuerdos muy bonitos. Entré a la carrera de Ingeniería Forestal justo cuando se trasladó de Chillán a Concepción. Si bien fue complicado al principio, porque no teníamos edificio y la mayoría de los profesores no estaban acá, fueron obstáculos que se superaron.

La secretaria académica, Martita que fui a ver, día la fui a ver, nos ayudó mucho en nuestros comienzos. Era como la “mamá” de todos.

¿Cuál fue el impulso para proseguir con tus estudios?

Es que se dieron todas las condiciones. Cuando terminé mi carrera, hice mi tesis de pregrado en una plaga de insectos, mi guía fue el profesor de entomología, Luis Cerda, y para la parte química de mi estudio, me acogieron en el laboratorio de Recursos Renovables, con Jaime Rodríguez, hoy director del Centro de Biotecnología. Juntos me ayudaron mucho.

Luego, el año que yo terminé, se ganaron un proyecto sobre feromonas y ahí se dieron las condiciones para seguir estudiando e ingresé al magíster en Ciencias Forestales con un proyecto definido.

¿Cuándo te proyectaste hacia el extranjero?
Tuve la oportunidad de conocer a personas del Canadian Forest Service, que colaboraban en el mismo proyecto de feromonas. Conocer el idioma fue una gran ventaja, porque me tocaba sacar a los profesores que venían de visita. Así conocí a varias personas y se me dieron distintas oportunidades.

Estos mismos canadienses me invitaron a hacer una estadía en su país. Cuando terminó mi estadía de dos meses, me dije “tengo que volver aquí”. Así que empecé a postular a distintos programas y quedé en la Universidad de Toronto…y hace tres semanas que me doctoré.

¿Cómo llegaste a trabajar en la Colorado State University?

En la página web de la Sociedad de Entomológica de EEUU publican oportunidades de trabajo en Estados Unidos y Canadá. Un día encontré que Colorado State Forest Service necesitaba un entomólogo forestal. Me dije: ¡esto es lo mismo que he hecho yo todo el tiempo!, así que postulé sin ninguna esperanza, sólo para saber qué tan lejos llegaba en el proceso, porque, además, yo todavía estaba terminando mi tesis.

Fui pasando por todas las etapas y llegué a la final con seis candidatos y me llamaron a una entrevista. Me pagaron el viaje a Colorado y tuve que hacer una presentación frente a un comité que me hacía preguntas.

Finalmente, luego de un largo proceso, me llamaron para decirme que había dos candidatos y si yo quería el puesto. La otra persona era americana, hombre y biólogo. Yo, mujer, extranjera e ingeniero forestal con especialidad en entomología forestal. Lo conversé con mi esposo, fue un poco complicado al principio, porque ninguno de los dos se lo esperaba y llevábamos sólo meses casados.

Y ahí estoy desde abril del año pasado trabajando.

¿En qué consiste tu trabajo?

Es algo que no existe acá. Ellos, como universidad estatal, tienen la tarea de educar en cosas que se están haciendo en la institución y traspasarla a la comunidad. Mi trabajo está orientado hacia personas que tiene propiedades en el bosque, enseñándoles manejo forestal a propietarios privados.

La experiencia ha sido excelente, por ahora ideal. He aprendido mucho. Me ha tocado trabajar con artículos científicos y ponerlos en palabras que la gente pueda entender. Lo más interesante que me ha tocado vivir es la interacción con la gente.

Además me toca hacer monitoreo aéreo de plagas, por lo tanto tengo que aprender a volar un avión.

Imagínate que al mes en el trabajo me llamó el director de Sanidad Forestal del US Forest Service y me dice que tengo que preparar una presentación en Washington DC sobre el problema que estamos viviendo en todas las Rocallosas con un escarabajo de la corteza que está matando los árboles. Creo que estoy viviendo unos momentos muy interesantes como bióloga, ecóloga forestal.

Hasta ahora todo lo que he vivido ha sido excelente.

Karina Fuentes Riffo

   

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