Biorrefinerías, oportunidades de
innovación para el sector forestal
¿Hemos entendido el mensaje de los árboles? La pregunta del investigador My Ahmed Said Azizi, nos pone en el camino de imaginar los alcances del uso de los recursos naturales bajo el concepto de biorrefinerías, que no es más que el aprovechamiento integral de todos sus compuestos para la obtención de materiales, energía y productos químicos de alto valor.
Con esta filosofía se reunieron investigadores nacionales y expertos de distintos países en el Primer Congreso Latinoamericano Biorrefinerías, Oportunidades de innovación para el sector forestal, programado por la Unidad de Desarrollo Tecnológico (UDT) en el marco de su décimo aniversario.
Investigador de la división de Biocompuestos de KTH Fibre and Polymer Tecnology en Suecia, Azizi señala que los árboles nos dicen que pueden ser fuente de inspiración para crear materiales funcionales y energías, más allá de las ideas tradicionales de la obtención de estos elementos desde el recurso forestal. El ha visto en los árboles una fuente para el desarrollo de nanomateriales.
Para el Arthur Ragauskas, del Instituto Tecnológico de Georgia (Estados Unidos), en las biorrefinerías hay un nuevo enfoque económico, que se funda en el uso de materias primas renovables que permiten maximizar la sustentabilidad de la actividad productiva.
Se trata, como indica el director de la UDT, Alex Berg, de aprovechar las oportunidades de desarrollo, “armar circuitos o sistemas virtuosos en los que el valor agregado, la rentabilidad y el aprovechamiento de la materia prima sea máxima”, visión en la que trabaja el centro y en la que se insertan, por ejemplo, las investigaciones en resinas adhesivas y polímeros para fabricar material extruible a partir de la corteza de pino.
Tema recurrente del encuentro fue el desarrollo de biocombustibles a partir de biomasa, el paso lógico tras la incorporación de recursos agrícolas tradicionales (granos y cereales) para producir etanol y biodiesel, como aseguró el director del Laboratorio de Recursos Renovables, Jaime Baeza, y para lo cual ya se está investigando. El desafío es afinar los procesos para separar los diversos compuestos de la madera (lignina, celulosa hemicelulosas, etc.).
Las razones por las que hoy la balanza se inclina más al uso de productos forestales para este fin, las explica el investigador de la Universidad del Estado de Carolina del Norte, Orlando Rojas: la madera no es un elemento con valor alimenticio (como el maíz), es posible contar con mayores densidades de biomasa, la cantidad de energía convencional que se requiere para producir una unidad de energía renovable es menor en comparación con los productos agrícolas y el balance entre producción y gases invernadero, como el CO2, es positivo.
La realidad brasileña en el uso de biocombustibles fue presentada por Eduardo Feijoo, de General Motors, quien se refirió a normas de calidad, porcentajes de mezclas y las adaptaciones que deben introducirse en los vehículos, antecedentes relevantes si se considera –como dijo- que la experiencia de su país ha sido útil para el desarrollo de programas de biodiesel en otras naciones.
Pero también existen otros usos energéticos como la incorporación de biomasa en calderas para producir electricidad o bien el uso de desechos como el aserrín para elaborar pellets –como combustible sólido- que incluso podrían ser exportados. La UDT está embarcada en un proyecto sobre el tema junto a la Universidad de Ciencias Aplicadas de Rosenheim (Alemania), cuyo investigador Andreas Michanicki afirma que la escasez de recursos madereros en Europa podría convertirse en una buena oportunidad para la industria forestal chilena. |