Azucena Sanhueza
En la gestión de desechos radiactivos
Hoy, cuando los vientos de la historia soplan a favor de las mujeres, conviene rescatar a quienes desde hace muchos años participan con decisión y entusiasmo en campos otrora privativo de varones.
La ingeniero civil químico Azucena Sanhueza Mir (casada, tres hijas), jefa de la sección Gestión de Desechos Radioactivos de la Comisión Chilena de Energía Nuclear es una de ellas. No fue fácil fijar un encuentro porque las exigencias del trabajo la llevan constantemente al extranjero, “me involucro en proyectos multinacionales”, explica.
Lotina de nacimiento, Azucena tuvo –recuerda- una vida universitaria entre 1969 y 1977 dedicada al estudio “porque así son las exigencias de la profesión”.
Alumna ayudante, instructor docente del entonces Instituto de Física, la docencia la tentó y el contacto con estudiantes la animó . Tras egresar hizo su práctica en Enacar, Lota y en la CCU.
El área nuclear al finalizar la década de los 70 era restringida y la Comisión Chilena de Energía Nuclear formaba grupos de trabajo en Santiago, hasta donde se trasladó tras su matrimonio. Allí se insertó, no sin antes partir a especializarse en Argentina y Francia.
Azucena está al frente de la gestión de desechos radioactivos . La Comisión Chilena posee una planta de tratamiento en Lo Aguirre, también la primera en el país y la tercera en Sudámerica, además de laboratorios de caracterización y segregación.
La energía nuclear, sus usos, aprovechamientos y problemas no es un tema preponderante en la agenda pública. Aparece cuando hay un accidente o cuando el transporte de material es denunciado como peligroso. La experta, advierte que esta relación debería ser natural “porque todos estamos sumergidos en radiaciones naturales, la del sol por ejemplo, que en exceso y mal controlado causa estragos en el ser humano; mientras que la producida por los reactores nucleares, ionizante, es muy útil para la salud y la industria.” Aunque también ésta ha tenido aplicaciones como la bomba atómica que constituyen una carga emocional fuerte en la conciencia colectiva del mundo.
En su trabajo dedicada a la energía nuclear, ella se considera una protectora del medio ambiente, porque todo su ejercicio profesional está destinado a prevenir la contaminación y la liberación del material radioactivo. Conjuntamente se ha perfeccionado la legislación en tal sentido.
La Comisión asesora al gobierno han, formado grupos de difusión y extensión y de inclusión del tema en la educación. Además, todo este conocimiento tiene directa relación, con el desarrollo de los sistemas energéticos. Los hay hidroeléctricos, a gas natural, eólico y es fundamental -apunta Azucena- configurar una política energética nuclear.
“Tenemos capacidad e ingenio para manejar elementos difíciles, hay reactores nucleares e investigación, así como legislación de seguridad nuclear. La energía nuclear puede ser encauzada con fines productivos, en beneficios de las personas y del medio ambiente”.
Sus años de estudiante, compartidos con gente como Marlene Roeckel, Estrella Aspée, Ivonne Paravic, Edison Durán, Claudio Iglesias, Hugo Bravo, entre otros, fueron tiempos magníficos y de todo ese ambiente, Azucena rescata por sobre todo la riqueza que implicaba el contacto con gente de otras profesiones todas las cuales convivían en esa “casa grande” que era el Barrio Universitario. Esa ligazón espiritual y afectiva con la Universidad continúa principalmente en trabajos conjuntos con la Vicerrectoría del plantel, por parte de la Comisión Chilena de Energía Nuclear, cuyo capital humano está compuesto por muchos profesionales formados en Concepción.
Mónica Silva Andrade
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