Enrique Tapia Witting
Ex alumno y docente es el nuevo
presidente de la Corte Suprema
Fue electo con un amplio respaldo entre sus pares (15 votos a 5) y asumió como máximo referente del Poder Judicial el viernes pasado, en reemplazo del ministro Marcos Libedinsky.
Enrique Tapia Witting, hijo de abogado y padre de otros dos, ingresó en 1951 a la Escuela de Derecho donde compartió cátedra con su buen amigo Eleodoro Ortiz, magistrado que le allanó el camino a la presidencia renunciando a su opción como primera antigüedad por razones de salud.
Si bien estima que no puede haber prioridades para lo que será su administración por el próximo bienio, porque “todo es importante”, cree indispensable resolver los asuntos pendientes en materia penal y los conflictos entre las partes en forma “relativamente” rápida.
Se conformará, además, un grupo técnico de trabajo que se aboque al diseño del gobierno judicial y la revisión del sistema de calificaciones, que no sólo amenaza con transformarse en una “bomba de tiempo”, sino que se trata de un asunto “ridículo” que, en su concepto, “no tiene pies ni cabeza”.
Cree necesario revisar el sistema de incentivo a la gestión de los tribunales “por todo lo que se ha dicho sobre el tema” y poner atención sobre lo que está sucediendo con los tribunales de familia, cuya demanda sobrepasó las proyecciones del diseño original.
En materia de derechos humanos, está seguro de que nadie pretende eternizar procesos, aunque admite que es difícil investigar hechos ocurridos hace tanto tiempo, porque “es difícil encontrar las pruebas y a los agentes”.
Tapia defiende los ajustes que ha habido al interior de los tribunales para tratar de optimizar el trabajo de los jueces, buscando, precisamente, que las causas avancen a un ritmo apropiado para dar respuesta a los requerimientos de quienes buscan verdad y justicia, con respeto, al mismo tiempo, de los derechos de los imputados.
En este sentido, valora el rol que cumplen los medios de comunicación en la administración de justicia, ya que lo que importa es llegar a la gente, “lo mismo que los tribunales, que están encargados de resolverle los conflictos y garantizar los derechos de las personas”.
No hay mejor forma de hacerlo que de manera “abierta y pública”, afirma. La mejor manera que la gente conozca el trabajo de los tribunales, agrega, es a través de los medios de comunicación, tomando distancia de este modo de quienes, en el propio tribunal, son partidarios del secreto.
“Yo siempre he sido absolutamente partidario de la apertura, el secreto no me gusta, no creo que se llegue a ninguna parte con él ni que se tenga alguna ventaja, no hay mejor juez que el público en general, porque la responsabilidad de uno, ante todo el mundo, puede ser controlada por la gente”, dice Tapia.
El presidente electo de la Corte Suprema valora el aporte que ministros como Sergio Muñoz y eventualmente Carlos Cerda, puedan hacer en el máximo tribunal. La incorporación de ambos, afirma, traerá savia nueva, lo que no debiera necesariamente provocar una fractura en su interior.
“Es gente nueva, que viene con savia nueva, sin duda alguna; sin embargo, no creo que haya un quiebre dentro de la Corte Suprema; cada uno tiene su opinión absolutamente respetable y yo respeto totalmente las opiniones ajenas, así me he criado toda mi vida”, advierte.
Enrique Tapia Witting asumió su nuevo cargo el 6 de enero por un período dos años, en reemplazo del ministro Marcos Libedinsky.
Erwin Acevedo Ibañez |