Flor
de geum, se le atribuyen propiedades afrodisíacas.
Estudiando
la propagación de plantas nativas chilenas
se encuentra un equipo de investigadoras de la
facultad de Agronomía, que desde el año
pasado trabajan en un proyecto financiado por
el Servicio Agrícola y Ganadero. Los estudios de propagación buscan preservar
las especies seleccionadas para el estudio y también
determinar su potencial como alternativa de negocio,
ya que no sólo están analizando cómo
introducirlas en su medio natural -principalmente cordillera y precordillera-
sino también cómo hacerlo en el valle
central, como una nueva alternativa de cultivo
para los pequeños agricultores.
Lo importante, es que los ingredientes activos “ex
situ” sean los mismos “in situ”,
explica la investigadora Susana Fischer, quien
precisó que están estudiando su comportamiento
fenológico, sus hábitos, si son rastreras
o no, cuánto crecen en los distintos hábitats,
en definitiva, ver si permanecen con las mismas
características en su lugar de origen
y como cultivo establecido.
También se incluye en el proyecto testear
el mercado y estimar qué precio podrían
alcanzar los productos.
El proyecto contempló un catastro de todas
las plantas nativas de la Región, de
las cuales eligieron 16, fundamentalmente a
partir
de sus propiedades medicinales.
El estudio, que tiene como objetivo caracterizar,
propagar y conservar diez poblaciones
de quince especies medicinales nativas,
es
desarrollado por un equipo multidisciplinario,
con especialistas
en fisiología vegetal, ecología,
botánica y química.
El proyecto incluye las siguientes
plantas: paramela, palito negro,
matico, doradilla,
paico, canchanlagua,
pichi, geum, bailahuén, ñanco, radal,
culén, flor de mayo y murta.
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M+s
información
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Avanza
instalación de laboratorio
de biología molecular
A
fines de este año entrará definitivamente
en operaciones un laboratorio, cuya
finalidad será montar técnicas
de biología molecular para resolver
problemas en terreno.
El director de este proyecto, el
doctor Alvaro Ruiz, explica que
se trata de
una capacidad muy importante para la
industria exportadora. Los métodos
tradicionales, cultivos básicamente,
pueden tardar varios días, incluso
semanas; mientras que un test de diagnóstico
por biología molecular se puede
realizar en cuestión de horas.
En el país existen varios laboratorios
de este tipo, pero la mayoría
están dedicados a la ciencia básica
y no a diagnósticos, de modo que
las empresas tienen acceso muy limitado
a esta moderna tecnología.
Ruiz también anticipó la
creación de un banco genético,
que en el futuro permitiría hacer
trazabilidad y estudios epidemiológicos. "La
idea es generar una base de datos de
las bacterias que existen y genotipificarlas.
En cierta forma es crear una huella
digital de los patógenos que
se van encontrado".
La trascendencia está en que
con esta información se pueden
hacer estudios epidemiológicos
sobre el movimiento de las bacterias.
Este proyecto, cuya inversión
asciende a 169 millones de pesos, es
financiado por Innova Bío Bío
y plantas exportadoras de productos hortofrutícolas.
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