María
Elena Amos
Para
investigar sobre una ópera apelo al periodismo
Diseñadora
de vestuario, pintora y periodista María Elena
Amos (dos hijos, un nieto) es reconocida en Europa,
tras tres décadas de trayectoria. El prestigiado
director Alfred Kirchner la invitó a trabajar
junto a él en la puesta en escena de Lohengrin,
la ópera romántica de Wagner recién
estrenada en el Municipal.
Desde
1999 se desempeña
como escenógrafa y vestuarista del Berliner
Ensemble en la capital alemana.
María Elena (Mané Ramírez García) es una chilena
de Rancagua, periodista de la Universidad de Concepción, quien el 9 de
septiembre del 73, su cumpleaños, se fue a Rancagua, con sus papeles,
tesis de grado listos, y cuando regresó no había Escuela. Se recibió y
partió a Santiago donde hizo práctica y trabajó en TV Nacional.
Luego se casó con un alemán.
Durante doce años fue docente de la cátedra de escenografía
y vestuario en la Universidad de Berlín. En la docencia le sirvió su
vena artística porque hizo mucho vestuario basándose en la pintura.
Sus diseños son muy pictóricos, su búsqueda se basa en observar,
pintar. Hace acrílicos y pastel y ha participado en exposiciones colectivas.
¿Cómo
llega al diseño teatral en el viejo continente?
Cuando llegué a Alemania, más precisamente
a Heidelberg, a algunas personas les llamó la
atención mi forma de vestir. Con cierto desenfado,
libertad y creatividad. Abrigo de los años 40,
cuello de zorro del mercado persa, sombrero. Eso me salía
innato y resultaba una vestimenta bastante teatral. Me
invitaron a participar en un montaje del grupo de teatro
de la Universidad, con una pieza de autor latinoamericano
ambientada en Colombia. Hice 65 diseños y la asistencia
escenográfica. Quedé atrapada entre géneros
y tijeras.
¿
Por qué estudió periodismo?
Mi papá quería que estudiara Leyes. Yo
quería periodismo. Hubo un conflicto importante.
Mi vocación estaba ligada con un ideal de justicia,
de ponerme de parte de gente tratada injustamente, de
ayudar y sentía que requería de una profesión
que tuviera un espacio más colectivo de influencia.
Llegué a los 17 años y experimenté algunos
miedos propios del vivir lejos de casa. Siempre recuerdo
que era una convencida que la objetividad existía,
pero en la escuela planteaban lo contrario, no existía,
pero sí hacían énfasis en la ética,
en la lucha por la verdad.
¿
Alemania la recibió bien?
En la Universidad de Heidelberg estudié Filología
Alemana. Quería dedicarme al periodismo. Hablaba
inglés y tras dos meses me las arreglé bastante
bien con el alemán. Tengo facilidad para los idiomas.
Hablo francés, italiano, portugués. Continué con
el diseño en ese período en Frankfurt,
Sttutgart y Bochum, donde mi trabajo llamó la
atención de la famosa coreógrafa Reinhild
Hoffmann quien al invitarme a trabajar con ella me abrió muchas
puertas. He realizado escenografías y vestuarios
en el Burgtheater de Viena bajo la régie de Claus
Peyman en obras como Peer Gyant.
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Su impactante curriculum exhibe trabajos a través
de toda Europa
Sí. He trabajado para estrenos mundiales de obras
de Elfriede Jellinek, Peter Handke y Christa Wolff. Recibí la
medalla de la ciudad de Viena como la mejor vestuarista
y escenógrafa de la ciudad, el 2000 por la producción
Die Eingeborne de Franz Xaver Kroetz en el teatro de
la Academia. En Alemania la crítica especializada
en la revista Teatro Hoy me distinguió como la
mejor vestuarista. He realizado trabajo en ópera
con regisseurs como Achim Freyer y en los teatros de
La Bastille, en París con Alceste; Moneda de Bruselas
con Tristán e Isolda; La Fenice de Venecia con
Turandot y Perséfone, escogidas como las producciones
del años en Italia y Don Giovanni. Mis trabajos
han sido parte de numerosos festivales europeos.
¿
Por qué no vino antes a Chile?
Venía, pero no a trabajar. Esta es la primera
vez y me siento grata, aunque tuve el típico temor
aquel que nadie es profeta en su tierra. Para Lohengrin,
el director me invitó, pues le pareció lógico
dado que soy chilena. Para cada uno de mis trabajos saco
mi veta periodística, pues me toca investigar.
Hacer el diseño de una ópera requiere saber
todo sobre el autor, su tiempo, los personajes, la música.
¿
Iría a Concepción a mostrar cuanto sabe
y su rica experiencia?
Encantadísima. Sé que ya no hay teatro
como el que alguna vez tuvo la Universidad, pero imagino
que el amor por esta expresión no ha terminado.
Además cerraría todo un círculo
en mi vida que siempre me ha inquietado, con amistades
que hice, con trabajos de especialización que
inicié entonces y que jamás he olvidado.
Mónica
Silva Andrade |