Sergio
Bustos
Profesor
Emérito
en Estados Unidos
Hasta
fines de 1971 era docente de fisiología en la
Universidad de Concepción. Hoy, Sergio Bustos
Valdés, ex docente de la UdeC, amante del lenguaje,
la música, el deporte y las ciencias básicas
es profesor emérito en la Universidad de Georgia,
Estados Unidos.
Oriundo de Constitución, casado, padre de tres
hijos y fundador del Club de Jazz de esta ciudad, estudió Odontología
en nuestra casa de estudios. Sin embargo, nunca ejerció. “Cuando
estaba en tercer año supe que lo mío eran
las ciencias básicas y me di cuenta que no quería
ejercer”.
La docencia la comenzó como instructor en el departamento
de Fisiología en 1958 y debido a su buen desempeño
y perfeccionamiento en la materia, obtuvo una beca de
la comisión Fullbrigth para realizar un doctorado
en Bioquímica en la Universidad de Rochester,
Nueva York.
Pero el destino fue más fuerte y, a pesar de que
su estadía era sólo de un año, se
casó y recibió un sorpresivo ofrecimiento:
cuatro becas de posgrado, entre ellas una de la Organización
de Estados Americanos, OEA.
-¿Cuánto
tiempo estuvo en Estados Unidos?
Nueve años y sólo iba por uno (ríe).
-¿Cuándo y por qué vuelve a Concepción?
Volví en 1967. Me ofrecieron realizar docencia
e investigación en la facultad de Medicina.
En ese período estaba en plena ebullición
la discusión sobre la reforma universitaria. Entrega
un recorte de El Sur de 5 de agosto de 1968, que da
cuenta del tema como la carrera docente y el perfeccionamiento
del personal académico. El texto señala: “Han
sido últimamente los docentes con grado de doctor
en las diferentes asignaturas quienes han propiciado
la la idea de crear una Escuela de perfecionamiento o
cursos de posgrado en la Universidad de Concepción.
Sergio Bustos, doctor of philosophy con mención
en Bioquímica y profesor del Instituto Médico
Biológico envió un documento con diversas
consideraciones personales sobre esta idea a la comisión
que estudia la reforma universitaria”.
-¿Cuánto tiempo estuvo acá?
Hasta 1971. Ahí me ofrecieron ser profesor en
la Universidad de Georgia en Estados Unidos. Ejercí hasta
1998, cuando me nombraron profesor emérito.
-¿Qué significó para usted ese nombramiento?
Yo nunca trabajé para obtener un título
de ese nivel, yo simplemente cumplí mis obligaciones
de investigación, docencia y extensión.
Pero sin duda que fue importante, un reconocimiento que
me hace estar muy tranquilo.
-¿Cuáles son las obligaciones de un Profesor
Emérito?
Debo estar ahí para cuando la Universidad me necesite.
Algunos seminarios, clases, cosas de ese estilo. En este
momento estoy disfrutando de mi jubilación.
-¿Qué hace en su tiempo libre?
Tengo bastante (ríe).
Me gusta mucho tocar guitarra, estudio piano,
juego
tenis. Me gustan los idiomas, por eso
estudio árabe y perfecciono
mi francés. Me interesan los asuntos relacionados
con Chile y Concepción, así es que leo
todos los días El Mercurio, La Tercera, New York
times, Washington Post y Le Monde.
-¿Nunca ha pensado en volver a vivir en Concepción?
No, yo estoy radicado en Estados Unidos,
allá está mi
esposa y mis hijos. Ahora sólo vine de visita.
-¿Cómo fue su paso por la Universidad de
Concepción?
Recuerdo con mucho cariño a mis profesores, compañeros,
el clima que imperaba, también a mis alumnos.
La educación que recibí fue muy buena,
con esa base aún realizo seminarios de farmacología
y anatomía, por ejemplo.
-Parece que el recuerdo le trae
nostalgia...
Fue una época bellísima que me gustaría
volver a vivir. María
Eugenia Guerra
Alumna pre-práctica
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