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nro 521  Lunes 31 de mayo de 2004

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Preocupante realidad previsional del país

Los chilenos comienzan su vida laboral más tarde, ahorran poco, se jubilan antes y viven más de lo previsto. Esta es la realidad que reveló el estudio Historia Laboral y Previsional dado a conocer recientemente por la superintendencia de AFP y que da malos augurios a los futuros jubilados, que ven cómo los afectará no haber ahorrado lo suficiente durante su vida activa.

Si en 1990 los hombres se jubilaban en promedio a los 57 años (8 antes de la edad legal), el año pasado la media bajó a 52; del 100% de los afiliados varones que se pensionó en el sistema de AFP desde 1982, casi el 70% lo hizo anticipadamente. A esto se suma la situación de las mujeres, que, según el estudio, tienen períodos de inactividad económica mayores que los de los hombres, lo que merma su cuenta de capitalización individual.

Todo esto no sería tan complicado si durante la vida activa los afiliados ahorraran lo suficiente para financiar su vida pasiva. El problema es que no es así. Hace cinco años las estimaciones hacían suponer que los trabajadores cotizarían cerca de un 90% de su vida activa, es decir, 36 de 40, suponiendo que un trabajador parte su vida laboral a los 25 y jubila a los 65. Pero los resultados preliminares de la encuesta de la SAFP demostraron lo dramático de la realidad, revelando que la densidad promedio de las cotizaciones desde 1980 al 2002 fue de 52,4%. Más dramático es el desglose para las mujeres: su densidad de cotizaciones es de 43,7% frente al 59,8% de los hombres.

El impacto de esto, en las pensiones, es directo. Basta ver que bajo supuestos razonables de rentabilidad y vida laboral activa, si se cotizara sin lagunas, el retorno sería una pensión equivalente al 83% de los ingresos, pero quien cotiza un 50% del tiempo –como en promedio lo estarían haciendo los chilenos- sólo recibirá una pensión equivalente al 41% de su remuneración.

Frente a este panorama una de las opciones es ahorrar más y mientras antes, mejor. En la actualidad existen en el sistema instrumentos como el Ahorro Previsional Voluntario (APV) y la cuenta 2. El APV es aquel monto de dinero que el trabajador destina, por su propia voluntad, para complementar su ahorro previsional obligatorio. Pueden ser cotizaciones voluntarias o depósitos convenidos. Con este instrumento el cotizante obtiene importantes beneficios tributarios. La cuenta 2 permite ahorrar libremente cualquier monto y sin restricciones de permanencia, en los cinco fondos de la AFP.

Actualmente, en la Universidad, de los 3.459 trabajadores, sólo 125 opta por el APV y 492 lo hace ahorrando en la Cuenta 2, por lo que la invitación es a ahorrar a través de estos mecanismos, ya que sólo así podrán estar tranquilos al momento de jubilar.

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