Mujeres
científicas, la otra manera de hacer ciencia
El
rector Lavanchy valoró las jornadas como una instancia
que podría ser un referente para la divulgación
científica, llegando a convertirse en un encuentro
anual de académicas universitarias del país.
Académicas
y profesionales de las más diversas disciplinas,
y no sólo de nuestra Universidad sino también
de las universidades Austral de Valdivia y de Atacama,
se dieron cita el viernes para participar en las III Jornadas
de Investigación de la Sociedad de Académicas
y Profesionales, encuentro que busca difundir la producción
científica de las mujeres universitarias, propiciar
la generación de grupos de investigación,
fortalecer los ya existentes y crear un espacio de intercambio
multidisciplinario.
Un
total de 37 trabajos agrupados según áreas
temáticas fueron presentados durante todo el día.
De ellos, 31 pertenecían a investigadoras de nuestra
casa de estudios y 6 a académicas de la Universidad
Austral de Valdivia y de Atacama.
Para
el rector Lavanchy, estas Jornadas permiten reafirmar
que el aporte de las mujeres en el campo de la ciencia
y la tecnología es esencial para lograr un desarrollo
humano sostenible, con equidad y contribuir a la cultura
de la paz mundial. Los retos que la nueva sociedad tecnológica
demanda no pueden llevarse a cabo sin la participación
de las mujeres.
No
se trata de hacer participar a la mujer porque esté
de moda o porque evidencie un comportamiento social o
políticamente correcto. Se trata de la necesidad
de integrar sus perspectivas, sus modos de conocimiento
y actuación en la construcción de paradigmas
científico-tecnológicos inclusivos, enriquecidos
por la diversidad de enfoques y comprometidos con el logro
de una real integración social.
Según
explicó la sicóloga y maestra en ciencias
de la UNAM con especialidad en estudios de género,
Norma Blazquez, en su conferencia inaugural Mujer y ciencia,
si bien las mujeres siempre han producido conocimiento,
su trabajo se acreditaba a otras personas y no se clasificaba
como científico.
Sólo
con el acceso de las mujeres a la educación superior
esta situación ha ido cambiando poco a poco, pero
aún queda mucho por avanzar, dijo.
Mujeres como Rosalind Franklin, vital en el descubrimiento
del ADN, figuran apenas en los archivos. Y su caso no
es único. El historial de mujeres científicas
ignoradas o subvaloradas no es menor. Muchas colaboraron
en forma decisiva o fueron puntales dentro de los equipos
de investigación donde el saber masculino fue determinante,
explica Blazquez.
La
visión de las mujeres ha permitido que se replanteen
las teorías científicas tradicionales, cambiando
radicalmente áreas como las ciencias sociales,
naturales y la epistemología.
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