Atención diferenciada

“Nunca ha estado muy claro cómo hacer el proceso, en qué momento, con qué tipo de servicios, y esto ha llegado a constituir un problema en el mundo, porque los adolescentes se enferman poco...es la etapa de la vida en que se es más sanos”, dice la funcionaria del ministerio de Salud.
El problema radica en dar con las fórmulas que estimulen a los jóvenes a concurrir a los servicios de salud, fundamentalmente para recibir información, consejería y apoyo para no enfermarse. En esto ha estado trabajando el Ministerio, desde 1995. En 1997 se elaboró un documento que sienta las bases de la política de salud para los jóvenes, a partir del cual, en los últimos dos años, se han instalado programas para el adolescente en casi todos los servicios de salud del país.

Este programa –explica- pretende diferenciar la modalidad de atención, de manera que “sea concordante con las características de los adolescente, que son impacientes, desconfiados, que les cuesta contar sus cosas a los adultos...”. Se trata de ofrecerles un espacio donde encuentren servicios que respondan a sus formas de ser y que, por tanto, sean valorados y usados por ellos.

El modelo considera el establecimiento de horarios y espacios diferenciados, profesionales y técnicos capaces de ganarse la confianza de los jóvenes, conocedores de su sicología, y apunta a la promoción de estilos de vida saludables, donde el ser sano es parte de la identidad en construcción.

Finalmente, dice, también está incluido un tema cívico. “Un componente importante del programa es que los jóvenes aprendan a solicitar atención en salud como ejercicio de un derecho. Una forma de ser ciudadano es cuando uno conoce los servicios de salud a que tiene acceso y los usa con responsabilidad. Para nosotros esto no es distinto de todo el tema de ciudadanía”, afirma López.