Hernán
Aguilera
En nuestra formación nos marcó
algo más que lo académico
Es
de esos profesionales con jornadas intensas. Pero es suficiente
que sepa que es de parte de la Universidad de Concepción,
su universidad, para que el médico cirujano Hernán
Aguilera Millas (casado, un hijo) se haga un espacio en
su agenda de jefe de Cirujanos y jefe de Urgencias del
Hospital del Trabajador de Santiago.
Junto
a la cirugía, que no ha abandonado, administra
parte fundamental de un establecimiento de salud complejo,
pero exitoso. Ejerce además la subrogancia de la
dirección médica del establecimiento porteño,
su traslado a Concepción para estudiar en la Universidad
al finalizar la década del 50 no fue en solitario,
sino con 9 compañeros.
Se
recibió en 1965 e hizo uso de una beca primaria
de cirugía toráxica en el Hospital del Tórax.
Luego se trasladó a Rancagua, volvió al
Instituto de Enfermedades Respiratorias y fue médico
residente, donde se intensificó la experiencia
como cirujano de pulmón, esófago, corazón
se intensifica. Se fue al Hospital de la FACH a Urgencia
y desde 1981 está en el Hospital del Trabajador.
-¿Cómo
fue su vida estudiantil?
En
el Hogar de Estudiantes que funcionaba como la gran casa
de todos quienes allí vivíamos y cuyo patio
era el barrio en todo su esplendor. Allí hacíamos
maldades (se ríe), íbamos a
fiestas y participábamos de todas las actividades.
Algo muy marcador era el impacto que la Universidad tenía
en la ciudad en pleno que recepcionaba muy bien y cálidamente
a los alumnos. Nunca nos sentimos extraños, sino
que acogidos ampliamente.
-¿Quiénes
fueron sus compañeros de promoción, aquéllos
con los que se reúne oficialmente cada cinco años?
Ingrid
Stehr, Ester Marcuse, importantes organizadoras de los
encuentros; Eduardo Caffarena, Lautaro Román, Fernando
Ruiz, quien vive y trabaja en Estados Unidos, y César
Saavedra, en Alemania, quienes se han hecho presentes
en nuestras reuniones.
-¿Cómo
es trabajar en un hospital que no sabe de conflictos en
el ámbito de la salud?
-El
hospital es un modelo que se ha demostrado exitoso, nosotros
tratamos fundamentalmente los accidentes del trabajo,
administramos la legislación en tal sentido, prevenimos
y pagamos la rehabilitación. Tenemos un respaldo
económico importante porque la medicina hoy en
el mundo, no sólo en Chile, es muy cara, no hay
forma de pagarla. Pero también tenemos un respaldo
técnico importante, como profesionales, como especialistas.
Hay otro elemento central de cualquier análisis,
recibimos a gente sana, que trabaja, jóvenes en
su inmensa mayoría que se han accidentado. Podemos
intentar muchas terapias con éxito y obtener logros
de sanidad y reinserción laboral altos, precisamente
por la condición de nuestros enfermos.
-¿Impacta
trabajar en urgencia?
-En
urgencias podemos estar con frecuencia observando ese
hilo delgado entre la vida y la muerte, lo que es una
experiencia vital. Frente a la imagen de médicos
acostumbrados al dolor, que nada nos asombra y nada nos
sensibiliza. Eso no es así.
-El
ser cirujano es una experiencia vital, el ser humano inerme
confiado en la buena mano de un profesional.
La
cirugía suele relacionarse sólo con el bisturí
y con el uso de las manos. El ejercicio de la cirugía
es algo más amplio. El acto quirúrgico es
una parte. Hay un olfato, un diagnóstico, está
el post operatorio, las eventuales complicaciones de esta
etapa, que requiere un manejo avanzado y prolijo. Los
cirujanos formamos parte de un equipo, sin equipo no funcionamos.
-¿Su
formación en medicina cómo la recuerda?
-Una
buena formación académica, sin duda, pero
a los ex alumnos nos marca otra cosa que no es sólo
lo académico, es el desarrollo en valores y en
la libertad del espíritu. En nuestra época
éramos algo ingenuos, pero nos imbuimos de valores
importantes, entre los que no se contaba la competitividad.
Hoy día a mis nietos, desde el kinder, les instan
a ser competitivos.
Mónica
Silva Andrade
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