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nro 459   Jueves 3 de octubre de 2002

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Lisette García
“Pese a los embates jamás se mató el espíritu”

Como alumna de trabajo social (1982-1987) Lisette García Bustamante, subdirectora nacional del Servicio Nacional de la Mujer, vivió momentos hermosos y complejos. Aún así, en el balance final, la segunda autoridad del Sernam, quien además cursa tercer año de leyes en una universidad privada, opina que haber estudiado en la Universidad de Concepción fue y sigue siendo un privilegio.

“Yo le agradezco el que haya sido una institución, donde pese a los embates, jamás se mató el espíritu”, enfatiza. Recuerda que su casa estaba situada a cuatro cuadras del barrio y que su atracción por las política públicas, en especial las sociales, así como las de focalización, resultaron parte de una fuerte vocación que se plasmó en la carrera elegida.

-¿Cómo fue su época estudiantil?

El enfoque asistencial del trabajo social se contraponía con lo que yo sentía que debía ser el curriculum de la carrera, que no satisfacía las necesidades de la sociedad en ese momento. Había temas ausentes como el de la ciudadanía, los derechos humanos y el enfoque para la formación era tradicional y funcional al Estado, el de la visitadora social. Eso pasaba al interior. En los pasillos, no obstante, se daba una completa ebullición con profesores y alumnos de espíritu libre, crítico, se respiraba un aire libertario. La Universidad fue un centro catalizador del espíritu y del pensamiento libre, en una época compleja y difícil para el mundo universitario, que se integraba al proceso de recuperación de la democracia, pero que mantenía en el Barrio, un cúmulo de actividades, que creaban un ambiente interesante. También eché de menos que fuera un curso mixto, que hubiera mayor complicidad entre mujeres y hombres.

-¿Dónde y cuándo parte su desempeño profesional?

-En La Leonera, en Chiguayante. Allí trabajé junto a un equipo multidisciplinario en un plan piloto de salud comunitario con dirigentes vecinales. Ese trabajo nos otorgó una mayor riqueza en el aprendizaje y la metodología a aplicar. A fines de 1990, en Santiago formo parte del gabinete de la señora Leonor Oyarzún de Aylwin. Luego pasé a Integra. Allí tuve un aprendizaje maravilloso en el mundo de la educación pre escolar.

-¿Regresa al Sernam donde antes ya estuvo?

-Estuve a cargo de la Coordinación Nacional de los Centros de Información y Derechos de la Mujer, Ciden, al que considero casi un proyecto personal, que tuvo cobertura nacional y equipos interdisciplinarios. Partíamos de la premisa que la información es poder y que quien no conoce sus derechos, no los puede ejercer. Me tocó recorrer las regiones y observar el desempeño de líderes regionales que aún hoy conservan su influencia e impronta. Fui jefa de proyectos en el Servicio Nacional de Menores, Sename. Pasé luego al Conace donde trabajé hasta que fui nombrada en este cargo.

-¿Cuál será su aporte como subdirectora del SERNAM?

-Hay necesidades cotidianas de las mujeres sobre las cuales hay que poner énfasis. Es el caso del acceso al trabajo, con políticas de empleo las cuales ya abordamos, la situación de pobreza de las mujeres, el cuidado de los hijos. Son temas sobre los cuales quiero ponerle la misma pasión de la Ministra Delpiano. En materia de equidad de género hay avances en leyes y una decena más que están actualmente en el Congreso y relacionadas con temas tan centrales como reformas a la de violencia intrafamiliar que la haga más operativa. Soy profundamente regionalista y en ello espero hacer mi aporte, para que se reconozca la particularidad de las regiones y en la creación de modelos de intervención que recojan esos elementos propios.

-La U de Concepción ha sido una adelantada en materia de estudios de género.

Lo sé y me enorgullece. Conozco a Felicitas Valenzuela, una académica importante en este tema, quien me ha invitado en alguna oportunidad. Creo que esos estudios pueden ser la base de acciones horizontales, entre disciplinas diferentes, que den cuenta de esa diversidad. Es necesario dar un salto cualitativo y reforzar los enfoques de género por ejemplo, a nivel de académicos y centros de alumnos.

Mónica Silva Andrade

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