Acreditación, primera meta para el posgrado
A
sus labores como docente e investigador de la facultad
de Ciencias Forestales, Jaime Millán ha agregado en las
últimas semanas una nueva responsabilidad, la dirección
de la Escuela de Graduados. En sus 35 años en la Universidad
–parte de los que ha estado Los Angeles y Chillán- le
ha tocado liderar importantes iniciativas, como la creación
de las carreras técnica y de ingeniería forestal y la
puesta en marcha de su Facultad en este Campus.
Con
el mismo convencimiento con que abordó estas tareas en
su momento, asumió su nuevo cargo: “los profesores titulares
tenemos el compromiso –que, aunque lo tienen todos los
académicos, es mayor en nuestro caso- de cooperar permanentemente
a que la Universidad sea cada vez mejor”.
En
esa perspectiva, Millán se ha impuesto de los grandes
desafíos de la formación de posgrado, para definir los
énfasis que dará a su gestión. “Tenemos que ser fieles
a lo que establece el plan estratégico”, dice cuando habla
del sentido de la conducción de esta unidad. De ahí que
defina la acreditación de todos los programas de posgrado
como la tarea más importante en estos momentos y cuyo
fin es dar a la actividad un sello de calidad. “Para eso
debemos tener académicos de calidad y productivos; laboratorios,
equipamiento y recursos para asegurar que el trabajo de
investigación que sustenta al posgrado se pueda efectuar
y todo de manera sustentable en el tiempo”.
Otra
de las tareas relevantes para el posgrado es el establecimiento
de redes colaborativas para potenciar los esfuerzos que
se invierten en esta formación. Aunque en esta área, en
general se apunta a la internacionalización –que es un
objetivo de importancia- el director cree que hay que
avanzar de forma paralela en la integración y complemen
tariedad entre programas en la Universidad y también dentro
del país.
En
su opinión, la relevancia que alcanzado esta actividad
se ha basado en un crecimiento sostenido. “El posgrado,
que en la Universidad nació en 1974, se ha ido desarrollando
silenciosamente y hoy tiene un volumen que sorprende”.
Reflejo de esto es el número actual de estudiantes, 1075
en magister y doctorado, y 1227, si se suman los alumnos
de especialidades médicas y odontológicas. “Se trata de
mil personas (en la caso del magister y doctorado) que
hacen investigación, que colaboran en docencia y que,
dentro de unos años, mostrarán los frutos de su trabajo
en una publicación o una nueva contribución a la ciencia
que tendrá efectos en los índices de productividad universitarios”.
Estas nuevas generaciones de científicos despiertan una
fuerte preocupación en Millán. En su opinión, hay que
trabajar por acercarlos a la academia (porque ellos serán
el recambio de la actual planta docente de posgrado) y
por promover en ellos una formación integral, de manera
que se transformen en líderes, con un sello especial,
en los lugares en que se inserten.
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