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Juan Carlos González
“Con la riqueza de los pobres”
Juan
Carlos González Vega -36 años, casado, dos hijos- sicólogo
jefe del Area Técnica y Territorial de Conace Metropolitana
desde comienzos de 2001, es parte de la primera promoción
de egresados de la carrera (1985).
Como
universitario integró el Movimiento Democrático Popular
(MDP), el Comité Democrático (Code) de su facultad y presidió
el Centro de Alumnos de su carrera en 1988. Por eso no
extraña que los recuerdos más fuertes de su paso por la
Universidad de Concepción tengan que ver con rectores
delegados, intervención, carabineros y militares en el
campus.
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¿Recuerda a algún profesor de aquellos años?
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Sí, claro. Rogelio Benavente, el “tata” Benavente, a pesar
de haber sido tremendamente conservador, políticamente
conservador, era un tipo derecho, era de derecha y era
derecho. Yo fui presidente del Centro de Alumnos en su
tiempo y nos entendíamos, lamentablemente no se dan dos
veces gente así. Ese era un tiempo de mística, con posibilidades
de discutir, de confrontación abierta pero leal, después
se perdió todo eso.
Dice
haber ingresado a una carrera que lo prometía todo, pero
que pasado el tiempo demostró ser una más de las llamadas
de “tiza pizarrón”, distinto a lo que es hoy Sicología.
Frente a eso se cohesionaron como grupo y formaron comités
reivindicativos, logrando la contratación de profesores
y la implementación del Capsi. Eso
fue la gran enseñanza de ese período, sostiene. “Creo
que nosotros tenemos una gran fortaleza que es como la
riqueza del pobre: con poco hacemos mucho, y eso se da
particularmente en la carrera nuestra, porque nosotros
fuimos la primera generación de sicólogos en la Universidad
de Concepción”.
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¿Esto marca alguna diferencia con profesionales de otras
universidades?
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Totalmente. Eso te marca como una actitud activa. Por
eso lo que más rescato de la Universidad es que nosotros
nos sobrepusimos a esa situación, salimos con la concepción
de que había que luchar por cada cosa que uno quería.
Fuimos una generación marcada por una gran cohesión interna
y por la capacidad de movilización. En cada institución
en donde estamos, que no tiene los recursos, no somos
los que nos quedamos, somos los que multiplicamos los
recursos, “aperrados”, somos los tipos que andamos en
terreno y eso nos diferencia con otros colegas de otras
universidades.
Eso
es lo positivo, asegura, pero reconoce falencias. Un posgrado
en terapia familiar en el Centro de Terapia Sistémica
(CTS) y otro en la Universidad de Chile, también en enfoque
sistémico, han completado en formación. Fue uno de los
primeros sicólogos que trabajó en consultorios en Penco
(1991) junto a un compañero, realizó trabajo docente en
la Universidad Católica de la Santísima Concepción, asesorías
en área laboral en Petrox y en municipalidades de la zona.
El 2000 llegó a Santiago, continuó su tarea docente en
la Universidad Cardenal Raúl Silva Henríquez y se incorporó
a Conace.
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¿Qué diría de su trabajo actual?
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Estoy súper satisfecho con lo que estoy haciendo. Estamos
trabajando con las familias más pobres y necesitadas,
las familias de los consumidores de drogas. Detrás de
esto hay un gran negocio, son grandes empresas que ganan
dinero a costa de los cabros que consumen. Esto para mi
es sumamente importante, como lo es también el colaborar
técnicamente con el gobierno de Ricardo Lagos que le da
importancia a este tema desde el trabajo con la gente,
la participación, las redes comunales y no desde lo punitivo,
desde lo judicial, que no deja de ser importante, pero
que no es una manera humanitaria de enfocar el problema.
Erwin
Acevedo Ibáñez
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