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Patricio
Jarpa Remaggi
De
Chillán a Mérida, de la medicina
veterinaria a la odontología
Sus
años en la Universidad de Concepción le dieron una sólida
formación que le ha permitido guiar su exitosa carrera
académica en la Universidad de Los Andes, Ula, de Mérida
en Venezuela, a donde llegó a estudiar Odontología en
1978 y a la que se incorporó como docente hace 17 años.
Para
el chillanejo Patricio Jarpa Remaggi (49 años, casado
con Iris, venezolana, con quien tiene dos hijos), uno
de sus mayores logros académicos es haber sido elegido
decano de la facultad de Odontología, cargo desde el cual
le ha correspondido liderar el proceso de cambios curriculares
que busca entregar profesionales integrales a la sociedad.
En
su último visita a sus padres, en Concepción, Jarpa se
reunió con el decano Fernando Escobar, con quien acordaron
la puesta en marcha de un programa de intercambio que
unirá a académicos y profesores penquistas y de Mérida.
“Hemos visto que tenemos muchas cosas en común, ambas
facultades están viviendo y han vivido procesos similares,
y sería bueno compartir experiencias y en este mundo globalizado
no se justifica estar aislados, con los medios que existen
podemos estar en contacto permanentemente”, dice.
Al
ingresar a la Universidad, Patricio Jarpa no tenía clara
su vocación. Optó por el ex Instituto de Lenguas “con
miras a fortalecer el inglés como segunda lengua”, mientras
definía su camino profesional. De esa época recuerda haber
sido “chaperón” de la candidata a reina de su especialidad,
un título poco cómodo –cuenta- porque quienes lo asumían
eran el centro de las burlas.
La
apertura, en 1972, de Medicina Veterinaria le dio una
oportunidad para decidir su futuro. Jarpa fue parte del
primer curso de la nueva carrera del campus Concepción.
“Es
propio de las carreras que se inician, pasar por muchos
problemas e improvisaciones y eso fue una experiencia
bien enriquecedora; se creó un grupo humano muy importante
que permitió que la carrera siguiera adelante”.
Cada
grupo con su perro
Poniendo
a prueba su escasa capacidad de retener nombres completos,
Jarpa aventura una corta lista de apellidos de algunos
de sus profesores: Islas, Arias y Pineda; con una mención
especial al ya fallecido doctor Tapia. “Era un maestro...viajaba
todas las semanas desde Linares para darnos clases de
anatomía humana, que se realizaban en el antiguo matadero
de Concepción”. El lugar, dice, estaba vagamente habilitado
y lo anecdótico es que los primeros especímenes de estudio
eran perros. «Nosotros mismos salíamos a recolectarlos
en la periferia para poder hacer nuestras tareas e investigaciones”
Luego
vino el traslado de la carrera a Chillán, donde «los estudiantes
de Agronomía sintieron que sus dominios eran vulnerados...pero
pasada esa etapa se produjo una relación muy bonita entre
ambas carreras”.
Un
decano chileno
A
mediados de los 70, la familia se instaló en Venezuela.
En 1978 Patricio Jarpa ingresó a la Ula (institución donde
su madre había llegado previamente) y ante la inexistencia
de la carrera de Medicina Veterinaria eligió Odontología,
aprovechando su base de conocimientos biológicos y lo
que heredó de la Universidad de Concepción. “Arrancar
con una carrera nueva hizo que mi formación fuera más
integral y en Venezuela pude probar la sólida formación
que recibí aquí, porque me sentí tranquilo, bien preparado”.
Graduado
en 1982, se incorporó a la planta académica de la casa
de estudios en 1985 como profesor asociado al área de
Ciencias Básicas. En 1994 hizo una especialización en
medios instruccionales, en la Universidad de Iowa, donde
también obtuvo la maestría en Biología Bucal.
“La
última gracia” –dice- es que hace dos años fue postulado
para liderar la facultad de Odontología. Su gestión ha
estado enfocada a consolidar la innovación curricular
en Odontología, que partió con el paso de un régimen semestral
a uno anual. “Pero no sólo eso, sino que cambia los paradigmas
en educación odontológica, de una educación basada en
especialidades a una odontología integral, con mucho énfasis
en el contacto y la proyección comunitaria de la docencia”.
La
gestión de Jarpa tiene muy conformes a sus compañeros
en la facultad y más aún a los alumnos. Una encuesta realizada
a estudiantes de la Ula, por un periódico local, evalúa
precariamente a varios directivos de facultades, en tanto
que Jarpa acapara las mejores opiniones junto a otros
dos decanos. (jvm)
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