Patricia
Barrera Riffo
“Evadir
los impuestos es nefasto para el cuerpo social”
Su
desempeño como jefa de Operación Renta de la dirección
Región Metropolitana Santiago Centro del Servicio de Impuestos
Internos le permite una importante interacción con el
público, una demostración del proceso de modernización
en la institución encargada de la recolección de impuestos.
Patricia
Barrera Riffo (casada, dos hijas) ingeniero comercial
de nuestra Universidad se desempeña en el SII desde 1978,
tiempo más que suficiente para ser testigo y protagonista
privilegiada del proceso de acercamiento de la entidad
hacia las personas, de la recolección de información de
la ciudadanía como bien público, sobre intereses privados,
y que tuvo su expresión el presente año, en la declaración
de impuestos a través de internet.
-¿Cuándo
y por qué llega a estudiar a la Universidad?
-
Mi padre era gerente del hotel City y nosotros vivíamos
en el mismo hotel, por lo que estudiar en la Universidad
resultaba cercano y accesible. Yo era bastante joven en
1970 y el plantel resultó todo un descubrimiento, partiendo
porque en un curso de cien alumnos, sólo diez éramos mujeres.
Se dio un proceso de aprendizaje y convivencia muy bueno.
Por constituir una clara minoría fuimos muy bien acogidas
y tratadas. La Universidad en sí es acogedora, grata,
con oportunidades para la práctica de deportes.
-¿Qué
recuerdos tiene de su Facultad?
-
Buenos, en cuanto a la formación académica que entregaba
la Escuela y los profesores encargados de ello. Me especialicé
en administración por lo cual mis recuerdos más intensos
están orientados en esa área y de profesores como Cristóbal
Fasce, que hacía finanzas y que luego partió a ejercer
a Bolivia. De mis compañeros de generación, con varios
de ellos me veo con frecuencia en mi calidad de directora
de la Asociación de Ingenieros Comerciales en Santiago,
el caso de Juan Luis Kotsner, Gerardo Schell, Verónica
Montellano, y Ana María Palacios.
-
Hábleme de su desempeño profesional
-
Una vez recibida me fui a Brasil, y al año siguiente regresé
a Chile y por concurso externo ingresé al ministerio de
Salud. Me desempeñé como gerente de finanzas del área
hospitalaria de Concepción, donde trabajé junto a Víctor
Hernández. En 1978 me interesó especializarme y postulé
a un llamado del Servicio de Impuestos Internos y aquí
estoy desde entonces. He cumplido diferentes funciones
y realizado diversos trabajos en Valparaíso, Rancagua
y Santiago.
-
Está a cargo de un lugar donde se atiende, entre otros,
a los contribuyentes cuyas declaraciones de renta tienen
reparos ¿cómo es esta tarea?
-
Es una labor intensa y exigente, estamos notificando mensualmente
a 5.300 personas. También atendemos a la gente con problemas
insolutos de años anteriores a las cuales se les condiciona,
por ejemplo, el timbraje de documentos. Funcionamos como
una empresa. Así la concebimos, sólo que una empresa pública.
Se privilegia la atención del contribuyente, nuestro cliente,
para lo cual contamos con un sistema informático eficiente
y moderno y exigencias permanentes de capacitación al
personal. Por ejemplo, un error del contribuyente, a su
favor, es advertido y puede ser subsanado. Tendemos a
trabajar sin prejuicios ni distingos de ningún tipo. No
hay contribuyentes privilegiados.
-
Los tributos o impuestos suelen ser motivo de disgustos
para la personas corrientes ¿cómo se cambia la idea que
son recursos que se nos sacan sin recibir demasiado a
cambio?
-Con
educación e información permanente y acabada. Con mayor
consciencia, pues se comprende lo que se conoce. El tema
de los impuestos es necesario que lo aprendan los niños
desde pequeños en el colegio, que entiendan el sentido
de los mismos, lo que ellos permiten en beneficio de todos:
educación, vivienda, salud, obras públicas, etc. En educación
cívica habría que integrar el tema, enseñar que evadir
los impuestos es nefasto para el cuerpo social.
Mónica
Silva Andrade
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