La
exposición del investigador brasileño dio inicio
al ciclo de conferencias de los Posgrados en Oceanografía
de este semestre.
Conocer
el comportamiento de la erosión en las zonas costeras
puede ser de suma utilidad cuando se proyectan construcciones
de muelles, carreteras o poblaciones en áreas cercanas
al mar. Una precaución que rara vez toman los ingenieros,
dice el académico e investigador de la Universidad
de Río Grande del Sur (Brasil) Carlos Correa, quien
por noveno año consecutivo visitó el departamento
de Oceanografía para participar como conferencista
en los cursos internacionales del posgrado.
Correa sostiene que, por mucho tiempo, la erosión
costera ha sido entendida como un problema asociado
a los cambios del nivel del mar; pero sucesivas
investigaciones han demostrado que en este proceso
intervienen factores morfológicos y antropogénicos
(la acción del hombre).
La morfología, para Correa, es el principal agente
de la erosión, pues influye en la forma en que las
olas se descargan en las costas. Es la morfología
–asociada al tipo de vientos- la que determina que
las olas sean divergentes o que converjan en un
mismo punto, detonando procesos erosivos.
Pero, a juicio del investigador, el hombre es el
peor agente. Muchas de sus acciones estimulan la
erosión. El se ha encargado de retirar de la costa
las dunas frontales; esos campos arenosos que constituyen
barreras naturales, en las playas, que impiden la
entrada del mar.
“(Las
dunas) son un escalón natural. Si el hombre las
retira, las olas invaden la playa hasta que se forma
un nuevo eslabón”, dice. En ese proceso, explica,
el mar avanza, destruyendo laderas, construcciones
o infraestructura vial, hasta encontrar un nuevo
punto de equilibrio.
Este
es uno de los aspectos que, según Correa, debe ser
previsto por los ingenieros o gestores de proyectos
de construcción: es imprescindible establecer dónde
puede situarse el nuevo punto de equilibrio de las
playas, para evitar la destrucción de infraestructura,
dice. Por otro lado, afirma, se debe considerar
que la erosión es un proceso puntual, pero que es
reflejo de fenómenos que ocurren en otros lugares
y que existe una dinámica clara en su comportamiento:
las áreas de desgaste tienen su contrapartida en
áreas de depositación del material que resulta de
la erosión.
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