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nro 418   Jueves 30 de agosto de 2001

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El hombre, el peor agente de la erosión

Tradicionalmente la erosión costera ha sido entendida como un resultado de los movimientos del nivel del mar, pero para Carlos Correa, la morfología y la acción del hombre son los factores más determinantes en este proceso.

La exposición del investigador brasileño dio inicio al ciclo de conferencias de los Posgrados en Oceanografía de este semestre.

Conocer el comportamiento de la erosión en las zonas costeras puede ser de suma utilidad cuando se proyectan construcciones de muelles, carreteras o poblaciones en áreas cercanas al mar. Una precaución que rara vez toman los ingenieros, dice el académico e investigador de la Universidad de Río Grande del Sur (Brasil) Carlos Correa, quien por noveno año consecutivo visitó el departamento de Oceanografía para participar como conferencista en los cursos internacionales del posgrado.

Correa sostiene que, por mucho tiempo, la erosión costera ha sido entendida como un problema asociado a los cambios del nivel del mar; pero sucesivas investigaciones han demostrado que en este proceso intervienen factores morfológicos y antropogénicos (la acción del hombre).

La morfología, para Correa, es el principal agente de la erosión, pues influye en la forma en que las olas se descargan en las costas. Es la morfología –asociada al tipo de vientos- la que determina que las olas sean divergentes o que converjan en un mismo punto, detonando procesos erosivos.

Pero, a juicio del investigador, el hombre es el peor agente. Muchas de sus acciones estimulan la erosión. El se ha encargado de retirar de la costa las dunas frontales; esos campos arenosos que constituyen barreras naturales, en las playas, que impiden la entrada del mar.

“(Las dunas) son un escalón natural. Si el hombre las retira, las olas invaden la playa hasta que se forma un nuevo eslabón”, dice. En ese proceso, explica, el mar avanza, destruyendo laderas, construcciones o infraestructura vial, hasta encontrar un nuevo punto de equilibrio.

Este es uno de los aspectos que, según Correa, debe ser previsto por los ingenieros o gestores de proyectos de construcción: es imprescindible establecer dónde puede situarse el nuevo punto de equilibrio de las playas, para evitar la destrucción de infraestructura, dice. Por otro lado, afirma, se debe considerar que la erosión es un proceso puntual, pero que es reflejo de fenómenos que ocurren en otros lugares y que existe una dinámica clara en su comportamiento: las áreas de desgaste tienen su contrapartida en áreas de depositación del material que resulta de la erosión.

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