Las características de los patrones de
circulación en el Golfo de Arauco sugieren que esta zona reúne condiciones especiales
que podrían favorecer una mayor permanencia de larvas de peces en el lugar y, por ende,
tasas de mayor crecimiento.
Estas son algunas de las conclusiones a las que han llegado los investigadores del
Centro de Oceanografía Física Costera de la Universidad de Old Dominion (Estados Unidos)
y del departamento de Oceanografía a partir de la información recopilada durante un
crucero conjunto que se llevó a cabo en la zona en diciembre del año pasado, en el marco
de un programa de colaboración interinstiticional.
Como parte de este programa que cuenta con el apoyo de la National Science
Fundation y Conicyt- el departamento de Oceanografía recibió el mes pasado la visita de
los investigadores Larry Atkinson y Arnoldo Valle, quienes participaron en una serie de
reuniones, con sus pares penquistas, destinadas a analizar los datos recogidos durante la
expedición.
Parte de estos resultados fueron dados a conocer por Valle en una exposición -que se
integró al ciclo de conferencias de los programas de posgrado en Oceanografía- donde
señaló que su interés por el Golfo de Arauco se debía a que se trata de una zona que,
hasta antes de la crisis del jurel, era conocida por su riqueza productiva (en ella se
concentraba el 4% de la captura mundial del jurel). Por ello, la idea era conocer sus
características topográficas y de circulación.
El investigador norteamericano manifestó que, al igual que en otras bahías del margen
oriental alineadas hacia el Ecuador, los patrones de circulación en la zona son inducidos
por los vientos. Valle dice que en el caso del Golfo de Arauco el viento juega un papel
esencial en el forzamiento de procesos de surgencia (transporte de aguas profundas hacia
las capas superficiales del océano) que son los que influyen la productividad (factor que
determina la disponibilidad de alimentos) particularmente en la zona sur.
En el caso del departamento de Oceanografía, las investigaciones estaban dirigidas a
determinar cómo los flujos de agua hacia adentro y hacia fuera del Golfo actúan en el
transporte de larvas de peces hacia el mar abierto o en la retención de ellas dentro de
la bahía. A juicio del jefe del laboratorio de Oceanografía Pesquera y Ecología Larval
del departamento de Oceanografía, Leonardo Castro, las observaciones permiten afirmar que
el Golfo actúa como una especie de sala cuna para las larvas.
"Por el tipo de circulación que hay en el Golfo es posible que las larvas
permanezcan por períodos más largos en la zona costera", dice Castro. Esto
favorecería un crecimiento más rápido de las larvas y mayores tasas de sobrevivencia.